sábado, 15 de enero de 2022

UN ACTO DE HOLOCAUSTO COMO VÍCTIMA DEL AMOR MISERICORDIOSO DE DIOS

Oración escrita por Santa Teresita del Niño Jesús el 9 de junio de 1895. Esta oración fue encontrada después de su muerte en el ejemplar de los Evangelios que llevaba siempre cerca de su corazón.


ORACIÓN

¡Oh, Dios mío! ¡Oh Santísima Trinidad! Deseo amarte y hacerte amar, trabajar por la gloria de la Santa Iglesia salvando almas aquí en la tierra y liberando a las que sufren en el Purgatorio. Deseo cumplir perfectamente Tu Santa Voluntad y alcanzar el grado de gloria que Tú has preparado para mí en Tu Reino. En una palabra, deseo ser santa, pero sabiendo lo impotente que soy, te suplico, Dios mío, que seas Tú mismo mi santidad.

Ya que me has amado tanto como para darme a tu Hijo Unigénito para que sea mi Salvador y mi Esposo, los tesoros infinitos de sus méritos son míos. Te los ofrezco con gusto, y te ruego que me mires sólo a través de los ojos de Jesús, y en su Corazón inflamado de amor. Además, te ofrezco todos los méritos de los santos, tanto en el cielo como en la tierra, junto con sus actos de amor y los de los santos ángeles. Por último, te ofrezco, oh Santísima Trinidad, el amor y los méritos de la Santísima Virgen, mi querida Madre, a la que encomiendo esta oblación, rogándole que te la presente.

Durante los días de su vida en la tierra, su Divino Hijo, mi dulce Esposo, nos dijo "Si pedís algo al Padre en Mi Nombre, Él os lo dará". Por eso estoy segura de que Tú cumplirás mi anhelo. Oh Dios mío, sé que cuanto más quieres conceder, más nos haces desear. En mi corazón siento deseos ilimitados, y te suplico con confianza que tomes posesión de mi alma. No puedo recibirte en la Santa Comunión tan a menudo como quisiera, pero, Señor, ¿no eres Tú todopoderoso? Permanece en mí como lo haces en el Tabernáculo, no abandones nunca a tu pequeña Víctima.

Anhelo consolarte por los pecadores ingratos, y te imploro que me quites toda libertad para pecar. Si por debilidad caigo, que una mirada de tus ojos limpie enseguida mi alma y consuma todas mis imperfecciones, como el fuego transforma todas las cosas en sí mismo.

Te agradezco, oh Dios mío, todas las gracias que me has concedido, especialmente por haberme purificado en el crisol del sufrimiento. En el Día del Juicio Te miraré con alegría mientras llevas tu cetro de la Cruz. Y ya que te has dignado a darme esta preciosa Cruz como mi porción, espero ser semejante a Ti en el Paraíso y contemplar las Sagradas Llagas de tu Pasión brillar en mi cuerpo glorificado.

Después del destierro de la tierra, confío en poseerte en la Casa de nuestro Padre. Pero no busco acumular tesoros en el Cielo. Deseo trabajar sólo por tu amor, con el único fin de complacerte, de consolar a tu Sagrado Corazón y de salvar a las almas que te amarán por toda la eternidad.

Cuando llegue el atardecer de la vida, me presentaré ante Ti con las manos vacías, porque no te pido, Dios mío, que tomes en cuenta mis obras. Todas nuestras obras de justicia están manchadas ante Tus ojos. Deseo, por lo tanto, ser revestida con Tu propia Justicia, y recibir de Tu Amor el don eterno de Ti mismo. No deseo otro Trono, ni otra Corona, sino a Ti, oh mi Amado. A Tus ojos, el tiempo no es nada - "Un día es mil años". Tú puedes, en un solo instante, prepararme para comparecer ante Ti.

Para que mi vida sea un Acto de Amor perfecto, me ofrezco como Víctima de Holocausto a Tu Amor Misericordioso, suplicándote que me consumas sin cesar, y que permitas que los torrentes de ternura infinita recogidos en Ti se desborden en mi alma, para que me convierta en una verdadera mártir de Tu amor. Oh Dios mío, que este martirio, después de haberme preparado para aparecer en Tu Presencia, me libere por fin de esta vida, y mi alma emprenda su vuelo -sin demora- al abrazo eterno de Tu Amor Misericordioso.

¡Oh amado mío! Deseo a cada latido de mi corazón renovar esta Oblación un número infinito de veces, "hasta que las sombras se retiren", y eternamente pueda decirte mi amor cara a cara. 

Amén.


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