Por Carmen Aniorte
Igual que los humanos debemos tener conocimiento de primeros auxilios también hay que saber qué hacer si el que necesita nuestra ayuda es nuestra mascota. Los accidentes ocurren en momentos inesperados. Siempre hay que estar vigilando a nuestros perros o gatos; pero tampoco podemos estar sin quitarles un ojo las 24 horas del día. Hay que aprender a socorrerles, ya que cuando algo anómalo sucede la rapidez y la inmediatez pueden ser vitales... antes de acudir inmediatamente al centro veterinario.
Aquí les mostramos, algunos ejemplos de los «accidentes» más frecuentes. De todas formas recuerde que debe contar siempre con la supervisión y los consejos de su veterinario. Los primeros auxilios, son como dice la palabra, tratamientos de emergencia hasta la llegada de la atención médica, nunca debe ser sustitutiva. Les recomendamos tener siempre a mano el número de teléfono y de urgencias de uso veterinario.
1. Intoxicación
Ante el primer síntoma y mientras se llama al veterinario de urgencia o a su centro habitual hay que tener la mente fría y saber en concreto la causa del envenenamiento. En función del producto o lo que haya tomado hay distintas formas de actuar. En muchos casos los expertos recomiendan inducir el vómito; pero hay otros en que no.
Tener siempre en el botiquín carbón activado es de gran ayuda para neutralizar los productos tóxicos en el organismo. Lo ideal es administrarlo rápidamente, en cuanto nos demos cuenta de que se ha producido la intoxicación. El carbón activado es más eficaz si lo utilizamos hasta una hora después de la ingesta del tóxico, cuanto antes, mejor. Consulte con su veterinario -la posible dosis- a la hora de tenerlo en su botiquín de primeros auxilios.
Se debe suministrar entre 1 y 5 gramos por kilo de peso del animal, diluido en un poco de agua. Se pueden, repetir las dosis cada 2 a 4 horas; pero nuestro consejo es acudir de inmediato al Centro veterinario. Este producto es aún poco conocido, pero resulta muy útil ya que al tener muchos microporos y es a través de estos que el carbón activado absorbe sustancias químicas.
El carbón activado se encuentra a la venta en farmacias para humanos y también en los veterinarios. El más indicado es en polvo y diluido con agua. Su empleo es más recomendable que la inducción al vómito. Puede emplearse en intoxicaciones leves; pero no en todos. Si el envenenamiento es por ácido o derivados del petróleo, no es recomendable e incluso puede empeorar la situación. Tampoco debe darse si el perro o gato vomita o está inconsciente ya que en estos casos podríamos obstruir sus vías respiratorias y sería fatal.
2. Caídas, traumatismos, atropellos
Si sucede algo de lo que aquí decimos es muy importante no mover a la mascota o lo menos posible. Un movimiento brusco podría empeorar la situación. Hay que hacerlo con cuidado, llevarlo a un lugar seguro e inmovilizar la zona afectada antes de salir camino de urgencias.
Un consejo, durante el trayecto en coche, mantener las ventanillas bajas y que el animal vaya acompañado por alguien para que vigile que el accidentado no se mueva y lo calme.
3. Ojo con los cables
En este tipo de accidentes no hay nada que se pueda hacer en casa. En cuanto suceda salga corriendo al centro veterinario.
4. Pequeñas heridas, picaduras o mordiscos
En el caso de picaduras, si se trata de una avispa que deja el aguijón, hay que extraerlo con cuidado. Tras esta operación y tras comprobar que se ha sacado por completo, lavar la zona. Si se trata de un corte leve, lavar bien la zona que no quede rastro ni de tierra ni de hierba.
Después desinfectar con betadine (aplicar mejor con un hisopo) y evitar que el accidentado se lama la herida. Si el corte es profundo y sangra tapone la herida, haga un torniquete y acuda de inmediato al veterinario.
