viernes, 7 de septiembre de 2018

PADRE JUAN CARLOS GAVANCHO, ECHADO DE SU PARROQUIA TRAS UN VALIENTE SERMÓN

padre Juan Carlos Gavancho, expulsado de la parroquia por su asombrosa homilía anticorrupción (De su video 'Basta')

El domingo 26 de agosto, el día después de que se publicara el testimonio de Vigano, un joven sacerdote católico llamado Juan Carlos Gavancho predicó una audaz homilía en la parroquia de Santa Bárbara, California, donde fue pastor asistente. Predicó sobre el escándalo y defendió la fe. Puedes escuchar toda la homilía aquí, en su página de Facebook. Tiene 20 minutos de duración.

Aquí hay un enlace a la misma homilía en español.

Las represalias por este sermón fueron rápidas: Al padre Gavancho se le dijo que tomara sus cosas y que abandonara la rectoría.

Su nombre fue sacado del sitio web de la parroquia.




El padre Gavancho ahora vive en un hotel y no sabe qué le sucederá a continuación. Estaba sirviendo en la Arquidiócesis de Los Ángeles, pero su base de operaciones es la Arquidiócesis de Chicago. Si no puede encontrar otra asignación para el clero, él me dice que probablemente se verá obligado a regresar a Perú.

Este joven sacerdote católico arriesgó su futuro al decir la verdad sobre lo que está sucediendo en la Iglesia. Escuche su homilía, o lea la transcripción a continuación. Ore por él.


Homilía del 26 de agosto del padre Gavancho. Así es como suena su coraje:

A partir del minuto 04:13

¿Que está pasando en la Iglesia? se preguntarán ustedes. Muchas cosas, muy malas. Pero
 tres cosas fundamentales que han sido la noticia. Esto está avanzando muy rápido, en las últimas tres semanas. Ayer en la noche salió otra. Estas son las cosas que están sucediendo en la Iglesia hoy en día. Tristísimo. 

Primero, se habrán enterado ustedes que hace tres semanas en Pensilvania salió un reporte que había sido trabajado por dos años que comprendían varias diócesis, y al final del reporte que fue en una rueda de prensa, se decía que como conclusión, solo en el estado de Pensilvania, cerca de 300 sacerdotes en el espacio de 70 años abusaron de más de 1000 niños y  jóvenes. Esta noticia supone una gran tristeza para aquellos que vamos a la Iglesia, otros estados han comenzado a tener la misma idea y comenzarán a tener una investigación. Para muchos esto es una gran desgracia, algunos no quieren cooperar, "no, mejor dejenlo así...".
A mí me parece una gran noticia. Que la Verdad os hará libres, dice el Señor. Y el que tiene Fe y ama la Iglesia no tiene miedo de que la basura de la Iglesia se exponga para que veamos y para que entendamos que la Iglesia no es obra de hombres, sino de Dios. 

Lo segundo ha sido que hace un tiempo se hizo pública la sentencia que la Iglesia, que el papa Francisco le da a uno de los cardenales de los EEUU, uno de los prominentes cardenales de los EEUU, el cardenal McCarrick que ya es retirado, tiene unos 89 años, esta bastante mayor, pero se descubrió, el papa lo sancionó y lo relevó a una vida de oración y en silencio, de no tener ningún tipo de contacto público, no celebrar misa, porque se descubrió que este obispo, este cardenal durante todo su sacerdocio había abusado de menores y también de jóvenes, especialmente seminaristas que tenía una casa en la playa, en la cual se llevaba a seminaristas y dormía con ellos y también con sacerdotes. Lo peor de todo es que nadie sabe nada, nadie supo nada, se sabía que esto era un secreto a voces pero nadie dijo nada y cuando se les pregunta a diferentes personas que deberían haber estado en contacto con él y que deberían haber sabido lo que pasaba, dicen "I don't know(no sé, nunca me enteré, no supe).

