domingo, 21 de septiembre de 2008

LA BIBLIA NO ES SABER POPULAR


Reflexiones a partir de la nota del Lic. Prof. Carlos Víctor Zalazar titulada “Cuando la Biblia se hace saber popular…” sobre el pensamiento del Pbro. Ariel Álvarez Valdés que se publica en esta edición de Diario7.
Una mirada desde la “fe del carbonero”.


Por Juan Carlos Sánchez

El título de la nota de Zalazar llama a confusión, por eso traigo a colación una frase de San Pablo: “La ciencia hincha, sólo el amor dignifica”. Esa biblioteca que es la Biblia si se transforma en saber y no sabiduría, en conocimiento y no amor, no es diferente a un libro de biología o de matemáticas. Justamente Jesús -que es quien pronuncia la Palabra final de la Biblia- nos advierte sobre esta diferencia: “fariseos y escribas hipócritas” nos dice, porque agobian al pueblo y agobian porque mucho saben y poco o nada aplican al menos de la Caridad.

El agobio se expresa de variadas maneras, una es la del texto referido recién a través de la exigencia conductual y formal del sabihondo al común; otra es desde la vanidad. Hay otras pero esta última es la que ahora nos interesa.

El vanidoso gusta de la exposición pública y del halago. Hay muchos que hacen teología que malgastan su tiempo buscando la perícopa que, especulada según su criterio, habrá de llevarlos a la fama y así rodean o excluyen el apostolado y la esencial tarea que emerge del don de conocimiento que es transmitir la fe en orden al amor.

Cuando hace poco menos de una década accedí a algunos de los libros del Pbro. Ariel Álvarez Valdés estos no me incomodaron aunque sí me causaron una cierta sensación de desasosiego intuitivo. Este se transformó en alerta pastoral cuando Cristina, mi esposa, leyó los libros y se escandalizó. Aclaro que yo venía de años de estudio de teología y ella recién empezaba lo que explica el diferente efecto. Lo analizamos y llegamos a la conclusión de que esos libros no eran de divulgación aunque quisieran serlo o sea que no convenía que legos los leyeran, su fe corría peligro. Porque nos guste o no, la fe tiene su contenido mágico, todo lo que viene de Dios y de su Misterio lo tiene, es el prodigio que nos sorprende, el asombro que nos permite contemplar la maravilla (que es la creación por ejemplo o la maternidad o el escándalo de la Cruz) y sentir que vibramos ante ella de forma especial.

Esto está relacionado con la pedagogía divina, esa forma de enseñar que tiene Dios en forma gradual y adecuada a las personas, los tiempos y la geografía.

Para que la fe se asiente gratuitamente en el alma suelen ser necesarios los milagros, luego, ya consolidada, dejan de ser útiles pero no es forzoso que dejen de ser milagros sino que por el contrario, la fe, concediendo a la razón, es mejor que los deje donde están en el relato, en la Palabra, porque Dios si quiere, puede. Esto es: Carece de importancia si Jesús expulsa demonios o cura una enfermedad psíquica o una epilepsia. Importa lo que hace y que lo hace. Si es psíquica tampoco es relevante si la curación es producto de auto sugestión o poder que emana de Él, importa que el enfermo es curado más allá de la ciencia operante en ese tiempo o que se cura él solo pero porque tiene fe en Jesús. Buen ejemplo es el de la hemorroisa y la frase de Jesús: “un poder ha salido de mí...”.

Sin Él el fulano seguiría enfermo como nosotros también lo somos sin Él. Su presencia es sanadora, esa es la lección.

Tampoco afecta a la fe o a la pedagogía divina que las murallas de Jericó hayan sido derribadas por acción directa divina al son de trompetas o que hayan caído por el mero transcurso del tiempo y que el pueblo que se mudaba hacia la tierra prometida haya llegado a la ciudad siglos luego de haber sido esta abandonada. Una sana lectura nos lleva a comprender la presencia de Yahvé en el relato sin que ello niegue a su tiempo, aclarar el episodio siempre desde la fe. La Iglesia en esto es sabia, no niega el conocimiento y lo que sostiene es que la Biblia narra una “historia real pero no exacta”. Jamás los que hacemos teología guardamos la Biblia en el estante de los libros de historia y los que no saben nada, pero nada de teología, tampoco. En el mejor de los casos termina en la mesa de luz y en el peor, olvidada en un cajón.

