El cariño y fidelidad que proporciona un animal en casa no es algo a lo que hay que renunciar porque nos vayamos haciendo mayores, ¡todo lo contrario! Compartir nuestra vida con un animal cuando nos hacemos mayores ayudará a mejorar la salud y el bienestar tanto a nivel físico como emocional.
Con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores que se celebra el 1 de octubre, Kiwoko nos revela los principales beneficios que tiene una mascota en el día a día de las personas de la tercera edad:
1. Estimula la actividad física: contar con un compañero peludo, sobre todo si es un perro, contribuye a impulsar el ejercicio gracias a los paseos y juegos diarios que requieren estos animales. Tal y como comenta Marta Serrano, responsable de los centros veterinarios Sanitos de Kiwoko, “Hay que estudiar qué raza de perro encaja más con el estilo de vida y capacidades de la persona para que puedan convertirse en grandes compañeros. Por ejemplo, los cachorros tienen mucha más energía que perros más mayores y hay razas con caracteres más tranquilos que se adaptan mejor a una vida más casera”.
2. Disminuye la sensación de soledad: compartir el día a día con una mascota proporciona mucha compañía, fomentando a mitigar el síndrome del nido vacío que afecta a muchos de nuestros mayores cuando los hijos dejan el hogar. Además, en el caso de los perros, salir con ellos a pasear es una actividad que permite socializar y relacionarse con otras personas, logrando así compañía tanto dentro como fuera de casa.
3. Son el mejor medicamento para la tristeza y la depresión: está demostrado que convivir con una mascota reduce la sensación de tristeza y depresión en las personas mayores. Volver a sentirse útiles al cuidar de un animal es un gran aliciente para ellas, ya que muchas veces se sienten apartadas y poco necesarias. “Una mascota requiere atención y cuidados pero, en este caso, un mayor que cuida un animal cuida también de sí mismo”, afirma Marta Serrano.
4. Velan por la seguridad de su amo: las personas mayores con alguna limitación de sus capacidades corren un riesgo añadido en su seguridad. Según los expertos de Kiwoko, “En este caso, los perros entrenados pueden ser de gran ayuda, ya que pueden dar una señal de alerta si se da determinada situación (suena el teléfono, algo se quema, el dueño se encuentra en peligro e, incluso, en algunos casos, detectar enfermedades)”.
5. Reducen el estrés: no importa el tipo de mascota ni el estado de salud del amo, todas tienen efectos positivos en el estrés de los dueños. Ya sea observando nadar los peces, escuchando el ronroneo de un gato o el piar de los pájaros, los niveles de ansiedad y estrés se reducen y ayudan a contribuir a la sensación de bienestar.
Tener un amigo peludo en casa es una decisión que debe meditarse y ser tomada con todas las consecuencias y con el asesoramiento de un experto. El cariño de los animales reforzará la salud y autoestima de nuestros mayores, convirtiéndolos en compañeros inseparables durante mucho tiempo.
1. Estimula la actividad física: contar con un compañero peludo, sobre todo si es un perro, contribuye a impulsar el ejercicio gracias a los paseos y juegos diarios que requieren estos animales. Tal y como comenta Marta Serrano, responsable de los centros veterinarios Sanitos de Kiwoko, “Hay que estudiar qué raza de perro encaja más con el estilo de vida y capacidades de la persona para que puedan convertirse en grandes compañeros. Por ejemplo, los cachorros tienen mucha más energía que perros más mayores y hay razas con caracteres más tranquilos que se adaptan mejor a una vida más casera”.
2. Disminuye la sensación de soledad: compartir el día a día con una mascota proporciona mucha compañía, fomentando a mitigar el síndrome del nido vacío que afecta a muchos de nuestros mayores cuando los hijos dejan el hogar. Además, en el caso de los perros, salir con ellos a pasear es una actividad que permite socializar y relacionarse con otras personas, logrando así compañía tanto dentro como fuera de casa.
3. Son el mejor medicamento para la tristeza y la depresión: está demostrado que convivir con una mascota reduce la sensación de tristeza y depresión en las personas mayores. Volver a sentirse útiles al cuidar de un animal es un gran aliciente para ellas, ya que muchas veces se sienten apartadas y poco necesarias. “Una mascota requiere atención y cuidados pero, en este caso, un mayor que cuida un animal cuida también de sí mismo”, afirma Marta Serrano.
4. Velan por la seguridad de su amo: las personas mayores con alguna limitación de sus capacidades corren un riesgo añadido en su seguridad. Según los expertos de Kiwoko, “En este caso, los perros entrenados pueden ser de gran ayuda, ya que pueden dar una señal de alerta si se da determinada situación (suena el teléfono, algo se quema, el dueño se encuentra en peligro e, incluso, en algunos casos, detectar enfermedades)”.
5. Reducen el estrés: no importa el tipo de mascota ni el estado de salud del amo, todas tienen efectos positivos en el estrés de los dueños. Ya sea observando nadar los peces, escuchando el ronroneo de un gato o el piar de los pájaros, los niveles de ansiedad y estrés se reducen y ayudan a contribuir a la sensación de bienestar.
Tener un amigo peludo en casa es una decisión que debe meditarse y ser tomada con todas las consecuencias y con el asesoramiento de un experto. El cariño de los animales reforzará la salud y autoestima de nuestros mayores, convirtiéndolos en compañeros inseparables durante mucho tiempo.
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