Y esto tiene que ver con una tercera noticia que vino ayer, que ayer se desató y que seguramente no ha llegado a los medios, pero seguramente llegará pronto, estoy seguro.
Que el obispo, su excelencia Monseñor Viganó que era el nuncio apostólico en los EEUU de la Santa Sede, es decir, el embajador del santo padre en la Santa Sede, por cerca de 5 o 6 años, ya no lo es, se retiró. Pero lo fue en parte del tiempo de Benedicto XVI y en mucha parte del tiempo del papa Francisco, ha escrito una carta pública de once páginas haciendo declaraciones que cuando yo las leí, se me caían las lágrimas. En una combinación de tristeza profunda por el estado de mi Madre, la Iglesia, y por alegría de saber que Dios estaba actuando para limpiar la Iglesia. En estas declaraciones, su excelencia Viganó, entre muchas otras cosas, en un documento muy amplio, decía que estas acusaciones que se les hacia al cardenal McCarrick (a quien me he referido hace un momento) ya se habían hecho hace muchos, muchos años y que Benedicto XVI después de mucho tiempo y de mucho atraso porque filtraban la información para que el papa Benedicto no se enterase, finalmente, el papa Benedicto años atrás, impuso a este cardenal las mismas penalidades que después le impondría el papa Francisco, es decir, no aparecer públicamente, no celebrar misa públicamente, no dar espiches ni discursos públicamente y salir del seminario donde él estaba viviendo. Evidentemente, por lo que había pasado. Pero este obispo Viganó dice que cuando asume el papa Francisco el timón de la Iglesia, él le hace saber al papa lo que sucede con este cardenal y este obispo, este nuncio, dice el papa hizo oídos sordos a su información y que poco tiempo después este mismo cardenal que había sido castigado por Benedicto XVI estaba dando charlas, celebrando misa, viviendo en el seminario, a sabiendas de lo que había sucedido y bajo el conocimiento del papa Francisco. Lo que es impresionante es que su excelencia Viganó le pide al papa en esta carta RENUNCIAR. No sólo él, sino todos estos cardenales y obispos a quienes menciona con nombre propio en la carta por haber encubierto a un hombre que era un criminal, que era un abusador, permitiendo así que estos crímenes vayan impunes. Y que solo se le castiga cuando ya llega a los medios y cuando afecta la reputación del santo padre.

Tres noticias terribles que no se han escuchado de estas cosas en los últimos 500 años de la Iglesia. Estamos hablando de algo serio. ¿Padre y porque nos cuenta eso usted a nosotros? Porque ustedes son hijos de la Iglesia. Y porque lo van a escuchar en las noticias. Y porque yo haría mal en ocultar esto y decirles "hay problemas en la Iglesia, recen, hermanitos, Alabaré, Aleluya". No podría decir eso porque sería engañarnos. El cáncer, la maldad de hombres, del enemigo, ha entrado a la Iglesia hasta los más altos niveles corrompiendo a gente buena, a niños (1000 abusados por sacerdotes, 300 de ellos en Pensilvania). Imagínense cuantos mas saldrán cuando estas investigaciones terminen a lo largo de los EEUU. Seminaristas que llegaron al seminario con la ilusión de ser sacerdotes y se encontraban con un cardenal que les pedía que se tenían que acostar con él. Ocasiones echadas a perder, ilusiones muertas por la maldad de traidores, de Judas que hoy han llegado a altos lugares de la Iglesia. ¿Entonces que hacer, padre? Mucha gente dejará la Fe, porque la gente, con justa razón dirá: "Esto ya sucedió en el 2012 aquí en los EEUU y ahora siguen los escándalos. Pero ahora no ya solamente de sacerdotes, sino de cardenales y obispos. Y mucha gente no podrá con ello y dejará la Fe.  

A ellos yo les digo: No dejen la Fe, no se alejen de la Iglesia. Pero créanme, que les entiendo que humanamente esto es muy difícil de digerir. Que sacerdotes, obispos, incluso papas que están en sus puestos para darnos la Fe, amarnos, alimentarnos de la Verdad, a vivir según la Verdad vivan una vida como la vive la mafia, escondida.