Tampoco en los tiempos modernos fuimos a la Biblia para aprender dónde está la galaxia de Andrómeda o si la tierra es redonda. Eso fue. Dimos saltos en el conocimiento científico y aprendimos ciencia y, con la ayuda del Espíritu Santo, a actualizar y aplicar la Palabra. O sea, aprendimos también el camino a la santidad según nuestros tiempos. La Biblia no es un libro de astronomía ni de medicina ni siquiera de teología, es la Palabra, Camino, Verdad y Vida. Casi nada…

Es peligrosa la vanidad de los intelectuales cuando intentan deslumbrar auditorios. Desde esta perspectiva analicé los milagros de Jesús y el episodio de las murallas de Jericó que describe el Pbro. Ariel Álvarez Valdés en sus libros. Técnicamente no lo hace mal, pastoralmente es el problema. Le faltó adecuar la enseñanza, ampliarla si se quiere para que no haya desasosiego en quienes lo leen. Su estilo se asemeja a los posmodernos educadores y publicistas que enseñan el uso del preservativo, los anticonceptivos orales o la “píldora abortiva del día después” a chicos y chicas apenas adolescentes o pre adolescentes sin preocuparse por asuntos que consideran menores, tal es el amor como causa y fermento de la sexualidad. El slogan de “Hacelo con quien quieras pero cuidate” es el mejor ejemplo.

Y en estas reflexiones dejo de lado aquello que colisiona con el Magisterio, por ejemplo, su opinión sobre el Demonio y otras que ya fueron analizadas por quienes saben más que yo exigiéndole retractarse y callar.

Dicho todo esto a modo de preámbulo, quiero analizar la nota del Lic. Prof. Carlos Víctor Zalazar.

Me llama la atención que el dicho de Álvarez Valdés citado por Zalazar al principio de la nota sea considerado como lapidario a modo de conclusión definitiva del entredicho. Olvida Zalazar que si bien hay teólogos que sostienen lo que Álvarez Valdés también los hay que no o al menos no de la forma que lo expresa Álvarez Valdés. Así visto la frase no lapida ni enriquece el debate sino que lo fundamentaliza y blinda en el criterio del teólogo cuestionado. Pero y retomando aquello de renglones arriba de la pedagogía divina, el hacerlo popular es, según sostiene el autor, lo que cae mal a aquellos a los que hace aparecer como cavernarios teológicos.

Quienes hacemos teología sin tantos apremios de validación masiva entendimos que es la ciencia de Dios que aproxima al Misterio, que permite penetrarlo pero no comprenderlo, descubrirlo. Sabemos que la prudencia debe ser aplicada en la divulgación de los conocimientos y que en síntesis, lo que importa de la Palabra es su valor como “espada de doble filo” y nada más, o sea, como gratuidad que permite la conversión a aquellos “que la escuchan y la ponen en práctica”. Este nada más dicho sin aclarar parece otro fundamentalismo pero no lo es.

Aclaro entonces: ¿Qué es lo que importa el Evangelio? ¿Su contexto histórico, socio cultural o su interpretación o su aplicación en orden a la santidad que es la conversión cotidiana? El problema se suscita cuando consciente o inconscientemente se relativiza la Buena Noticia abordándola desde otras ciencias relegando su naturaleza. Para ilustrarlo es bueno recurrir a la religiosidad popular e incluso y con cautela a los mitos religiosos populares. Ellos, pese a errores de sintaxis, provocan un estado de espiritualidad que se incorpora al pueblo como parte del paisaje cultural y generan estados de ascenso o de perfeccionamiento de las relaciones comunitarias y de la persona con la divinidad. Arrinconarlos como error colisiona con la natural búsqueda del hombre de su ser y quizá -y es lo más grave y que hay que analizar concienzudamente- con la persecución que Dios hace de cada hijo suyo para traerlo y mantenerlo en el redil. Siendo Dios puro amor, nada mejor que decir como San Agustín “Ama y haz lo que quieras” para comprender esa otra pedagogía de Dios que es la religiosidad popular.

El mito no es imprescindible aunque suele ser necesario en los inicios de una espiritualidad pletórica de Gracia.

