El caso llegó al máximo órgano judicial de Francia, que determinó que «la distinción entre hombre y mujer es necesaria para la organización social y legal, de la cual es piedra angular», y que «el reconocimiento de un género neutral tendría profundas repercusiones en el francés» y en la ley, «que requeriría cambios legislativos», según recoge la sentencia.
Gaëtan, un psicoterapeuta de 65 años que vive en el este de Francia, dijo que «le habían dado» un nombre masculino. Este hombre se casó a los 42 años y luego adoptó un niño con su esposa. En agosto de 2015, un juez del tribunal de familia de Tours, su ciudad de nacimiento, aceptó el «género neutro» en sus documentos.
Sin embargo, en marzo de 2016, el Tribunal de Apelaciones de Orleans anuló el fallo argumentando que requeriría «el reconocimiento, bajo la apariencia de una simple rectificación de sus registros personales, de la existencia de otra categoría sexual».
Según los abogados de Gaëtan, Mila Petkova y Benjamin Pitch, «el Tribunal Supremo se niega a reconocer la verdadera identidad de estas personas que no son ni hombres ni mujeres». En un comunicado, los abogados del demandante dijeron que «esta decisión constituye violencia y discriminación del solicitante y de personas más ampliamente intersexuales».
Actuall/InfoCatólica
Según los abogados de Gaëtan, Mila Petkova y Benjamin Pitch, «el Tribunal Supremo se niega a reconocer la verdadera identidad de estas personas que no son ni hombres ni mujeres». En un comunicado, los abogados del demandante dijeron que «esta decisión constituye violencia y discriminación del solicitante y de personas más ampliamente intersexuales».
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