Quiero que sepan también que en el medio de esta situación tan terrible de esta gente mala en la Iglesia, también hay gente buena. Hay sacerdotes que han predicado esto desde hace tiempo, en contra de eso. Y han sido perseguidos, silenciados, echados de sus diócesis, echados de las parroquias, simplemente porque se atrevían a llamar el problema como es, y han sido terriblemente atacados. Y no es fácil. 

Ustedes cuando tienen un problema, van a su casa. Porque está su mamá, su esposa. ¿Adónde va el sacerdote? Cuando el obispo está en tu contra, cuando el párroco está en tu contra, cuando tus hermanos sacerdotes están en tu contra...¿adónde vas? Es duro. Es difícil.

Y por eso la solución no puede venir del clero. Porque quienes pudieran hablar no pueden hablar, porque saben que lo pierden todo. El Obispo Fulton Sheen, que era un gran obispo, pronto será santo (Dios quiera), decía que "la solución a este problema vendrá de los laicos"
Por eso los laicos, ustedes, no pueden venir a misa simplemente a escuchar un coro o a celebrar la misa, y luego irse y seguir con sus vidas después de lo que han escuchado. No pueden hacer eso. Ya no se está permitido. Porque Dios pronto va a actuar. Salvará su Iglesia que como ha dicho San Pablo "es santa e inmaculada", que tiene la cara sucia y a quien se le ha llenado de basura por los hijos de la Iglesia. Pero no por la Iglesia misma, ella permanece Santa, irreprochable, intachable, ella será salvada, ella perseverará, ella llegará al Reino de los Cielos.

La pregunta es: ¿nosotros vamos a estar con ella?
No podemos callarnos. No podemos permanecer en silencio, tenemos que actuar. Yo, haciendo mi parte, la estoy haciendo ahora, no crean que es fácil decir esto, pero ustedes tienen también que hacer también su parte. Rezar por supuesto, si, mucho, más que antes. Rezar duro, hacer penitencia, muchos rosarios, para que este mal, este cáncer tan avanzado sea erradicado de la Iglesia. El Señor está actuando, yo se lo pedí al Señor. ¡Señor, actúa!
Yo se lo he dicho muchas veces: ¡Dos mío, ten piedad de mi!, ¡Por favor! ¡Aparece! ¡Respóndeme! ¡Salva a tu siervo que confía en Ti! ¡Te invoco sin cesar! 

Y escuchó mi plegaria y la plegaria de tanta gente. Lo que sucedió ayer con esa publicación de la carta del obispo Viganó fue una cosa que a mí me dejó frío porque no lo esperaba. Este no es un obispo loquito que está por allí en un pueblecito. Este es el ex embajador entre el Vaticano y los EEUU, quien se armó de valor y ha sacado una carta de más de once páginas, en donde habla las cosas claras, con nombre y apellido, con fechas, con información importante de la cual ya no podemos hacernos los tontos ni los ciegos ni los sordos, sino que tenemos que actuar. Orando para que sus familias sean fuertes, porque ustedes son como un ejército en donde los coroneles y los generales les han traicionado y ahora ustedes tienen que pedirle a Dios, el Gran General, Señor, socórrenos, ayúdanos, ¿quien protegerá nuestros niños? ¿quien le dará la Fe a nuestros hijos? ¿quien le dará la Fe a nuestros jóvenes? Problemas graves. 

Recen por los sacerdotes. Recen por mi. Se los suplico. Para que el Señor me dé el valor de predicar y la perseverancia para seguir en esta batalla que no es fácil. Pero no solamente pueden quedarse con el rezar. Tienen que actuar. Tienen que exigirle a sus pastores: Padre, denos la Verdad.

