El santo padre ha escrito una carta, fechada el 20 de diciembre de 2014 y publicada hoy, al cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en la que decreta que a partir de ahora, las personas elegidas para el lavado de pies en la liturgia del Jueves Santo podrán ser seleccionadas de todo el Pueblo de Dios, y no solo hombres y niños.
El Papa escribió al cardenal que ha reflexionado desde hace algún tiempo sobre el "rito del lavamiento de los pies contenido en la Liturgia de la Misa en Coena Domini, con la intención de mejorar la forma en que se realiza para que pueda expresar más plenamente el significado del gesto de Jesús en el Cenáculo, su entrega hasta el fin por la salvación del mundo, su caridad ilimitada".
"Después de una cuidadosa consideración", continúa, "he decidido hacer un cambio en el Misal Romano. Por lo tanto, decreto que la sección según la cual las personas elegidas para el Lavatorio de los pies deben ser hombres o niños, de modo que a partir de ahora los Pastores de la Iglesia pueden elegir a los participantes en el rito de entre todos los miembros del Pueblo de Dios. Recomiendo también que se dé una explicación adecuada del rito a los elegidos".
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha publicado hoy un decreto sobre el citado rito, con fecha 6 de enero de 2016, cuyo texto íntegro se publica a continuación:
"La reforma de la Semana Santa, mediante el decreto Maxima Redemptionis nostrae mysteria de noviembre de 1955, prevé la facultad, donde se aconseje por motivos pastorales, realizar el lavamiento de los pies de doce hombres durante la Misa de la Cena del Señor, después de la lectura del Evangelio según Juan, como si casi representara la humildad y el amor de Cristo por sus discípulos.
En la liturgia romana este rito se transmite con el nombre del Mandato del Señor sobre la caridad fraterna según las palabras de Jesús, cantadas en la Antífona durante la celebración.
Al realizar este rito, se invita a los obispos y sacerdotes a conformarse íntimamente con Cristo que "no vino para ser servido, sino para servir" y, impulsado por un amor "hasta el fin", a dar su vida por la salvación de toda la humanidad.
Para manifestar todo el significado del rito a quienes participan en él, Francisco ha considerado oportuno cambiar la regla en el Misal Romano (p. 300, n. ° 11) según la cual los hombres elegidos están acompañados por los ministros, que, por lo tanto, debe modificarse de la siguiente manera: "Los elegidos del Pueblo de Dios van acompañados de los ministros'' (y, en consecuencia, en el Caeremoniale Episcoporum n. ° 301 y n. que los pastores puedan elegir un grupo de fieles que represente la variedad y unidad de cada parte del Pueblo de Dios. Este grupo puede estar formado por hombres y mujeres, e idealmente por jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, clérigos, consagrados y laicos.
Esta Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, mediante las facultades otorgadas por el Sumo Pontífice, introduce esta novedad en los libros litúrgicos del Rito Romano, recordando a los pastores su deber de instruir adecuadamente tanto a los fieles elegidos como a los demás, para que participen en el rito de forma consciente, activa y fructífera".
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