Por Carlos Esteban
Se prevé que el déficit del Vaticano de este año supere los 50 millones de euros, por no hablar del esperable déficit de cientos de millones en su fondo de pensiones. Y, concluye el ex tesorero de la Santa Sede, “no se puede seguir así para siempre”.
Pell, de 79 años, advierte que la temporada de escándalos, la «fiesta», como él la llama, “aún no ha terminado”. Precisamente el cardenal se vio envuelto en uno de los peores, una acusación de haber abusado de dos monaguillos cuando era arzobispo de Melbourne de la que, pese a que fue en todo momento inverosímil, fue hallado culpable por un tribunal, sentencia que se ratificó en casación y que solo en una tercera revisión fue sobreseído, cuando el prelado ya había pasado casi un año en prisión.
El cardenal cuenta en su libro ‘Diario de Prisión’ esta ordalía, y cuenta así que la noche del 27 de febrero de 2019, la primera que pasó tras las rejas en la prisión, fue la más larga de su vida, y compuso esta oración:
«Dios Padre nuestro, dame la fuerza para superar esto, y que el sufrimiento se una a la redención de tu Hijo Jesús por la extensión del Reino, la curación de todas las víctimas de esta plaga de la pedofilia, la fe y el bienestar de nuestra Iglesia y, sobre todo, por la sabiduría y la valentía de los obispos».
El libro nos ofrece detalles que hasta ahora han permanecido ocultos para el gran público. “Los guardias hicieron un muy buen trabajo”, comenta en un pasaje. “De vez en cuando escuchaba a otros internos gritar mi nombre, insultarme y acusarme. A veces había alguien que me defendía. Un preso desde hace mucho tiempo me dijo que era la primera vez en la cárcel que un sacerdote acusado de pedofilia era defendido por otros reclusos”.
Pero en medio de este viacrucis se reveló como un hombre de profunda fe que ama a la Iglesia, y que asegura que “un gran consuelo para mí fue la conciencia de que Cristo volvería y de que habría un juicio final”.
InfoVaticana
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