Una de las razones por las cuales esto está pasando no es simplemente cuatro o cinco personas malas que se metieron a la Iglesia. Esto viene desde muy atrás, es el demonio que quiere destruir los cimientos de la Iglesia introduciendo gente que no cree para convencer a los fieles en no creer, y nosotros nos hemos dejado convencer. Hemos convertido la Iglesia en un lugar en donde vamos porque nos sentimos bien, en donde vamos porque nos dicen cosas bonitas y apenas nos dicen algo malo que no nos gusta, nos vamos, nos quejamos, escribimos cartas. Así no se llega a ningún sitio.  Esta Iglesia no es un lugar para divertirse ni para pasarla bien, es un lugar de conversión, es un lugar de transformación, es un lugar donde nosotros venimos enfermos a curarnos y el se cura, sufre. Porque hay que inyectarlo, porque tiene que estar en cama, porque tiene que tener sedantes, medicina, un régimen, una comida especial, eso eres tu y eso soy yo. Pero nos hemos conformado con que el sacerdote nos sonría, con que el sacerdote nos trate bonito, que nos cuente chistes en la homilía y nosotros ja ja ja. Y no le hemos exigido: Padre, sonríanos, trátenos bien, pero denos la Verdad! denos a Jesucristo! Porque sin Jesucristo no nos salvamos! Yo no me salvo por su sonrisa! Yo no me salvo porque usted me trata bien! Yo me salvo porque recibo la Fe de Jesucristo impoluta, prístina, clara, eso es lo que yo quiero para transmitírselo a mis hijos. 

Y no se puede hacer esa labor con lo que tenemos hoy en día. No será suficiente la renuncia de tres, cuatro, cinco obispos. No será suficiente. Necesitamos un cambio radical, una conversión extrema, una conversión de corazón. De los clérigos, de los obispos, de los sacerdotes, pero especialmente de ustedes. Porque si esto ha sucedido ha sido en primer lugar por culpa nuestra, sacerdotes, obispos, diáconos, pero también PORQUE USTEDES LO HAN PERMITIDO. Porque ustedes jugaron con nosotros. Porque se callaron. Porque no hablaron. Porque no dijeron las cosas como debían de ser, porque no exigieron la verdad. Y hoy pagamos las consecuencias. 

No es mi intención culpar, pero sí es mi intención darles luz para, que en estos momentos difíciles, podamos hacer lo que Dios quiere.

Hermanos, esta crisis que estamos viviendo que no es solamente en los EEUU, lo mismo pasa en Honduras, Chile, Austria, Alemania... la Iglesia entera está inoculada con este cáncer de la iniquidad. No es una cuestión de aquí. Todo el mundo. Y es tiempo de volver a Dios. Y les pregunto lo que Josué les preguntó al pueblo: ¿quieren ustedes seguir al Dios de Israel, al Dios de Jesucristo? ¿o volverse con sus dioses, con sus caprichos, con sus ilusiones, con sus sueños, con sus planes? El pueblo respondió: "Lejos de nosotros alejarnos del dios de Israel". Ojalá que su respuesta sea la misma. 

Hermanos, recen y actúen. Son momentos difíciles. Y lo que les he dicho ahora lo tenía que decir por que ustedes o lo saben o lo encontrarán en las redes y en las noticias. No les he dicho nada oculto. Pero tenía que decirles porque estoy cansado de que a mi Madre, la Iglesia, la traten así. Y la confundan y la hagan parte de una mafia y de una cueva de ladrones, como el Señor lo había dicho. Un sepulcro blanqueado. Esa no es la Iglesia. La Iglesia es lo que dice San Pablo: el Señor la limpiado con su sangre, la ha hecho inmaculada, Santa, pura, y nosotros la hemos afeado, la hemos humillado, la hemos rechazado y la hemos convertido en una payasa.

Tenemos que recuperar este amor a nuestra Madre, la Iglesia, que hoy está de rodillas por la maldad de criminales que en vez de seguir a Dios y a Cristo, decidieron seguir sus propias apetencias, sus propios impulsos, sus propias ideas y olvidaron así al Dios de la Vida.

