Por Javier Lozano
Cada vez se reproducen con más frecuencia los casos de niños que son vestidos y tratados como niñas, o viceversa, por sus padres o abuelos en su deseo irrefrenable de que sean lo que no son.
Un ejemplo es el de Walt Heyer, que tras sufrir esta presión durante su infancia acabó realizándose una operación de cambio de sexo que le hizo pasar por un calvario durante décadas.
Estas obsesiones de padres o abuelos sobre los niños pueden tener consecuencias nefastas en los más pequeños pero éstas están quedando ocultas tras la ‘moda’ de los niños trans promocionada en Estados Unidos y Europa e impulsada por los lobbies o las propias administraciones. Un ejemplo de ello es la imposición de los baños transgénero en los colegios.
Pero, ¿un niño opta por cambiar de sexo libremente o es persuadido y manipulado para ello? Este es el debate que se oculta pues la corrección política impide profundizar en el tema sin ser calificado de homófobo o tránsfobo.
Sin embargo, el caso que ha salido a la luz pública en Reino Unido pone este debate encima de la mesa. La Corte Suprema de Inglaterra ha retirado la custodia a una madre que obligaba a su hijo de siete años a vestir como una niña y a comportarse como tal.
La ideología de género, aceptada y obedecida porque sí
Pero además de dar la custodia a su padre, el juez Hayden hizo una feroz crítica a los servicios sociales. En su fallo afirma que la Justicia y “otra serie de órganos multidisciplinares” como los servicios médicos mostraron su preocupación en varias ocasiones acerca del bienestar del niño por lo que el magistrado dijo no entender por quélos servicios sociales “habían hecho caso omiso de manera sumaria” a esas preocupaciones.
Simplemente, los servicios sociales siguieron la estela marcada sobre que cada uno es lo que quiera ser y habían dado por bueno sin más que el niño debía ser tratado como una niña. No investigaron ni causas, ni consecuencias, ni los motivos, ni la idoneidad para el niño. No tuvieron en cuenta ni criterios médicos ni psicológicos ni sociales sino que se convirtió en una mera cuestión ideológica.
Ante esta situación, el magistrado ha ordenado una investigación sobre la respuesta que los trabajadores sociales dieron en este caso.
Según recoge Breitbart, el juez Hayden acusó a la madre de haber “generado un daño emocional significativo” en su hijo. “La madre vistió al niño en todo momento como una niña y le había inscrito en el médico como una niña”, dijo el magistrado.
El niño vuelve a ser niño con total naturalidad
La madre se defendió asegurando que el niño estaba viviendo su condición en secreto y que ahora ya vivía toda su vida como una niña. Pero el juez indicó en su fallo que tenía la “abrumadora impresión” de que la madre se consideraba “como una luchadora por el derecho de su hijo de expresarse como una niña”.
El caso empezó hace tres años cuando sus padres se divorciaron y el padre interpuso una demanda porque la madre no le permitía acceder al niño. Y así poco a poco se fue destapando la intención de la mujer de transformar al pequeño.
Ahora el niño está viviendo con su padre y la supuesta tendencia femenina por la cual le habían vestido como una niña ha revertido de manera natural acrecentándose además su interés por los temas masculinos.
El juez Hayden ha destacado posteriormente que ha accedido a los informes del niño ahora que está con su padre y que sin que haya existido ninguna presión por parte del padre “llama la atención que la mayor parte de sus intereses son de tendencia masculina”.
Cuidado con la moda de los niños ‘trans’
Las consecuencias de forzar a los niños de esta manera puede provocar una serie de traumas que les lleven a adicciones, al suicidio o a una muerte tempana. Walt Heyer ha sido una víctima que ha pagado ese abuso por lo que está concienciando a la sociedad sobre los efectos perversos de utilizar a los niños. “He decidido contar mi historia porque los medios de comunicación muestran a los niños ‘transgénero’ como un 'producto de televisión pulido'”. Pero la realidad es muy diferente, “el cambio de sexo es una aparente victoria a corto plazo, pero es un dolor que cargarás toda tu vida”.
Walt Heyer, que durante unos años intentó sentir alivio como "Laura"
Por ello, este extransexual aseguraba que “los lgbt creen que están logrando que los niños descubran quienes son, pero la verdad es que sólo son niños y lo que consiguen son pequeños robots que hacen lo que ellos quieren, manipulan su mente para que cambien su sexo”. Además, añade que la niñez marca el resto de la vida de un adulto, “el entorno familiar, el colegio o la televisión marca la vida del pequeño, los padres deben tener unos valores firmes para combatir las ideas que van a intentar implementar en la mente de su hijo”.
El precedente de la farsa de la “memoria reprimida”
En la actualidad, el movimiento trans y lgbt tienen carta blanca. Se están creando leyes a su favor, los gobiernos se arrodillan ante estos grupos y se les permite adoctrinar a niños o que se realicen operaciones a niños sin que se cuestione absolutamente nada. La ciencia no avala estas políticas pero el pensamiento dominante lo admite sin más.
Mecatornet ha realizado una comparación sobre la situación que se vive en la actualidad con la ideología de género con la histeria que se vivió en la década de los ochenta y principios de los noventa con el movimiento-terapia de la “memoria reprimida” y los “recuerdos recuperados”.
Durante esos años numerosas personas se sometieron a estas terapias que fueron dadas como válidas por terapeutas e incluso tribunales, y en las que supuestamente estas personas recordaban haber sido víctimas de abusos sexuales durante la infancia puesto que hasta entonces aquellos hechos traumáticos habían quedado escondidos en lo más profundo de su ser.
Pese a la falta de evidencias científicas estas terapias se popularizaron y se empezaron a elevar hasta ser incuestionables como ahora pasa con la ideología de género. Sin embargo, años después estas terapias que parecían infalibles se vinieron abajo y toda la comunidad científica evidenciaba sus carencias estando en la actualidad completamente refutadas.
Las consecuencias de una teoría fallida
Sin embargo, la aplicación de estas teorías ha dejado familias rotas, personas destrozadas y un gran número de víctimas por el camino hasta que años después se demostrara su falsedad.
¿Puede ser la ideología de género la siguiente en caer? Aunque ahora parece imposible, los síntomas son los mismos pues es una teoría intocable aunque sin evidencias científicas que se está imponiendo en la sociedad como infalible. El tiempo dirá, aunque los daños puedan ser para entonces difíciles de reparar.
Religion en Libertad
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