miércoles, 17 de julio de 2019

LA GÉNERA MASCULINA

Si eres hombre no sabes lo que eres. Pero si eres mujer puedes decidir incluso lo que es ser hombre.

Por Miguel Vidal


Comparto hoy una de esas muestras de inconmensurable estupidez con que nos obsequia la “inteligencia” del régimen. Reconozco que, 24 horas después de dar con esta portentosa muestra de progrez, todavía estoy bajo el shock propio de quien mantenía un hilillo de esperanza en la capacidad de raciocinio del ser humano. Incluso de la sera humana.

La cosa empieza así:

“No se nace mujer, se llega a serlo. Tampoco hombre. ¿Qué son la feminidad y la masculinidad? (...) ¿El emprendimiento es una manifestación del carácter masculino o es que ellos tienen menos que perder? ¿El cuidado desinteresado es más frecuente entre las mujeres o es que se les ha impuesto?”

Se diría que hay una carrera en el mundo progre por ver quién la dice más burrada más grande. Tras los tropecientos milenios transcurridos desde la aparición de nuestra especie sobre la Tierra, los progres han dado ahora en preguntarse qué es un hombre y qué, una mujer. Y su conclusión es sencilla:

Los hombres son ‘algo negativo’ porque van a lo suyo ya que “ellos tienen menos que perder”.

Las mujeres son solo ‘pobres víctimas’ porque a ellas “se les ha impuesto”.


Materialismo dialéctico de entrecasa, que a más no llegamos. La bondad del mundo progre pasa por los genitales. Dime tu sexo y te diré si eres buena o malo.

Políticos, funcionarios de partido, militantes que quieren medrar, profesionales de la llamada “cultura” (es decir, lo que la izquierda llama “cultura”) y periodistas, montones de periodistas, compiten en la carrera del culto al autoritarismo de género, la forma hoy más aplaudida de autoritarismo, piedra fundamental de nuestra democratura.

“Es difícil saber dónde se cruzan las líneas de la historia, la psicología o las convenciones sociales en la ‘identidad de género’. Una ‘deconstrucción’ de lo que se considera masculino, pieza a pieza, podría darnos algunas respuestas”.

Cuando al Síndrome del Progresismo (SDP) se le añade la Patología Feminista (PF), eclosiona la pulsión totalitaria debidamente disfrazada de buenismo igualitarista. Veamos. ¿Deconstruir al hombre? Real Academia:


¿Y cuál es este fin este deshacer, desmontar, desarmar?


Receta progre feminista de “deconstrucción de lo que se considera masculino”:


1 - Deshaz “pieza a pieza” la idea que tienes del hombre. Ponle a cada pieza desmontada un nombre sonoro: maltratador, asesino de mujeres, violento, machista, depredador, y así una tras otra. ¿Que perteneces a la rama del feminismo buenista? Pues bautiza los miembros descuartizados como agresivo, competitivo, emprendedor, luchador. Y si te faltan nombres echas un vistazo a un telediario y podrás elegir.

2 - Y una vez despiezado, oh, maravilla de las maravillas, lo que quede ya no será un hombre, lo masculino habrá desaparecido. Nada por aquí, nada por allá y... ¡el paraíso feminista! He aquí el secreto de la deconstrucción del hombre: hagámosle creer que está en crisis, mejor aún, que representa un mal para todas las mujeres. Y así llegará más fácilmente a la conclusión correcta: lo mejor que puede hacer para sí mismo es desaparecer.

3 - Luego, como las feministas progres somos buenas chicas y queremos que siga habiendo hombres, tras hacerlos desaparecer te inventas un modelo de hombre a tu medida, como a ti te guste, tu frankenstein a imagen y semejanza de tu ideología (si lo tuyo se puede calificar de ideología).

4 - Y el ser resultante ya no será lo que a lo largo de la historia de la Humanidad se ha considerado masculino. Pero qué importa, ahora queremos otra cosa, lo de antes era solo machismo y heteropatriarcado. ¡Por fin podremos fabricar hombres a nuestro gusto!


Isabel de Ocampo, “cineasta”

Hay una señora que se llama Isabel de Ocampo. Se dedica al cine y al parecer ha ganado un premio Goya.

La cháchara feminista arriba entrecomillada procede de una entrevista sobre su última película. Se titula “Serás hombre” (¿para qué dejar margen a la duda?). Una peli que le dice a los hombres cómo deben ser hombres. De acuerdo con lo que el feminismo progre quiere que sea un hombre.

