jueves, 10 de enero de 2019

MONSEÑOR RICCA ES LA PRUEBA DE LA PROFUNDIDAD DE LA INFILTRACIÓN HOMOSEXUAL EN LA IGLESIA

Tuve la impresión que todos sabían acerca de Monseñor Battista Ricca, quien es el director de la Casa Santa Marta (donde vive el Papa) y que fue el enlace escogido por el Papa, sus "ojos y oídos", sobre la reforma del Banco del Vaticano.

Por Steve Skojec

Pero vi una publicación de un católico esta semana que indicaba que no conocía esa historia. Así que decidí que sería útil repetir lo que sé aquí. Al enfrentarnos con el tema de los homosexuales en el clero, es importante saber cuál fue el contexto de una pregunta sobre Ricca que Francisco respondió con aquella frase infame: "¿Quién soy yo para juzgar?"

Es de destacar el hecho de que, del enlace elegido por el Papa para la reforma del Banco del Vaticano, monseñor Battista Ricca, se dijo que había indignado a figuras de la iglesia en Uruguay durante un cargo diplomático que desempeñó en 1999, cuando se mudó "con su amante, Patrick Haari, un capitán del ejército suizo, con él", y que luego Haari fue expulsado por el nuncio apostólico Janusz Bolonek en 2001. Ricca fue capturado más tarde ese año en un ascensor, donde fue "atrapado con un joven conocido por la policía local" después de ser atacado en un "campo de observación", un lugar de reunión para los homosexuales del área. No hay indicios de que Ricca haya sido removido de su posición como Prelado del Banco del Vaticano, a pesar de las indicaciones de que su pasado estaba oculto al Papa y se informó de su renuncia ofrecida ya en 2013. Menos conocido es el hecho de que se refería a una pregunta específica sobre Monseñor Ricca y que el Papa Francisco respondió indigno: "¿Quién soy yo para juzgar?"

Entonces, ¿cuál fue el contexto para el comentario perverso del Papa? Cuando Francisco regresaba de Río para la Jornada Mundial de la Juventud en 2013, se le hizo la siguiente pregunta y dio la siguiente respuesta. Es una revelación cuando las personas ponen esto en contexto:


Ilze Scamparini:

Quisiera pedirle permiso para hacer una pregunta un poco delicada: hay otra imagen que también ha dado la vuelta al mundo, que ha sido la de Monseñor Ricca y las noticias sobre su intimidad. Quisiera saber, Santidad, ¿qué pretende hacer en esta cuestión? ¿Cómo afrontar esta cuestión y cómo Su Santidad pretende afrontar toda la cuestión del lobby gay?

Papa Francisco:

Lo de Mons. Ricca: He hecho lo que el Derecho Canónico manda hacer, que es la investigatio previa. Y en esta investigatio no hay nada de lo que le acusan, no hemos encontrado nada de eso. Ésa es la respuesta. Pero quisiera añadir otra cosa sobre esto: Yo veo que muchas veces en la Iglesia, independientemente de este caso, pero también en este caso, se van a buscar “pecados de juventud”, por ejemplo, y se publican. No los delitos, ¡eh!, los delitos son otra cosa: el abuso de menores es un delito. No, los pecados. Pero si una persona, laica o sacerdote o religiosa, ha cometido un pecado y después se convierte, el Señor perdona, y cuando el Señor perdona, el Señor olvida y esto para nuestra vida es importante. Cuando vamos a confesarnos y decimos de verdad: “He pecado en esto”, el Señor olvida y nosotros no tenemos derecho a no olvidar, porque corremos el riesgo de que el Señor no se olvide de nuestros pecados. Es un peligro éste. Esto es importante: una teología del pecado. Muchas veces pienso en san Pedro: cometió uno de los peores pecados, renegar de Cristo, y con este pecado lo hicieron Papa. Tenemos que pensarlo bien. Pero, volviendo a su pregunta más concreta, en este caso, he realizado la investigatio previa y no hemos encontrado. Ésta es la primera pregunta.

Además, usted hablaba del lobby gay. Bien, se escribe mucho del lobby gay. Todavía no he encontrado quién me enseñe un carnet de identidad que diga “gay” en el Vaticano. Dicen que los hay. Creo que cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir el hecho de ser una persona gay, del hecho de hacer un lobby, porque ningún lobby es bueno. Son malos. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El Catecismo de la Iglesia Católica explica esto de una manera muy hermosa; dice... Un momento, cómo se dice… y dice: “No se debe marginar a estas personas por eso, deben ser integradas en la sociedad”. El problema no es tener esta tendencia; no, debemos ser hermanos, porque éste es uno, pero si hay otro, otro. El problema es hacer el lobby de esta tendencia: lobby de avaros, lobby de políticos, lobby de los masones, tantos lobby... Éste es el problema más grave para mí. Y le agradezco mucho la pregunta. Muchas gracias.

Si usted, como yo, piensa que la infiltración homosexual del clero está en la raíz de gran parte de la corrupción que enfrentamos en la Iglesia hoy en día, esto debería ser un indicador sólido de que tenemos que superar enormes obstáculos antes de poder comenzar a abordar el problema. Algunas personas señalarán los recientes comentarios negativos del papa sobre los homosexuales en el sacerdocio como una indicación de que está del lado de los ángeles con esto. Pero animo a la gente a recordar La Regla de Perón. No escuches lo que dice. Mira lo que hace. Las acciones hablan más que las palabras.


OnePeterFive


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