El texto que le sigue también me llama la atención. No es Rafael Velasco S. J. rector de la Universidad Católica de Córdoba exactamente un modelo ponderable teológicamente hablando por más que el aserto citado sea correcto: “desde el punto de vista histórico y científico, la Biblia no resiste análisis. Son mitos que intentan relatar una verdad. El cristianismo ha hecho un estudio crítico de los textos bíblicos. No es menos firme la verdad de la Biblia porque haya datos que no son ciertos ni científicos pero no hay que aferrarse al mito como si fuera una verdad histórica…” Fue esa alta casa de estudios la que galardonó con un doctorado honoris causa a Estela de Carlotto disimulando el hecho de que es una de las mujeres más cuestionadas por amplios sectores de la comunidad nacional y que responde a una línea de pensamiento alejada del propio de la Iglesia Católica. Pero admitamos, reitero, que tal como dice el rector mencionado, la Biblia no resiste análisis desde la historia ni la ciencia porque fundamentalmente no fue escrita con esa intención. El intento de justificar a Álvarez Valdés con tales argumentos no deja de ser un sofisma falto de distinción.

Está claro que la diversidad en orden a la unidad es el camino correcto de la especulación teológica como también del diálogo interreligioso y del “Ut Unum Sint” propuesto por SS Juan Pablo II en su encíclica homónima. Por eso y con la prudencia -maravillosa virtud- que requiere la confrontación de ideas y la búsqueda de coincidencias, desde lo diverso es posible avanzar hacia quien es Uno sin abandonar aquellos principios irrenunciables y uno de ellos (en lo que a la teología se refiere) es hacerlo desde la sabia experiencia milenaria del Sagrado Magisterio.

Esto no es fundamentalismo ni auto sumisión ni silenciamiento de la “élite pensante dentro de la Iglesia Católica” sino sencillamente saberse como teólogo, miembro de una familia que piensa con el auxilio del Espíritu Santo la actualización de la Palabra siempre, reitero, en orden a la santidad de todos y principalmente a la Gloria de Dios.

La “Instrucción sobre la Vocación Eclesial del Teólogo” cuya lectura aconsejo especialmente en II.6 de donde cito: “Por su propia naturaleza la fe interpela la inteligencia, porque descubre al hombre la verdad sobre su destino y el camino para alcanzarlo” avanza sobre el Misterio subordinando la razón a la fe. No es una forma de amordazamiento de los dones humanos sino que le está dando su lugar propio, tal es por debajo de la Verdad revelada, subordinada la primera entonces por Voluntad divina y no por capricho de la creatura. Es la aplicación del “habla Señor, tu siervo escucha.”

Más donde Zalazar muestra la verdadera trama de su nota es en el artero ataque contra la Iglesia Católica que hace ya al finalizarla. Es aquí donde pierde categorías académicas y se torna agresivo y panfletario.

Zalazar parece haberse recostado durante parte de su vida en institutos separados de Roma y es posible que las estructuras de pensamiento incorporadas durante sus estudios en a UCA se hayan modificado. Su curriculum no es suficientemente claro al respecto, sí este escrito que comento y algunos otros que he leído.

Me ofende cuando dice que “el escandaloso fracaso moral de la Iglesia Católica Romana no tiene fin” como si en los saltos morales realizados por la humanidad en los últimos 2000 años mi Iglesia no hubiese tenido participación alguna o como si las categorías morales fueran privilegio exclusivo de iglesias apartadas o de sectas o de grupos. Eso suena ya simplemente como agravio sustentado en el despecho, el odio o la simplificación infantil del pensamiento.

Son conocidos estos argumentos como los que se refieren a los obispos Baseotto, Storni y Maccarone o a los Pbros. von Wernich y Grassi o al Instituto Servi Trinitatis todos provenientes de viejos enemigos de la religión y no de una iglesia en particular aunque se enmarquen dentro de los feroces ataques contra la Católica, sino en general contra todo lo que huela a divinidad, a re-ligar, de donde proviene la palabra religión, relación entre el hombre y Dios. Tal vez de no haber incluido Zalazar estos párrafos en su nota esta podría haberse considerado como afectiva y producto de la simpatía o amistad entre el escriba y Álvarez Valdés, más al situarlos como remate estructural de su argumentación permite descubrir su animadversión hacia la estructura eclesial y su sujeción -no libertad- a la moda de esta civilización de la acedia.

