miércoles, 6 de junio de 2012

INNOVACIÓN + SISTEMAS = EQUILIBRIO VERTEBRAL DEL FUTURO



Nuestro tiempo cultural, tanto el internacional como el local, nos muestra un cambio en la conformación del poder, que se concentra en personas que innovan, chocando con su accionar con la seguridad operativa que se originan en los sistemas que son la base de la seguridad evitando riesgos.

Por el Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila
(LMGSM 1 CMN 73)

Estamos en un tiempo de acelerado cambio, que se muestra en todo el mundo por los embates y colapsos que se autoalientan, pero, conjuntamente, están surgiendo capacidades de evolución que anuncian una vida mejor en el mañana, si aquellos que deben tomar las grandes decisiones lo conocen y aplican. La esencia de este proceso se encuentra en el equilibrio de la vinculación entre la fuerza de innovación con la adaptación de los sistemas, para lograr éxito en el equilibrio de los avances. Ser parte de la idea de que el progreso esta siempre delante nuestro, pero, el acceso al mismo, solo se logra, si se está preparado para ello, y, la forma no traumática de alcanzarlo, esta, lógicamente, en una adecuada conducción que ajuste los pasos, regule los tiempos y permita los espacios de adaptación. De ahí, la importación vital que tienen aquellos que están en el poder, y que, desde el mismo, no tan solo guían, sino que ajustan y atemperan, los avances hacia el mañana. Una aceleración puede destruir enlaces, pero, una marcha lenta, separar la posibilidad de los avances.

Los sistemas, es decir las rutinas de acción con un fin determinado, constituyen la base operacional, a la que concurren las acciones y motivan los efectos específicos, materializados en las organizaciones. Las innovaciones son los aportes, normalmente técnicos, que modifican las posibilidades materiales, con efecto directo en lo social. Una organización equilibrada, sea ella pública o privada, basa su existencia, en el uso inteligente y oportuno de las innovaciones, sin que ellas disturben sus sistemas, pues esta asimilación se hace con prudente inteligencia racional.

En este devenir del mañana, se están produciendo algunos fenómenos que destruyen lo clásico y alientan a lo nuevo, y, dentro de ello, esta la "capacidad comunicacional". Hasta hace poco, la comunicación requería de medios para su difusión que, por sus características, imponían controles y restricciones, que la desalentaban o restringían, pero, en el presente, con los avances de la Cibernética, estas barreras condicionantes, han sido vencidas. Es decir, las personas están ante el desafío de "ser" individualmente y la posibilidad de "actuar" sustantivamente, por la facilidad que le brinda el acceso a medios simples y prácticos, que los lanzan poderosos en la sociedad. Una buena idea o un aporte positivo, encuentra en el escenario de las comunicaciones digitales, la posibilidad de un poderoso repetir, impulsado en forma constante. Es de aclarar que, como este impulso puede ser sano, honesto y positivo, también puede albergar el mal, la negación lo destructivo.

Estas reflexiones iniciales, nos llevan, naturalmente, a considerar los aspectos que hacen a la existencia de las masas (como concepto de unión de personas) y, consecuentemente, la forma  del dominio de ellas, es decir, la nueva relación que se concreta y existe entre los ciudadanos y sus gobernantes. Esta relación, ha personalizado la política, ya que no se habla más de partidos y plataformas, sino que se trata de candidatos e ideas. En las lides electorales, en todas partes, pero en especial en los países más avanzados socioeconómicamente, se observa que se trata de personas en lucha, para lograr el apoyo de la voluntad de los electorados, y que, este accionar, tiene una fuerza tal que lo hace como personal y directo. El político de partido ha sido reemplazado por la persona-candidata y, su éxito, está en la forma en que se presenta y las innovaciones que ofrece. Si revisamos la información que nos llega de las últimas contiendas electorales en los países del hemisferio Norte, nos sorprenderemos por este accionar de personas, que llegan por efecto de su individualidad. En este sentido, hasta aparecen postulantes a la función de gobierno, hasta hace poco ignorados o desconocidos, que, de pronto, por su carisma y mensaje, pasan a competir con éxito, con aquellos que detentan en su pasado un largo y concreto accionar. Esta situación la hemos vivido también en nuestro país, cuando personas no involucradas en la política, se asoman a ella sin antecedentes que las hagan características y, sorprendentemente, con su sinceridad y, algunas veces, "candor" reciben el apoyo del electorado. Este tema, cuando se superen los aspectos de "logística electoral" y se llegue a lo que se denomina "boleta única" adquirirá una mayor fuerza en sus realizaciones.

En verdad, casi siempre,  una vez asumido el poder por los antes candidatos, es que se encuentran con la "realidad del sistema", que, no tan solo los condiciona, sino que les lleva a buscar la adaptación de sus propuestas a las variables que permitan su ajuste. Es allí, donde aparece en plenitud el conductor  que, aplicando sus conocimientos (y casi siempre el "sentido común"), sabe afrontar las situaciones y resolverlas, por lo que recibe su premio, si logra reales avances, con la reelección en su mandato de gobierno. Si el sistema no es real, y el mismo solo responde a las influencias del presente, es decir no tiene en cuenta las bases del pasado y la necesidad de ajustarse modularmente al futuro, se corre el riesgo del "colapso" en el mañana, cuando los efectos de los aportes realizados afloran sin la presión de las conveniencias. Esto nos lleva a la idea de que, entre lo que se hace en la "coyuntura" y lo que se piensa para la "estructura", tiene, necesariamente, que existir una adecuada coherencia pues, en síntesis, es la adaptación de las innovaciones  que se adaptan al sistema.