Queridos hermanos, ánimo, coraje, no se desanimen, pero luchen, porque la lucha está aquí. No vendrá, ya está aquí. Y ahora depende de ti si quieres seguir con Jesús o seguir a los otros dioses. Depende de Ti.


Transcripción Cris Yozia


* * * * * * * *


Esta declaración apareció en el sitio web de Nuestra Señora de los Dolores en Santa Bárbara:

Comunidad Parroquial Querida Nuestra Señora de los Dolores:

Al padre Juan Carlos Gavancho, sacerdote originario de la Arquidiócesis de Chicago que había estado sirviendo en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores en Santa Bárbara desde principios de julio, se le pidió que abandonara esa asignación el 29 de agosto y ya no estará sirviendo en nuestra parroquia o en la Arquidiócesis. Contrariamente a los rumores e informes, se le pidió al padre Gavancho que se fuera no por el contenido de su homilía del domingo 26 de agosto, sino por problemas con sus relaciones interpersonales con el personal de la parroquia y los feligreses. La Arquidiócesis está proporcionando asistencia financiera durante su transición de regreso a la Arquidiócesis de Chicago, su diócesis de origen.

Esa es la historia oficial. ¿El pastor realmente fue echado por esto? ¿Invitar a Gavancho a una reunión el martes por la noche y decirle que tomara sus cosas y salir de la rectoría esa noche, estaba todo planeado antes que Gavancho diera esa homilía? Me parece difícil de creer. Quiero decir, concedo la duda que podría haber otras razones para darle a Gavancho una expulsión, pero es imposible creer que esta homilía no tenga nada que ver con eso.

Además, si Gavancho está diciendo la verdad, no se le dio la oportunidad de explicarse o defenderse antes de que se decidiera su destino. Espero que la Arquidiócesis de Los Ángeles nos dé una versión más completa y precisa.

En pocas palabras: para ser justos, debemos considerar que el padre Gavancho tiene alguna falla por lo que le sucedió. Es muy raro que un sacerdote salga de tres diócesis en tan poco tiempo. La prudencia nos dice que tengamos cuidado de no sacar conclusiones firmes sin más información. Dicho esto, la excelencia de su homilía se distingue de todo lo que hizo o dejó de hacer en esa parroquia, y no veo cómo pueda discutirse seriamente que la homilía misma fue el catalizador para su expulsión de la parroquia.


* * * * * * * *

Rod Dreher publica: 

Recibí esto del padre Gavancho, quien me pide que publique esto en su nombre. Lo hago para darle la oportunidad de responder a las personas que han escrito para apoyarlo. Cualesquiera que sean las razones o los motivos del despido del padre Gavancho, es imposible para mí creer que su homilía no tuvo nada que ver con eso. Y sigue siendo una homilía fantástica, en mi opinión.


Esto es lo que me escribió esta noche:


Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús

Si alguien me hubiera dicho hace una semana que estaría en esta situación, no lo hubiera creído. Pero ahora que estoy en medio de esta confusión y después de lo sucedido, creo que es importante para mí hablar y dar mi versión de los eventos, y al hacerlo, intentar responder algunas preguntas importantes.

Antes que nada, quiero agradecer a todos los que me han expresado su apoyo y han ofrecido su ayuda. Estoy sobrecargado por esto. Desde el fondo de mi corazón, gracias. Sin sus oraciones, me perderé.

Quiero decir que nunca planeé esto. He perdido muchas cosas que quería mantener en este caos. No tengo nada que ver con esas noticias que sale en las redes sociales. Solo dejo que las personas hagan lo que querían hacer. No los encierro ni los desanimo a hacerlo. En mi homilía, le pedí a los laicos que actuaran, sería hipócrita de mi parte decir ahora: "Sí, pero ahora no, porque tengo miedo de lo que pueda pasarme".

