Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Odette Vidal Cardoso fueron reconocidas por un decreto firmado por el papa Francisco. A través de este acto, la pequeña brasileña se hizo venerable.
Nacida en Río de Janeiro el 18 de febrero de 1931, Odette Vidal Cardoso asistía asiduamente a la Santa Misa con su madre y rezaba el Rosario con su familia todas las noches. A los cinco años comenzó a asistir a la catequesis, para luego enseñar a las hijas de las sirvientas en su casa.
Por su extraordinaria madurez, el padre Alfonso Maria Germe, su director espiritual, le dio la Primera Comunión el 15 de agosto de 1937. La pequeña Sierva de Dios dedicó su corta vida a obras de caridad y servicio a los pobres de la ciudad.
Virtudes heroicas de Odette Vidal Cardoso
Entre los gestos que demuestran la heroica experiencia de su Fe está su íntima relación con Jesús en la Eucaristía; contemplación del Crucifijo, meditación sobre los dolores de la Pasión y recogimiento al recibir la Comunión.
Tenía una devoción particular a Nuestro Señor, San José, Santa Teresa del Niño Jesús, Santa Bernardita y San Tarcisio, mártir de la Eucaristía. Fue la fe la que sostuvo a la Sierva de Dios en sus momentos de sufrimiento y en la preparación de su muerte.
Muerte de la Sierva de Dios Odette Vidal Cardoso
El 1 de octubre de 1939 enfermó de tifus. A lo largo de 49 días, Odette demostró una fuerza inusual, nunca se quejó de nada y soportó todos sus sufrimientos con serenidad y paciencia.
Con serenidad y alegría enfrentó la muerte, esperando el momento de unirse a su amado Jesús. Después de recibir los sacramentos de la Confirmación y la Unción de los Enfermos, el 25 de noviembre de 1939, entregó su alma a Dios, exclamando: “Jesús, llévame al cielo”.
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