Y verás, nada que ver con la masculinidad. El “serás hombre” de estas señoras suena más bien a:

Construye tu propio muñeco hinflable y disfrútalo en casa sin las molestias de tener que compartir tu vida con alguien que puede llevarte la contraria.

“Quería poner un espejo delante del hombre y decirle: ‘Tú también eres un producto sociocultural de unos mandatos que se te imponen’.”

En mi imbecilidad masculina, creía hasta la fecha que yo era el producto de mi historia, de mi familia, de la educación que recibí, del ambiente en que crecí, de los libros que leí y las cosas que hice y que no hice, y de mis sueños y frustraciones, y de mis éxitos y mis fracasos, y del amor vivido y de las decepciones muertas, y de los amigos y los que ya no están.

Pero no, yo soy como la sociedad me ha hecho: un perverso machista que impone su dictadura heteropatriarcal urbi et orbe. Todo lo que yo había considerado mi vida no ha sido más que un lavado de cerebro destinado a convertirme en presunto culpable.

Y mi juez son las Ocampos que en España proliferan, acampadas en todos los ámbitos del poder. Ellas deciden si el género masculino pasa de la presunción de culpabilidad al flagrante delito de ser hombre. Ellas son los jueces que nadie eligió para dictar sentencia cada día desde las atalayas progres del poder.

La señora Ocampo nos explica en su peli cómo hemos de ser los hombres. Y para que no la acusen de feminista, elige protagonistas de ‘sexo masculino’:

“Me parecía importante que fueran los propios hombres los que reflexionaran sobre la masculinidad. Las mujeres también podemos hablar, pero son ellos los que tienen que verbalizar en voz alta lo que se plantea en el documental y llegar a soluciones nuevas. Están sumidos en una crisis, lo reconozcan o no”.

Mira qué guay. Sigamos. Siguiente paso: veamos quiénes son los hombres que dicen lo que la directora Ocampo quiere que digan. 


Protagonistas de la peli:

Un “activista trans y feminista”. Pedazo de modelo masculino. De lo más corriente.

Un “artista”, Abel Azcona, autor de una exposición en Pamplona, realizada con formas consagradas robadas en distintas iglesias. Azcona es el señor que ha publicado una suerte de memorias en las que habla de su infancia en casas de acogida, del abandono de su madre, prostituta y drogodependiente, y de sí mismo como "hijo de prostituta o enfermo mental". Todo muy habitual entre los hombres.

Un proxeneta que dice estar arrepentido. Algo también muy común e ideal para reflexionar sobre qué es la masculinidad. Y a más a más… redoble de tambores por favor...

¡Y... ¡sí! ¡El mismísimo! ¡El grande! ¡El Superboy Rodríguez Zapatero! Todavía recuerdo las fotos de sus niñas vestidas de no sé qué cosa negra visitando la Casa Blanca, todo un ejemplo de padre y de hombre de los que no molestan a las feministas.

Estos son, entre otros, los modelos de hombre que nos propone quien nos dice a los hombres que no somos hombres si no somos como ella quiere que seamos (¿entendiste?).

“La directora y guionista reúne los testimonios del filósofo Joan Carles Mèlich, el activista trans y feminista Pol Galofré, el artista Abel Azcona o el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Y se sumerge en el mundo de la prostitución de la mano de Rafa, un proxeneta al que, con el tiempo, ‘se le hizo insoportable el sufrimiento y la explotación’ que ejercía sobre las mujeres”.

Bueno, creo que lo voy a dejar aquí porque no quiero terminar diagnosticado por un transexual, un charlatán presuntamente “vanguardista” y Zapatero. Te dejo para finalizar el momento filósofo de la directora Ocampo:

“Me he tenido que preguntar qué es el hombre porque nunca ha sido ‘el otro’, como sí lo hemos sido las mujeres, los homosexuales, los negros, o cualquier otro ‘colectivo’. Somos ‘los otros’ frente al hombre blanco, heterosexual y occidental.

Quería poner un espejo delante del hombre y decirle: ‘Tú también eres un producto sociocultural de unos mandatos que se te imponen. Esas normas te configuran’.”
(Isabel de Ocampo: "Los hombres están en crisis, lo reconozcan o no”)

Es posible ser más necio, pero es casi imposible alcanzar cotas tan altas de vulgaridad intelectual.

Actuall



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