El martes 28 de agosto, el padre César Magallón, pastor de Nuestra Señora de los Dolores en Santa Bárbara, me envió un mensaje de texto diciendo que quería reunirse conmigo a las 6:00 p.m. En la reunión había un diácono como testigo. El padre Cesar leyó de un pedazo de papel más o menos lo siguiente: "Padre, mañana, en la reunión con el vicario para los sacerdotes, te informarán las razones de esto. A partir de ahora no tienes ningún ministerio en la Parroquia de Nuestra Señora de las Dolores. Por favor, dame ahora las llaves de la parroquia, el auto, la casa y todo lo que pertenece a la Parroquia. Ahora tienes que ir a tu habitación, empacar una maleta y llevar tu ropa, tienes una hora. Contrataremos una empresa de mudanzas, ellos empacarán el resto de tus cosas y te las enviaremos a una dirección que puedas brindarnos. Eso es todo". No pregunté nada porque él me dijo al principio que no diría las razones. Así que fui a mi habitación y traté de cargar mi auto con tantas cosas como pude. También tomé algunas cosas importantes de mi oficina. El padre Cesar estaba todo el tiempo mirándome, probablemente asegurándose de que me fuera. Salí de la Rectoría totalmente ignorante de la razón y sorprendido por lo que acababa de pasar.

Al día siguiente, fui a la Arquidiócesis y me reuní con el Vicario para el Clero. Me informaron lo siguiente: "Padre, lo lamentamos, pero las cosas no funcionaron, así que ya hablamos con el vicario para los sacerdotes en Chicago, usted tiene volver, aquí está la carta que dice que usted ha terminado su ministerio en Los Ángeles y por lo tanto sus facultades aquí han terminado". Le pregunté: "¿Puedo saber por qué?", dijo: "¿Cesar no te lo dijo? ¿nadie te llamó?" Dije: 'No'. Así que fue a su oficina y regresó con una hoja de papel con algunos puntos, tal vez tres páginas más o menos, y comenzó a enumerar varios puntos. No tendré tiempo de mencionarlos porque todos trataban sobre cosas tan pequeñas, algunas eran ciertas pero estaban exageradas, otras eran totalmente falsas. El último artículo escrito por el padre César en la lista fue la homilía, sobre la cual el Vicario decía: "Estaba en la rectoría escuchando a través de los altavoces en mi habitación y el padre Gavancho dijo que "todos los sacerdotes son demonios" y "no debemos buscar a los obispos para el cambio, etc". Luego dijo: "Bueno, padre, lo siento, pero no funcionó", le dije: "Solo una pregunta: ¿cree que echarme de la rectoría sin ninguna posibilidad de recoger mis cosas personales era la mejor manera de hacer esto?". Él dijo: "Lo habría hecho de manera diferente, pero ¿qué podemos hacer? Ya está hecho". Y me fui.

Está claro que la razón por la que el padre Cesar tuvo que pasar sobre mí de esta manera, no fue solo la homilía. También fue, creo, la conciencia que tuvo desde el comienzo del tipo de sacerdote que soy, muy diferente de él. Él me quería afuera y sólo estaba esperando una excusa. Esa excusa fue la homilía. Todas las razones en ese documento eran sólo excusas, la verdadera razón, fue la homilía y lo que representaba. De hecho, el domingo 26, prediqué mi homilía, el lunes se reunió con el Vicario de Clero, no sé si por teléfono o en persona, ese mismo día recibí una llamada telefónica para reunirme con el vicario de sacerdote, y luego al día siguiente, martes, fui expulsado como un criminal. La forma en que esto se hizo, independientemente de si tiene razones o no para hacerlo, es simplemente inaceptable. Ningún ser humano, sacerdote o no sacerdote, debería ser tratado así en la Iglesia de Cristo. Pero esto solo muestra el odio que algunas personas liberales tienen hacia la ortodoxia. No importa si uno es obediente y agradable, tienes que creer en lo que creen y tienes que odiar lo que odian. Algunos sacerdotes son buenos y ortodoxos, pero tienen el don de saber cómo ser políticamente correctos. Puedo ser agradable, tolerante y educado, pero debo confesar que soy incapaz de ser políticamente correcto.

