Por Javier López Villajos
Un grupo de investigadores de la Universidad de Lincoln (Reino Unido) y Sao Paulo (Brasil) han realizado un estudio basado en el proceso de comportamiento de los perros en el que, a través de la exposición de una serie de imágenes y sonidos, se ha comprobado que los perros no sólo se relamen ante la comida, como se había pensado de forma tradicional, sino que utilizan este gesto para comunicarse con sus dueños, especialmente cuando éstos están molestos.
Estudios previos ya habían demostrado que los perros tenían la capacidad de discriminar las expresiones faciales de los humanos pero faltaba comprobar si podían utilizar estas señales de manera funcional, es decir, ofrecer una respuesta.
El grupo de investigadores propuso un experimento que consistía en exponer a diecisiete perros a dos tipos de expresiones fáciles, una de emoción positiva y otra negativa, en una escala de grises y que trataran del mismo sujeto, fuera persona o perro, durante cinco segundos. De forma simultánea, también se proyectaron sonidos vocalmente cargados de emoción tanto positiva como negativa que se emparejaban respectivamente a las imágenes. Los observadores comprobaron que los perros miraban más tiempo al rostro cuya expresión coincidía con la emoción vocalizada y que, consecuentemente, realizaban un gesto de relamido. Los investigadores corroboraron así que los perros son capaces de combinar las señales visuales (las expresiones) y las acústicas (sonidos) que poseen el mismo valor emocional.
PATRÓN ASOCIATIVO
Hasta ahora se creía que el hecho de que un perro se lamiera la boca denotaba estrés o excitación ante un aliciente como puede ser la comida o un juguete. Natalia Albuquerque, una de las autoras de la investigación, declara que “el acto de relamerse está relacionado con expresiones faciales y más si se trata de humanos”. De esta forma, la investigación revela que “los perros pueden percibir y distinguir las emociones humanas, especialmente las negativas”, detalla Albuquerque.
Yendo más allá, el profesor Daniel S. Mills de la School of Life Sciences de la Universidad de Lincoln, indica que, si bien los perros ya tienen los sentidos del oído y el olfato muy desarrollados, “usan el gesto de relamerse como intento de facilitar su comunicación con las personas a través de la vista”.
Y es que la importancia de este estudio radica en la comprobación de que realmente existe una asociación de estímulos emocionales entre ambas especies. Una de las explicaciones que dan los investigadores es que este hecho puede estar relacionado con la domesticación de los perros y su adaptación a la vida de los seres humanos. De esta manera, los perros han adquirido una “compresión funcional de la información emocional” que hay a su alrededor, apuntan los responsables del estudio, demostrado que, no sólo captan sino que procesan la información que proyectan los humanos.
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