viernes, 18 de mayo de 2018

LOS PRINCIPIOS DE LAS CACATUAS

“Soy católica, siempre estuve en contra del aborto… Pero la verdad es que cuando me empecé a informar un poco y meterme en el tema me di cuenta que las creencias personales hay que dejarlas de lado. Creo que es realmente un tema de salud pública”- Mariana Fabbiani.

Por Jose Luis Milia


PARA SER CATÓLICO SE REQUIERE haber sido bautizado en la Iglesia Católica, pues es el Bautismo- el Sacramento que borra el pecado original- el que nos hace hijos de Dios por la Gracia, y miembros de la Santa Iglesia Católica; por ello, la Sra. Fabbiani bien puede decirse católica. Ahora bien, La Iglesia Católica es una Sociedad que, como toda sociedad, tiene el derecho de imponer sus condiciones tanto para ser admitido como para permanecer miembro de ella, ya que puede expulsar de su seno a aquellos de sus miembros que no cumplan con las condiciones con que fueron admitidos, y lo hace, por medio de la "excomunión".

EL DERECHO CANÓNICO ENUMERA SIETE CASOS de excomunión inmediata apenas se cometa la acción penada con ella; el Canon 1364 condena la apostasía, la herejía o el cisma, el 1367 el daño a las especies consagradas o a quien las utiliza con fines sacrílegos, el 1370 contra aquel que atente contra el Sumo Pontífice; los cánones 1378, 1382 y 1388 están referidos a cuestiones de orden sacerdotal, pero el 1398 pena con excomunión a "quien procura el aborto"; a partir d esto podríamos asumir que la señora Fabbiani se autodenomina católica sin serlo.

PERO NO ES ESTO LO QUE IMPORTA ACÁ sino el insustancial razonamiento que ella hace. De un principio- estar contra el aborto por lo que ello significa: eliminar una vida- a reducir el tema a una cuestión de salud pública hay un largo camino por el que se pueden colar cientos de teorías falsas. Islandia, por ejemplo, asumió que tener un porcentaje de personas con Síndrome de Down en su sociedad era un problema de salud pública y hoy se jacta de que desde hace siete años no ha nacido en la isla ningún ser humano con Síndrome de Down.

ES CIERTO QUE A TODOS NOS DUELEN LAS MUJERES que mueren en abortos clandestinos, pero a hoy, nadie puede asegurar que estarían a salvo por hacerlo en un hospital público; no nos olvidemos de Keila Jones que a los 17 años solicitó un aborto legal por causas que aún se desconocen y terminó muerta en el hospital de Esquel.

PERO SERÍA INJUSTO CARGAR SOLO SOBRE la Sra. Fabbiani lo superficial de sus afirmaciones. Ella pertenece a un colectivo: la farándula televisiva que impone cánones de pensamiento uniforme. Así como ninguno de estos “referentes” populares que la componen se atreve a hablar en televisión- por miedo o por ideología- sobre la manera en que se mata a los presos políticos en los penales federales, o por que se censuró la proyección de “Será venganza!” en la Feria del Libro, o por que, en el mismo lugar y una semana después, se “escrachó” violentamente la conferencia de Nicolás Márquez y Agustín Laje, tampoco son proclives a permitir a sus “miembros” que digan, sobre este tema, algo más que una memorable estupidez como la que dijo otra integrante de esa “farándula”: "Un embrión no puede escribir poemas, un feto no es un bebito"

QUE ELLA SEA, Y LO CREO, una señora despistada que integra por razones de trabajo, esa banda donde se mezclan como decía Discépolo- “en el mismo lodo todos manoseaos”- periodistas en serio y de los otros, artistas, meretrices de “ambos sexos”, proxenetas y vivillos, no agrega una excusa a lo anodino de sus afirmaciones, antes bien la debería obligar a pensar cuanto bien o mal le hacen a un pueblo estupidizado por ese medio las palabras que se dicen al socaire de una charla frívola.




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