Quiero ser muy claro. NUNCA he tenido ningún tipo de problema o discusión o dificultad con ninguno de los miembros del personal. Los trato siempre con respeto y amor. Por lo que yo sé, son buenas personas, y ellos también, todos ellos, me trataron con respeto y caridad, son mis testigos, y espero que cuando se les pida, elijan ser fieles a la verdad, incluso arriesgando su trabajos. A ellos estoy muy agradecido y quiero que sepan que aprecio lo que hicieron por mí de diferentes maneras, mientras estuve allí.

También quiero dejar en claro lo siguiente: obedecí al padre Cesar en todo lo que me ordenó que hiciera. Prefería comunicarse conmigo a través de mensajes de texto y correos electrónicos. Siempre los atendí y cuando me dijo que no estaba haciendo algo bien, me disculpé y le dije que lo corregiría de inmediato. Algunas eran cosas con las que no estaba de acuerdo. Quería usar sotana y estar disponible para la confesión durante la misa, etc. Quería hacer eso, pero no lo hice porque lo obedecí, siempre con respeto y sin discutir. ¿Cometí errores? Claro que sí, pequeños, pero siempre me disculpé por ellos y trataba de hacerlo mejor. Le pregunté un par de veces: "¿Cómo estamos yendo, Cesar?". Me dijo "lo estás haciendo bien, estás implementando mis indicaciones y eso está bien". Le dije: "Por favor, no dude en decirme qué más puedo hacer". Tengo textos y correos electrónicos que corroboran eso. Sobre los problemas en esa lista que escribió el padre Cesar, muchos de ellos los escuché allí mismo por primera vez.

Sobre esas personas que muy rápidamente llamaron o escribieron en el Blog Conservador Americano sobre mis asignaciones pasadas tengo que decir esto: No vine del cielo aunque quiero ir allí. Soy un ser humano, tengo una historia y vivo en este mundo y en esta Iglesia y en este momento específico. Sí, he tenido mis fracasos, he aprendido de ellos. A veces no sonreí lo suficiente, a veces estoy cansado o puede que no haya respondido tan bien como debería a algunas personas. Sí, eso puede ser posible, porque soy un ser humano, todos tenemos personas en nuestro pasado que pueden decir cosas malas de nosotros. Si he ofendido a alguien en mi pasado, me disculpo. Pero la gente necesita entender que en la vida de un sacerdote, en el contexto de la Iglesia de hoy, es imposible complacer a todos. Encontré personas de mentalidad liberal y simplemente sabiendo que estoy de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia, me odiaban. Con otros que sí creen en las enseñanzas de la Iglesia, pude haber tenido mis diferencias en otros asuntos y probablemente podría haberlo hecho mejor con ellos. Eso no me convierte en un mal sacerdote. Lo que puedo decir es que nunca fui desagradecido ni mezquino con nadie. Tengo muchas personas en esas mismas parroquias que me apreciaron y aman, y aún hoy estamos unidos por una profunda comunión. Un sacerdote es un maestro, algunas personas son como tú, otras no, eso se llama vida. ¿Yo podría ser mejor? sí, no soy santo, pero quiero serlo. Mi despido de Nuestra Señora de los Dolores no tiene nada que ver con problemas de relaciones, pero tiene todo que ver con mi homilía y mi ser un fiel sacerdote católico.