Normalmente, en el caso de una empresa, las innovaciones están en los elementos que actúan en la "investigación y desarrollo" y el sistema en los que operan la "producción y la comercialización" y, depende de la habilidad  del empresario, el traslado y puesta en operación de los temas, que surgen de los primeros y materializan los segundos. El éxito esta, lógicamente, en el respeto adecuado de las acciones, para que ellas tengan coherencia y resulten de impulsos de apoyo, y no motivo de trabas y barreras. Tenemos ejemplos recientes de grandes empresas, con larga trayectoria y extenso mercado, que han caído estrepitosamente, por no "escuchar" los mensajes de innovación y no actuar, oportunamente, en el ajuste de sus sistemas, pero también aquellas "apresuradas" que se lanzaron a los mercados y sus productos no fueron recibidos y adoptados, con el lógico fracaso.

En el caso de las naciones, las innovaciones están en los políticos, que actúan en la función de "gobernantes", y, consecuentemente, el sistema, en su "administración publica". Los gobernantes están innovando (es decir "ajustando lo presente con vistas al futuro") en tanto los funcionarios son los ejecutores fieles de lo normado, logrando de esta manera  "seguridad jurídica". La evolución del mundo en sus artes, cultura, etc., está en una permanente y constante acción de evolución, y por ello es necesario entender y aplicarlo, para lograr que el país se encuentre en el nivel internacional que le de vigencia y participación. En un planeta que se caracteriza por su integración, ya sea como resultante de la "globalización" o por efecto de los objetivos de "universalización", cada vez más los países, como comunidades de intereses, tendrán que ser participes entre sí, para lograr la integración que sus potenciales y posibilidades les brinda, como bases de su existencia.

Este tema del "personalismo", en la función de los gobernantes, que se materializa entre las acciones de innovación y sistemas, tiene un riesgo permanente y es la posibilidad de que, agotado el mismo, todo tiende a cambiar. Este fenómeno y riesgo, a su vez, motiva la búsqueda de la "continuidad", que ayer era la "partidaria" y en nuestros días es  "personal". Esta situación se presenta cada vez con mayor claridad y se observa, en sus acciones y consecuencias, en los países de mas altos valores relativos. Un cambio de presidente en una nación, no debería tener tanta influencia, que la lleven a modificaciones sustanciales, pero, ello si se produce, cuando los cambios provengan de la existencia de posiciones antagónicas, que, si bien, pueden parecer ocultas, afloran en la realidad. La experiencia política nos señala que, candidatos que se postulan con un perfil de gobierno determinado, cuando acceden al poder, lo modifican, lo que constituye  un severo fraude al electorado que lo eligió.

Cuando la innovación (gobierno) se confunde con el sistema (Administración), la primera se impone en razón de su poder propio, y, consecuentemente, destruye a la segunda, creando de esta suerte la perdida de seguridad que lleva, lógicamente, al riesgo o el caos. Pese a la lógica de este tema, en el presente y aun en países que se caracterizan por su seguridad jurídica y respeto constitucional,  se está mostrando con una peligrosa continuidad, esta aparición de los "personalismos". En algunos casos, ello es sin ningún tipo de cobertura y se produce una "continuidad" que torna al proceso en una símil de "monarquía", cuando no en "dictadura" y, en otros, por una "seudo alternancia" en la cual las figuras mutan entre sí, dando un aspecto de cambio que, en la realidad no lo es.

En un tiempo cultural, como es el de principios del Siglo XXI, en el cual se están produciendo avances y fenómenos antes no pensados, resulta conveniente tener la flexibilidad de seguir y adaptarse a los cambios, pero ello, lógicamente, no tiene que tener una amplitud que signifique la modificación absoluta de la tendencia o, lo que puede ser aun más grave, los objetivos. El problema, si bien tiene un perfil difícil y complejo, en realidad, en su misma concepción, tiene que encontrarse su solución, ya que, en esta nueva  dimensión de la socioeconómica, los parámetros se aclaran por la misma imposición de sus realizaciones. El mundo del mañana será, necesariamente, más claro que el del presente y menos frágil de lo que fuera en el ayer, lo que permitirá una mejor relación de acciones conjuntas pues ellas tendrán que ser conocidas por todos los participantes y, por ello, no se podrá ocultar factores que, al ser mal empleados, actuarían como rémoras infeccionas que deterioran o traban las acciones.

El mundo está viviendo su "crisis de cambio" que, aparentemente, no encuentra aun una salida racional y lógica para su adaptación. Esta crisis, en diferentes medidas, llega a cada nación y pone problemas a su sistema clásico e impone una revisión a sus tradiciones que, inteligentemente, tienen que servir de base a su estructura, pero, racionalmente, no deben trabar su progreso hacia el futuro. En un tiempo en el cual la cibernética está brindando nuevos horizontes, que pueden ser similares a los que el "viejo mundo" encontró en el Siglo XV con la apertura del "nuevo continente", es fundamental que el conocimiento se aplique con la debida calidad, para que el mismo encuentre cursos de acción lógicos y positivos, se descarte el "providencialismo" de los inspirados y se logre el equilibrio del saber aplicado al bien y la justicia expandido a todos los pueblos del orbe.




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