Por Agustín Laje
Este año el desmadre “feminista” le toca a Rosario. En efecto, el “Encuentro Nacional de Mujeres” ha elegido esta ciudad para llevar adelante, este mismo fin de semana (8, 9 y 10 de octubre), la trigésimo primera edición del más importante evento anual del feminismo vernáculo.
Hay algunas cosas que han de decirse sobre esta movilización, a riesgo de quitar los pies del plato de la corrección política. Permítanme enumerar algunas consideraciones:
1) La violencia política e ideológica, traducida en violencia material y simbólica, está en el corazón de la praxis del Encuentro Nacional de Mujeres. Los talleres con los que se preparan los primeros días a las mujeres que concurren, enervan los espíritus contra fantasmas tales como el “heterocapitalismo”, el “patriarcado” y, por supuesto, la Iglesia Católica. Para el cierre del evento, las conciencias están bien formateadas para salir a generar destrozos contra propiedad pública y privada (a la hora de rayar paredes y romper vidrios les da igual) y, de nuevo, contra la Iglesia Católica.
Basta repasar lo que viene ocurriendo todos los años con el Encuentro Nacional de Mujeres. Es una historia que se repite una y otra vez, sólo que cada vez con mayor nivel de radicalidad. El año pasado Mar del Plata lo vivió en carne propia: la última noche del evento, las feministas marcharon hacia la catedral marplatense con el objeto de destruirla; alcanzaron a derribar las rejas, hasta que terminaron siendo dispersadas por las fuerzas legales.
En 2014 fue Salta: “María quería abortar”, “Jesús no existe, María abortó”, “Yo aborté y me gustó” y “Abortá al macho”, son algunos ejemplos de las consignas que los salteños encontraron luego inscriptas en las paredes de todos los rincones de la ciudad.
En 2013, San Juan: nuevamente consignas violentas por doquier tales como “Muerte al macho”, hombres y mujeres siendo atacados por rezar el rosario en las escalinatas de los templos, y disturbios varios.
Si seguimos repasado años anteriores, el espectáculo es siempre el mismo. El pacifismo de los fieles enerva siempre más a las militantes, y terminan entonces quemando frente a la Iglesia figuras de la Virgen María, banderas papales, e incluso arrojando orina y excremento humano contra las personas que allí se reúnen con el fin de orar.
Este año, voces feministas que integran el Encuentro han llamado a “quemar la Catedral de Rosario”, aprovechando que por primera vez oficialmente el evento concluirá allí, al tiempo que la mediática Malena Pichot, ídola del ala más iletrada del feminismo local, habló de “hacer caca en las iglesias”.
2) El “Encuentro Nacional de Mujeres” pretende ser representativo de la mujer, pero es apenas representativo de una ideología bien específica: el feminismo radical.
Este año el desmadre “feminista” le toca a Rosario. En efecto, el “Encuentro Nacional de Mujeres” ha elegido esta ciudad para llevar adelante, este mismo fin de semana (8, 9 y 10 de octubre), la trigésimo primera edición del más importante evento anual del feminismo vernáculo.
Hay algunas cosas que han de decirse sobre esta movilización, a riesgo de quitar los pies del plato de la corrección política. Permítanme enumerar algunas consideraciones:
1) La violencia política e ideológica, traducida en violencia material y simbólica, está en el corazón de la praxis del Encuentro Nacional de Mujeres. Los talleres con los que se preparan los primeros días a las mujeres que concurren, enervan los espíritus contra fantasmas tales como el “heterocapitalismo”, el “patriarcado” y, por supuesto, la Iglesia Católica. Para el cierre del evento, las conciencias están bien formateadas para salir a generar destrozos contra propiedad pública y privada (a la hora de rayar paredes y romper vidrios les da igual) y, de nuevo, contra la Iglesia Católica.
Basta repasar lo que viene ocurriendo todos los años con el Encuentro Nacional de Mujeres. Es una historia que se repite una y otra vez, sólo que cada vez con mayor nivel de radicalidad. El año pasado Mar del Plata lo vivió en carne propia: la última noche del evento, las feministas marcharon hacia la catedral marplatense con el objeto de destruirla; alcanzaron a derribar las rejas, hasta que terminaron siendo dispersadas por las fuerzas legales.
