viernes, 18 de enero de 2019

ALQUILER DE VIENTRES: ¿A QUIÉN BENEFICIA Y A QUIÉN PERJUDICA? CONSIDERACIONES BIOÉTICAS


El debate sobre el tema de la "subrogación gestacional"  (un término eufemístico que intenta disfrazar la realidad de una mujer que se ofrece para llevar un embarazo a cambio de dinero) se encuentra en la arena política y social.

Por Julio Tudela Pharm (*)

Los partidarios más firmes de la legalización de "vientres en alquiler" son los grupos LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales), en contra de ciertos movimientos feministas que se oponen abiertamente porque consideran que es una violación de la dignidad de las mujeres y la defensa de la familia. Grupos, que lo clasifican como un ataque a la familia, la unidad del matrimonio, la maternidad, las mujeres y el propio niño.


Mito altruista

Sin embargo, parece que los grupos LGBTI y la ideología de género que los sustenta, está ganando en el intento de legalizar esta práctica, con la aquiescencia de algunos partidos políticos. Por cierto, la propuesta de legalización de esta forma de embarazo, solo en el caso de que no haya pago financiero, es ingenua y poco realista. En los países donde se ha propuesto esta opción, la ausencia virtual de mujeres que aceptan llevar un embarazo de forma "altruista" continúa empujando a las personas que buscan esta opción hacia países en los que su legalización implica un pago por el "servicio".

La evidencia científica ha establecido claramente la importancia de la relación materno-fetal en la evolución y el desarrollo del feto (ver AQUÍ), y en el establecimiento de vínculos de apego entre la madre y el niño que serán vitales en su desarrollo postnatal.

El bailarín y coreógrafo Flavio Mendoza con Dionisio, el niño adquirido tras una subrogación de vientre

La “incubación” biológica deshumaniza a la mujer y su hijo

El concepto de embarazo como si fuera una mera "incubación biológica", un proceso de nutrición aséptico, sin más vínculos entre la madre y el niño que el desarrollo biológico, es un grave error científico y antropológico que deshumaniza a la mujer y su hijo, devaluando la dignidad que ambos poseen como seres humanos.


El niño tiene derecho a un padre y una madre

Quedarse embarazada y renunciar a sabiendas a la maternidad posterior es antinatural. Además, es un ataque a la dignidad del niño, quien tiene derecho a un padre y una madre y  a conocer quienes son ellos.


La Unión Europea cede la práctica de la subrogación


Sin embargo, no somos sólo nosotros quienes lo decimos. El 30 de noviembre de 2015, la sesión plenaria del Parlamento Europeo, en su Informe anual sobre los derechos humanos y la democracia en el mundo y la política de la Unión Europea al respecto, declaró que: "Condena la práctica de la subrogación, que socava la dignidad humana de la mujer ya que su cuerpo y sus funciones reproductivas se utilizan como una mercancía". También “considera que la práctica de la subrogación gestacional implica la explotación reproductiva y el uso del cuerpo humano para obtener beneficios económicos o de otro tipo, en particular en el caso de las mujeres vulnerables de los países en desarrollo, debe prohibirse y tratarse como una cuestión de urgencia en la salud humana".


La modelo Luciana Salazar con Matilda, la niña adquirida tras una subrogación de vientre

Pero, ¿quién se beneficia realmente? Bueno, básicamente, aquellos que consideran la paternidad como un derecho oprimiendo todos los demás derechos de los afectados en el cumplimiento de sus deseos

Estos incluyen:
* Hombres y mujeres que, aunque solteros, exigen la paternidad
* Parejas heterosexuales con problemas de esterilidad o simplemente hedonismo, por lo que quieren evitar los "inconvenientes" de un embarazo
* Parejas homosexuales o parejas en las que uno de los miembros es transexual, cuyas relaciones sexuales son, por su propia naturaleza, estériles

Sin embargo, son estos últimos (representados por colectivos LGBTI) quienes parecen ser los protagonistas de la presión ideológica y de los medios de comunicación en pos de su legalización, muy sensibles al deseo de ser padres y muy beligerantes en su defensa, aunque no tanto en cuanto a las consecuencias de su decisión para la madre y su hijo. Primero, porque mercantiliza el cuerpo de la madre sustituta y fractura a su persona debido a la división involucrada en llevar en su vientre a un hijo que ha decidido abandonar. En segundo lugar, porque el niño está indefenso ante una decisión que lo priva del derecho a conocer y ser amado y cuidado por la madre que lo dio a luz.


La madre embarazada "vendió" a su hijo a otra persona

No todos los que defienden el derecho a la libertad en sus demandas realmente lo defienden. Pagar a una mujer para que cargue a un niño y que luego renuncie a él, después de su nacimiento, por dinero, no parece representar un gran avance en el logro de los derechos de las mujeres. Tampoco contribuimos al respeto de los derechos del niño, cuya madre embarazada lo "vendió" a otra persona. Esto, es lo más serio, porque se trata del derecho del niño a ser amado por sí mismo, por la persona que lo concibió, lo llevó y lo dio a luz, que debería haberlo hecho porque lo amaron, porque es digno y se merece ser tratado como persona, y no como un objeto de satisfacción de los llamados "derechos de crianza" que deben lograrse a toda costa, desafortunadamente a expensas de las mujeres pobres y los niños indefensos.

*) Doctor en Filosofía

Observatorio de bioética
Universidad catolica de valencia


bioethicsobservatory

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