5. Fracturas
Si por desgracia su perro o gato se fractura una pata o tiene sospecha de ello, no permita que la utilice para intentar caminar. En el caso del torax y si cree que se ha fracturado una costilla, tome al animal con sumo cuidado, no lo mueva mucho y acuda a urgencias ya que de no ser así su estado podría agravarse.
¿Cómo se toma el pulso? La frecuencia cardíaca de los perros se sitúa entre 80 y 140 pulsaciones por minuto; es un rango bastante amplio, pero es que depende de factores como el tamaño del perro y su edad. Los perros pequeños tienen un ritmo cardíaco más rápido que los grandes. En el caso de los gatos, los latidos por minuto se sitúan entre 140 y 240.
Si tienes dudas sobre cuál debería ser la frecuencia cardíaca ideal de tu mascota, consulta al veterinario. Saber cuál es el pulso de tu perro es uno de los primeros pasos para proceder después a dar los primeros auxilios para mascotas que sean necesarios. La Guardia Civil recomienda para comprobar el pulso del animal, se debe colocar el dedo índice en la cara interna de su muslo (arteria femoral), por debajo del tobillo, o en el pecho.
...¿Y la frecuencia respiratoria? La respiración es uno de los signos vitales que debes conocer para estimar el estado de tu mascota. Sólo tienes que observar y contar cuántas veces se hincha y deshincha su pecho por minuto: lo normal en un perro es de 10 a 30 veces por minuto, mientras que en los gatos va de 20 a 40. Atiende también a posibles dificultades respiratorias, como agitación, silbidos o ronquidos.
Heimlich y otras maniobras. En un artículo hace unos meses hablábamos del «síndrome del perro aspiradora». Es bastante posible que su perro o gato se haya tragado algo y que este esté obstruyendo sus vías respiratorias. Puede incluso que incluso sea un trozo de comida. Para ello, con mucha paciencia y cuidado, haremos una búsqueda dentro de su boca con nuestros dedos, de un lado al otro en busca de «ese algo».
Si el animal tose hay que dejarlo que lo haga todo el tiempo que necesite ya que esta es, según los veterinarios consultados, la forma más efectiva de expulsar cuerpos extraños. Intente transmitirle tranquilidad y no agobiarle, simplemente vigile. Hay ocasiones en la que los perros dejan de toser; pero observamos de que algo sigue obstruyendo sus vías respiratorias y no podemos llegar con los dedos. Es en estas ocasiones -hay que ser muy expertos- hay que aplicar la famosa maniobra Heimlich.... si, también la hay para perros. Consiste en hacer saltar el objeto motivo de la obstrucción hacia el exterior, a través de la boca. Antes de esta «maniobra» hay otras menos peligrosas:
Probar suerte utilizando la gravedad a nuestro favor. En ejemplares pequeños, lo más fácil es cogerlos de las caderas y ponerlos boca-abajo. En un par de ligeras sacudidas el objeto saldrá. En el caso de perros grandes, se puede emplear la misma técnica pero sin sostenerle en el aire ya que -evidentemente-dado el tamaño no será posible y además podríamos hacerle daño. Para ello, tomamos al perro de las patas traseras mientras mantiene sus patas delanteras apoyadas en el suelo (como si fuera una carretilla).
Dar cinco palmadas entre los dos hombros. Estas deben ser más bien golpes secos con la parte baja de la palma de nuestra mano.
La Maniobra de Heimlich (solo para expertos) como lo hacemos con las personas. Pegaremos nuestro pecho a su espalda lo más que podamos, e incluso mantendremos al perro de pie pegado a nosotros, y rodeando su pecho con nuestros brazos buscaremos la parte baja y central de sus costillas, en lo que también llamamos la boca del estómago. Pondremos un puño sobre sus costillas si el perro es grande, o 3/4 dedos si el perro es pequeño. Con la otra mano, haremos presiones sobre nuestro puño o dedos. Las presiones deben ser firmes y fuertes, pero con cuidado de no romper ninguna costilla a nuestro perro.
ABC.ES
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