Para el ex nuncio apostólico, “la vacuna es una herramienta de la ideología globalista que es antihumana, antirreligiosa y anticristiana”.
Tales declaraciones fueron firmadas por él en un prólogo del libro italiano llamado “Mors Tua Vita Mea” (Tu muerte es mi vida), el cual aborda los problemas de la vacuna contra el virus PCCh, entre ellos su ineficacia, sus motivos ulteriores y sus cuestionables componentes.
Viganò ve que “el aborto es propuesto por los satanistas como un rito religioso verdadero y apropiado”, argumentando que en esta cosmovisión satánica, a través de una vacuna contaminada con el aborto, uno se convierte en miembro de la anti-iglesia satánica.
Además, es bien conocido por todos que los sacrificios infantiles son considerados “ofrendas” en los rituales satánicos.
“A través de las compañías farmacéuticas que utilizan tejido fetal de abortos para fabricar una supuesta vacuna que se presenta en el delirio del Covid-19 como ‘sacramento de salvación’ por el cual uno se incorpora al ‘cuerpo místico’ de Satanás, la anti-iglesia globalista”, escribió Viganò.
Para el arzobispo Viganò, no hay duda de que las vacunas contra el coronavirus nunca pueden justificar la matanza de los bebés por nacer. Por el contrario, esta vacuna parece utilizarse como un medio para acostumbrarnos cada vez más a la matanza de bebés “por el bien de la humanidad”.
En parte de su prólogo expresó:
“La barbarie en la que se encuentra nuestra sociedad es ahora evidente: sus valores se han ido borrando paulatinamente como vestigios odiosos de un mundo extinto, en beneficio de los delirios de la ideología globalista, que se muestra cada vez más antihumana, antirreligiosa y anticristiana”.
“El principio más antiético de esta barbarie infernal con respecto a la civilización cristiana es el infanticidio, el sacrificio humano de víctimas inocentes ofrecido a Satanás; y a pesar del horror de ver que lo admiten descaradamente, no podemos sorprendernos si los satanistas proponen el aborto como un verdadero y propio rito religioso, al que hay que proteger en nombre de la libertad de culto”, agregó.
“El suero genético que se denomina ‘vacuna’, como muy bien han demostrado científicos y especialistas y como admiten sus propios productores, no garantiza la inmunidad; no descarta efectos secundarios graves a corto y largo plazo; no es eficaz contra ciertas variantes de Covid; no elimina la necesidad de máscaras y distanciamiento social; en la mayoría de los casos aumenta el número de pruebas positivas, por lo que también aumenta el terrorismo mediático y el endurecimiento de las medidas de contención. Propuesta como panacea, la llamada “vacuna” ha resultado solo ser la fuente de enormes y escandalosos beneficios para las grandes farmacéuticas y, al mismo tiempo, sirve de pretexto para imponer pasaportes sanitarios y otros sistemas de control de masas y limitación de las libertades naturales”, dijo.
“No podemos dejar de ver cuán instrumental es [la vacuna], precisamente en su valor “místico”, para la aceptación colectiva del sacrificio humano como algo normal y de hecho necesario: la criatura más inocente e indefensa, el bebé en el útero en el tercer mes de gestación, es sacrificado y desmembrado para extraer tejido de su cuerpo todavía palpitante con el que producir una no cura, una no vacuna, que no solo no cura del virus, sino que con toda probabilidad causa un mayor porcentaje de muerte que el propio Covid, especialmente en ancianos o enfermos” (…)
Life Site News
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