En 2014 fue Salta: “María quería abortar”, “Jesús no existe, María abortó”, “Yo aborté y me gustó” y “Abortá al macho”, son algunos ejemplos de las consignas que los salteños encontraron luego inscriptas en las paredes de todos los rincones de la ciudad.
En 2013, San Juan: nuevamente consignas violentas por doquier tales como “Muerte al macho”, hombres y mujeres siendo atacados por rezar el rosario en las escalinatas de los templos, y disturbios varios.
Si seguimos repasado años anteriores, el espectáculo es siempre el mismo. El pacifismo de los fieles enerva siempre más a las militantes, y terminan entonces quemando frente a la Iglesia figuras de la Virgen María, banderas papales, e incluso arrojando orina y excremento humano contra las personas que allí se reúnen con el fin de orar.
Este año, voces feministas que integran el Encuentro han llamado a “quemar la Catedral de Rosario”, aprovechando que por primera vez oficialmente el evento concluirá allí, al tiempo que la mediática Malena Pichot, ídola del ala más iletrada del feminismo local, habló de “hacer caca en las iglesias”.
2) El “Encuentro Nacional de Mujeres” pretende ser representativo de la mujer, pero es apenas representativo de una ideología bien específica: el feminismo radical.
Cualquier mujer que quiera participar de los talleres del evento que no se ajuste a los dictados ideológicos del feminismo radical, tiene garantizado pasarla muy mal. Es conocida la existencia de las “Autoconvocadas”, grupo de mujeres católicas que tratan de llevar su voz al Encuentro Nacional de Mujeres, pero que siempre terminan de la misma forma: expulsadas por la fuerza (arañazos, puñetazos e incluso han sido arrojadas por escaleras) de los talleres.
3) El “Encuentro Nacional de Mujeres” hace hincapié fundamentalmente en dos cuestiones: la legalización del aborto y la violencia de género. Es decir, hay un repudio meramente retórico contra la violencia de género, pues esas mismas mujeres terminan luego escribiendo en paredes que hay que matar al hombre. Representan, podríamos decir, un machismo a la inversa: su odio para con el sexo masculino está en el núcleo de sus construcciones ideológicas.
Pero incurren en otra importante contradicción: mientras dicen repudiar la violencia contra la mujer (aunque ellas mismas golpeen a las mujeres que no se enrolan en el feminismo radical), llaman a legalizar el asesinato del ser humano más indefenso de todos: el ser humano que se encuentra en el vientre materno.
Recordemos que el aborto no es una cuestión meramente religiosa; que lo que se encuentra en el vientre femenino es un ser humano no lo dice simplemente la Iglesia, sino la ciencia. De esa forma se ha manifestado nada menos que la Academia Nacional de Medicina.
4) Generalmente los medios se encargan de matizar, e incluso silenciar, muchas de las barbaridades que se llevan a cabo en el Encuentro Nacional de Mujeres. Que quede esta breve columna como constancia de que el próximo 10 de octubre, Rosario conocerá lo que es la violencia política de un feminismo que cada vez está más lejos de representar a la mujer, y más cerca del fanatismo ideológico.
http://prensarepublicana.com/
3) El “Encuentro Nacional de Mujeres” hace hincapié fundamentalmente en dos cuestiones: la legalización del aborto y la violencia de género. Es decir, hay un repudio meramente retórico contra la violencia de género, pues esas mismas mujeres terminan luego escribiendo en paredes que hay que matar al hombre. Representan, podríamos decir, un machismo a la inversa: su odio para con el sexo masculino está en el núcleo de sus construcciones ideológicas.
Pero incurren en otra importante contradicción: mientras dicen repudiar la violencia contra la mujer (aunque ellas mismas golpeen a las mujeres que no se enrolan en el feminismo radical), llaman a legalizar el asesinato del ser humano más indefenso de todos: el ser humano que se encuentra en el vientre materno.
Recordemos que el aborto no es una cuestión meramente religiosa; que lo que se encuentra en el vientre femenino es un ser humano no lo dice simplemente la Iglesia, sino la ciencia. De esa forma se ha manifestado nada menos que la Academia Nacional de Medicina.
4) Generalmente los medios se encargan de matizar, e incluso silenciar, muchas de las barbaridades que se llevan a cabo en el Encuentro Nacional de Mujeres. Que quede esta breve columna como constancia de que el próximo 10 de octubre, Rosario conocerá lo que es la violencia política de un feminismo que cada vez está más lejos de representar a la mujer, y más cerca del fanatismo ideológico.
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