Al citar a los últimamente mencionados Zalazar lo hace con volatilidad primaveral -léase liviandad- demostrando o bien desconocimiento del tema o malicia si lo conoce. Mons. Antonio Baseotto se limitó a actualizar una logia de Jesús, Mons. Maccarone fue catapultado de su sede hacia el monasterio donde es penitente, Mons. Storni no tiene condena por lo que es inocente según la ley y su causa ha quedado reducida a una mera cuestión monetaria que es la que preocupa al denunciante supérstite, el Pbro. von Wernich fue condenado en un juicio en el que nadie cree, típico de la justicia argentina que seguramente ha de ser elogiada por Zalazar si es coherente en su pensamiento, el Pbro. Grassi está siendo juzgado y tanto el carácter mediático del juicio como las presiones políticas que se ejercen sobre el tribunal lo hacen sospechoso y el Instituto Servi Trinitatis ha brindado explicaciones satisfactorias, a mi entender, sobre las denuncias realizadas.

Zalazar se deleita, repito, en la moda que es denostar a la Iglesia Católica. Ello lo coloca en la privilegiada condición de progresista y posmoderno y de hecho en línea con la política correcta exigida por los grupos más contestatarios de la comunidad nacional, ruidosos, minoritarios y anormales. Es un síntoma.

Para finalizar y retornando al Pbro. Ariel Álvarez Valdés, es comprensible que un joven rico desee emular a sus antepasados y conformar las exigencias del mundo. Eso no lo justifica menos aún por su estado.

Fue convocado a servir y a pastorear. Su obispo -en este caso Mons. Polti- es el maestro y la máxima estructura pensante de la Iglesia Católica desde Roma lo ha llamado a la reflexión y no una sola vez. Algo debe andar mal en él, culpar de todo a la estructura canónica es una sencilla forma de autosatisfacción vanidosa.

Por ser esta una mirada de la nota de Zalazar desde “la fe del carbonero” pues ni remotamente reclamo para mi las categorías académicas del Pbro. Alvarez Valdés o del Lic. Zalazar, no puedo obviar una enseñanza sencilla de una mujer muerta en olor a santidad en la Traslasierra de Córdoba (Argentina).

Doña María Elma Martínez de Sánchez, tía mía, muriendo de vieja y de cáncer dijo una frase que me conmovió cuando le insistía en llevarla a Córdoba para ser atendida por mejores médicos: “Gloria quiero, no salud…” y ante mi reiteración intentando explicarle la necesidad del cuidado de la salud y de la vida agregó: “Ustedes saben muchas cosas, mucho de papeles… Yo tengo al lomo cinco ejercicios del Cura Brochero y de esos en serio… La ciencia hincha, sólo el amor dignifica…” y allí terminó la disputa.

Eso quiere Jesús, por eso nos habla y nos convoca todos los días, que sepamos aspirar a los bienes de arriba para que los demás nos sean dados por añadidura que significa objetivamente que con la posesión de lo alto, lo de abajo deja de importar. Así estaremos satisfechos e iremos al mercado para ver todo aquello que no necesitamos o como dicen los viejos “no es rico quien más tiene sino quien menos necesita.”

Cuidemos siempre la fe del carbonero de los pequeños de Jesús; sencilla, sin teología, de Rosarios al caer la tarde, Misa dominical y de algunas estampitas de vírgenes y santos pegadas a la heladera. Sin tanta teología, sin tanta ciencia, que cuanto más se, sólo se que no se nada…

21 Set 08

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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Con motivo de la sanción que Monseñor Polti, obispo de Santiago del Estero, ha impuesto al padre Ariel Álvarez Valdés, la Hna Beatriz Pasiello ha dirigido al prelado una carta abierta que publicamos tal cual se difunde en la página LA CRIPTA EN INTERNET que publica el Pbro. José Guillermo 'Quito' Mariani
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Exmo. Monseñor Francisco Polti



De mi respetuosa consideración:



Como Directora de la Casa Arquidiocesana de Catequesis de Rosario (Santa Fe), deseo expresarle el inmenso dolor por la sanción del querido Padre ARIEL ALVAREZ VALDES, a quien conocemos y valoramos por su entrega a la Palabra de Dios y por su divulgación entre nosotros, desde hace ya doce años.



Los alumnos y exalumnos de esta Casa, tenemos hacia él el enorme respeto que merece como sacerdote entregado a la investigación de la Sagrada Escritura, en consonancia con lo expresado por la Santa Sede que recomienda “el método histórico-crítico, como indispensable para el estudio científico del sentido de los textos antiguos”.(Pontificia Com. Bíblica: “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”).



