domingo, 10 de febrero de 2019

VIOLENCIA DE GÉNERO… PERO LA DE VERDAD

Violencia de género es compartir más de media vida con tu mujer, habiendo sido un hombre atento, cariñoso, fiel, romántico y sacrificado y un padre abnegado y ejemplar, para llegado el día menos pensado que tu pareja te plante en las narices una demanda de divorcio y te diga que te vas a enterar porque ella es mujer y te puede destrozar la vida si quiere.

Violencia de género es que tengas que enterarte a través de tu abogado que la madre pide la custodia total de los hijos, y que tú sólo tienes derecho a cuatro días al mes, por ser hombre, y que no eres igual que ella, por mucho que te hayan dicho lo contrario.

Violencia de género es comprobar cómo muchos abogados se niegan a defender a los hombres en los procesos de divorcio, pues es defender a un perdedor, y la mayoría te coaccionan a aceptar las condiciones de la madre para evitar “males mayores”.

Violencia de género es que tu abogado te recomiende ir siempre con un micrófono y videocámara en mano porque no tienes presunción de inocencia por ser hombre y tu palabra, frente a la de una mujer, no vale nada.

Violencia de género es que cualquier padre que pida la custodia compartida de los hijos en común pueda acabar esposado delante de sus propios hijos, familiares y vecinos, con una orden de alejamiento e impedido de contacto, sólo con la palabra de la denunciante como única prueba.

Violencia de género es que cuando el matrimonio se disuelve, el juicio social que se establece es que algo malo necesariamente ha hecho el hombre, y que si la mujer se opone a la custodia compartida, será por un buen motivo.

Violencia de género es que mientras que la madre recibe todo tipo de apoyo público, social e institucional, en un patético mecanismo de indefensión aprendida, el hombre, a quien han insultado, amenazado, humillado y agredido, no reciba apoyo social ni institucional de ningún tipo.

Violencia de género es que el teléfono 144 en Argentina, que pagamos todos, no atienda las llamadas de hombres maltratados.

Violencia de género es que todas las Administraciones del Estado organicen campañas con dinero público, también de los hombres, para criminalizar, acosar y hostigar a los hombres por el mero hecho de ser hombres, llegando a afirmar desde periodistas hasta políticos que la violencia está en el ADN del hombre y que celebrar el Día del Hombre es como celebrar el día del terrorista.

Violencia de género es que no existan prácticamente asociaciones que ofrezcan asesoramiento y asistencia a hombres maltratados, así como tampoco casas de acogidas para hombres víctimas de violencia doméstica.

Violencia de género es que se niegue desde el Estado, las administraciones y poderes públicos la existencia de hombres maltratados, privándoles de cualquier ayuda y empujándolos directamente al suicidio.

Violencia de género es que desde el Estado, las administraciones y poderes públicos promuevan que un mismo hecho delictivo debe ser más duramente penado en el hombre que en la mujer, sólo por ser hombre.

Violencia de género es que un hombre deba demostrar en un proceso de divorcio que ha sido buen marido, buena persona y buen padre, mientras que la madre sencillamente no deba demostrar ni acreditar nada, simplemente con haber parido al niño le basta.

Violencia de género es que un padre en un proceso de divorcio deba soportar la vejación y la humillación constantes de ser sometido a escarnio público sólo por pedir igualdad ante la ley, no discriminación por sexo, respeto a la dignidad, respeto a la presunción de inocencia, pero sobretodo, el derecho de todo menor a seguir teniendo padre y madre en igualdad de condiciones.

Violencia de género es que en una vista provisional la jueza y la fiscal te digan que ellas jamás conceden una custodia compartida en unas medidas previas, aunque la ley no lo impida, y que aceptes el régimen de visitas que te ofrecen o saldrás peor parado.

Violencia de género es sufrir todo tipo de extorsiones y chantajes por parte de la madre impidiéndote acudir con tu propio hijo a las reuniones escolares o del centro de salud, con absoluta impunidad para ella porque es mujer.

Violencia de género es tener que pagar todos los meses una cuota alimentaria desorbitada, pero en cambio, que se te pueda impedir el contacto con tu hijo sólo por placer de la madre, que puede fingir enfermedad en cualquier momento.

Violencia de género es llamar a la Policía Nacional cuando la madre incumple el régimen de visitas y que te digan que no pueden hacer nada porque es la madre, y que te vayas o te detienen a ti como la madre se sienta acosada.

Violencia de género es verte apartado de la vida de tus hijos durante años, sólo por ser hombre, a la espera de un informe psicosocial y un juicio que garantice el derecho del menor a seguir teniendo padre y madre.

Violencia de género es llegar a la entrevista del equipo psicosocial y comprobar cómo psicóloga y trabajadora social van a dar la razón a la madre, sí o sí, al más puro estilo “yo sí te creo, hermana”, sin importarles falsificar documentos, aportar testimonios falsos o simplemente emitir juicios viciados.

Violencia de género es llegar al día de la vista definitiva y comprobar que ni jueza ni fiscal se han leído los autos, no saben el nombre del menor, ni la edad, ni dónde reside, ni dónde está escolarizado, pero como tienen un informe psicosocial que recomienda custodia materna, coaccionan al padre a aceptarlo, impidiéndole que aporte testigos, peritos, documentos…. nada.

Violencia de género es que la Justicia no es que no tenga los medios, es que no tiene el más mínimo interés en averiguar las acusaciones obscenas e infames que toda madre lanza sobre cualquier pobre padre en un proceso de divorcio.

Violencia de género es comprobar que toda la documentación que aporta un padre a un juicio es desestimada, mientras sí se acepta la de la madre.

Violencia de género es sufrir con horror cómo prevalece la palabra de la madre, a la que se le da veracidad absoluta siempre, aunque incurra en incoherencias y contradicciones, aunque se demuestre que es una mentirosa, una manipuladora y una grave perturbada mental, mientras al padre no se le permite hablar, mucho menos aportar pruebas.

Violencia de género es cuando desde el primer minuto del juicio, la fiscal se posiciona del lado de la madre y sólo hace preguntas al padre concernientes a qué cuota de alimentos debe fijarse.

Violencia de género es cuando al padre se le han vulnerado sus derechos más básicos, se le ha tratado como un delincuente, como a un criminal, como si fuese un judío en la Alemania Nazi sólo por pedir seguir siendo un padre para sus hijos.

Violencia de género es cuando el padre es amputado de la vida de los hijos, sólo por ser hombre, amparándose cínicamente en su interés superior.

Eso es violencia de género: una violencia estructural en nuestra sociedad que hunde sus raíces en el hembrismo más repugnante y que emplea toda la estructura y fuerza del Estado para aniquilar a cualquier hombre que quiera seguir siendo un padre para sus hijos, por el mero hecho de ser hombre.

Violencia de género es emplear todos los resortes de poder del Estado, todas las administraciones públicas, todas las instituciones y observatorios, toda la burocracia y el engranaje del sistema judicial para vulnerar flagrantemente los derechos de cualquier hombre por el mero hecho de ser hombre.

Esa y sólo esa es la única violencia estructural que existe en nuestra sociedad. Esa y sólo esa es la única violencia de género que existe, la que han creado unas psicópatas misándricas para maltratar, vejar, humillar y empujar al suicidio a cualquier hombre que se les antoje. Todo muy legal.

Autor: Entre Los Dos


Varones Unidos

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