Por Matteo Matzuzzi
El presbítero general de la Compañía de Jesús, el padre Arturo Sosa Abascal, con las entrevistas no tiene suerte. Hace años teorizó que, después de todo, no podemos saber exactamente lo que Jesús dijo, ya que en su día "no había grabadoras". Ayer, entrevistado por el Tempi mensual, dijo que el diablo no existe.
El periodista Rodolfo Casadei preguntó:
- Padre Sosa, ¿existe el diablo?
- De diferentes maneras. Necesitamos entender los elementos culturales para referirnos a este personaje. En cualquier caso, él no es una persona como una persona humana. Es una forma de maldad presente en la vida humana. El bien y el mal están en una lucha permanente en la conciencia humana, y tenemos formas de indicarlos. Reconocemos a Dios como bueno, completamente bueno. Los símbolos son parte de la realidad, y el demonio existe como una realidad simbólica, no como una realidad personal.
El problema es que el catecismo de la Iglesia Católica dice lo contrario de lo que Sosa afirma, e incluso el papa (que es jesuita) ha estado repitiendo durante seis años que el demonio es real y algo en la carne: "El Maligno indica un ser personal eso nos atormenta. No creemos que sea un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea. Este engaño nos lleva a bajar la guardia", escribió en la exhortación apostólica Gaudete et exsultate promulgada en 2018.
Il Foglio
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