No tengo intención de atacar a la Iglesia. Preferiré morir antes de hacer tal cosa. Como dije en mi homilía, "la Iglesia es mi Madre", la amo y moriría por ella. Agradezco a la Arquidiócesis de los Ángeles, especialmente al obispo Barron, quien fue mi rector y un maestro excelente en el seminario de Mudelein. Sin embargo, creo que la forma en que se manejaron las cosas no fue la correcta. Agradezco a las Arquidiocis por ofrecerme, después de que la gente protestó, para que pague dos semanas de hotel, estoy en un motel que es suficiente para mí. No era necesario hacer eso porque esta no es mi Arquidiócesis, pero lo hicieron y estoy agradecido. Habiendo dicho eso, no podemos tratar a las personas como me trataron en Nuestra Señora de los Dolores y responder con burocracia y fríos comentarios políticos y legales como si nada hubiese pasado. Es más fácil cambiar el enfoque y simplemente decir: "No es su sermón, solo es un alborotador". Fue la homilía y ellos lo saben. Somos la Iglesia de Cristo, creemos que ustedes son obispos y sacerdotes de Dios Todopoderoso, sean para nosotros precisamente eso, pastores, padres, no diplomáticos ni políticos. Sé Cristo por nosotros.

La situación de la Iglesia es crítica. Respaldo las palabras de mi sermón: "Se necesita un gran cambio".

Mis hermanos, sacerdotes fieles en todo Estados Unidos y en todo el mundo, conocen muy bien el sufrimiento y el dolor que experimentamos hoy en la Iglesia, cómo somos silenciados, como nos sentimos apartados, perseguidos porque queremos predicar la verdad, usar la sotana o abrazar la tradición, ellos lo saben. Algunos de ellos eligen permanecer quietos, precisamente porque no quieren pasar por lo que estoy pasando ahora. El sufrimiento no está ausente. Creo firmemente, con Dios como testigo, especialmente en este caso particular en Nuestra Señora de los Dolores, que no hice nada para merecer que me trataran así. Pero creo que Dios permitió que esto sucediera por dos razones. Purificar mi corazón y hacer que sea como el suyo y, por otro lado, ser un testigo de su amor en la Iglesia en este contexto específico, como el que estamos viviendo.

Les suplico a todos ustedes, oren por mí mientras estoy pasando por este calvario. Sus oraciones me surten, puedo sentirlas. Ahora necesito discernimiento y sabiduría para saber dónde Dios quiere que vaya. Donde sea que yo esté, ora para que tenga el valor de: "llevar mi cruz y seguirlo" (Mt 16,24). 

Que Dios bendiga a su Iglesia y nos permita permanecer en el único lugar donde se puede encontrar la salvación.


https://www.theamericanconservative.com/dreher/the-sermon-that-cost-a-brave-priest-his-job/


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios nos cuide pero en mi opinión y con todo respeto admiro al padre Juan Carlos muy buen sacerdote

Anónimo dijo...

Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, y todos sabemos que lo que Dios quiere de nosotros es que estemos en la verdad. Oramos por usted padre.

Anónimo dijo...

Necesitamos más sacerdotes como el padre Juan Carlos en estos tiempos tan difíciles que estamos viviendo, hoy día la Verdad incomoda. Amar a Cristo y a la Iglesia según las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo está obsoleta para muchos del clérigo y quieren introducir los cambios del mundo dentro de la Iglesia. No entiendo por qué estos sacerdotes, obispos liberales no eligen salirse e irse para una de las sectas que ya tienen todo según los criterios del mundo pagano, todo según la agenda 2030.

Anónimo dijo...

Hay obispos y sacerdotes que actúan como sectas, y no se van a una, porque su misión que les asignó el maligno es destruirla desde adentro...es su ultima oportunidad y ni así lo podrán lograr. es doloroso para nosotros los fieles, pero como dice San Pablo, filipenses 4:6 "El Señor está cerca, no se inquieten por nada..." y presentémosle nuestras oraciones por la iglesia.. y tambien: 2 Corintios 11, 3-4, y 13-15 "3Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 4Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, ¿¡bien lo toleráis!?"
...pero ellos que hacen eso es: "13Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15Así que, no es extraño si también sus MINISTROS se disfrazan como ministros de justicia; pero su fin será conforme a sus obras..."

Anónimo dijo...

Hay que denunciar a todo sacerdote y/o monja, abusivo o abusiva, no callar, y si los niños y jóvenes manifiestan cualquier tocamiento o insinuación, hay que investigar, denunciar y no callar!!!!