lunes, 30 de agosto de 2021

LA PSIQUIATRIZACIÓN DEL DISENSO

En un régimen totalitario como este, cualquier pensamiento crítico inadecuado se considera una enfermedad que hay que curar. 

Por M. Onfray


No se puede permitir la libertad de expresión, la libertad de conciencia y la libertad de asociación; y se excluye que los debates realmente puedan tener lugar.

Pensar arriba, al margen o de una forma independiente de la ideología dominante es algo absolutamente impensable. Cualquiera que reclame tal libertad es un loco, un enfermo, un caso patológico que debe ser puesto en manos de los ideólogos que lo reeducarán y le enseñarán a liberarse de sus ambiciones libertarias y a realinearse con entusiasmo.

“Debes humillarte si quieres encontrar tu razón”. Así lo enseña el intelectual encargado de la reeducación. Si usted cree que “dos más dos es igual a cuatro” mientras que el sistema afirma que dos más dos es igual a cinco, debe tener la humildad de confesar que está equivocado, porque el sistema siempre tiene la razón. Este mismo sistema no quiere que el refractario acepte la versión de que “dos más dos son cinco” solo para que lo dejen en paz; quiere que el sujeto sea reeducado para estar íntimamente persuadido, convencido y seguro de que dos más dos son cinco.

Es aquí donde surge la idea de que defender una tesis “verdadera” significa ofender al sistema, y ​​que, por el contrario, aceptar una opinión falsa pero validada por el sistema representa un acto de humildad.

¿Y qué pretende el sistema cuando quiere reeducar a un hombre que ha preferido la verdad universal al error del partidismo?

“Rechazaste el acto de sumisión que es el precio de la salud mental. Preferías estar loco, ser tu propia minoría. Sólo una mente disciplinada puede ver la realidad”. La realidad no es lo que vemos como tal, la realidad es lo que el sistema nos dice que es. “No es fácil recuperar la razón”.

Tomado de "Teoría de la dictadura"


Weltanschauung


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