Nunca hemos escuchado, en los años que llevamos compartiendo con él, afirmación alguna que pueda causarnos perplejidad. Creemos que esto puede obedecer a la ignorancia de los destinatarios, quienes, con mayor razón, exigen clarificar sus mentes alejándolas de todo fundamentalismo, tal como pide el mismo documento al que hemos aludido.



Las observaciones hechas a los nueve puntos que se señalan para la sanción del sacerdote carecen de todo sustento bíblico y teológico. Son aseveraciones que todos los niños de nuestras catequesis reciben sin escándalo alguno. Por el contrario, encuentran en ellas, más aún las jóvenes generaciones, el amplio espacio para la reflexión en la esencialidad del misterio que proclamamos.



Es algo difícil de entender y no resiste análisis alguno el que, en medio de los profundos problemas que nos atañen, haya quienes, con malicia o no, acerquen al Cardenal Bertone estas insignificancias, que responden a una escasísima preparación y a una mente cerrada a las transformaciones profundas y a los nuevos lenguajes que exige la nueva evangelización entre nosotros.



Los Medios de Comunicación Social, aprovechan esta contingencia para mostrar una Iglesia dividida en el análisis de cosas secundarias, desplazando de los centros de estudios a sus mejores inteligencias, a hombres que, como el Padre Ariel, constituyen una mediación importantísima en el esclarecimiento de la VERDAD que a todos nos convoca.



Deseo personalmente, y me hago eco de cientos de personas que por todos los medios me han consultado, que se revise esta dolorosa situación en la hermana Iglesia de Santiago del Estero, la que frecuentamos en tiempos en que Monseñor Sueldo, cuando era Presidente del Equipo Nacional de Catequesis.



Le pido humildemente disculpas por estas líneas, brotadas de la necesidad y la urgencia, para que se haga justicia a la trayectoria del Padre Ariel, cuyo nombre y capacidad de especialista, trascendió hace ya años, a través de nuestra Revista DIDASCALIA, cuyos lectores vienen ponderando la riqueza inestimable de sus artículos.



Esperamos que Dios ilumine su trabajo pastoral de mediación en la Iglesia de Santiago, y le regale siempre el don de su Espíritu.



Hna Beatriz Casiello
y Equipo de Catequesis Arquidiocesana.
Rosario, Santa Fe


*La Hermana Beatriz Casiello es probablemente la catequista más brillante y comprometida de la Argentina. Con una larguísima experiencia, ha pensado y actuado la catequesis para hacerla más creíble y eficaz en la transmisión del Evangelio de la libertad. El obispado de Rosario en una actitud típicamente 'corporativista' ha pretendido desautorizar a la hermana diciendo que no pertenece al equipo oficial. Esa actitud, además de cobarde, no ha hecho más que ayudar a la difusión de esta excelente carta. Gracias Hermana por tu libertad. (La Cripta en Internet)


Fuente: Parroquia Ntra. Señora del Valle -Cordoba-

Anónimo dijo...

Este señor defiende la PEDOFILIA y sabe entonces que la prensa italiana afirma que la Santa Sede se vio obligada a actuar contra sus acólitos al comprobar que no podía seguir ocultando los trapos sucios entre los muros de las iglesias.

Según las investigaciones de la revista Istoé en colaboración con la Universidad Católica de San Pablo, unos 1.700 sacerdotes han sido denunciados en los últimos tres años por abusos sexuales, principalmente de menores. Sin embargo, existen dudas respecto del genuino interés del Vaticano en esclarecer este tipo de delitos, castigar los culpables y evitar su repetición.

Según el periodista y escritor español Pepe Rodríguez, autor de Pederastia en la Iglesia Católica, “el problema fundamental no reside tanto en que haya sacerdotes que ahusen sexualmente de menores, sino en que el Código de Derecho Canónico vigente, así como todas las instrucciones del Papa y de la curia del Vaticano, obligan a encubrir esos delitos y a proteger al clero delincuente. En consecuencia, los cardenales, obispos y el propio gobierno vaticano practican con plena conciencia el más vergonzoso de los delitos: el encubrimiento”, dice Rodríguez.

El padre Alherto Athié Gallo, que fue víctima de abusos por parte de sacerdotes en su juventud, explica que “dentro de la estructura jerárquica de la Iglesia, existe una especie de consigna generalizada respecto de la forma como debe enfrentarse esta problemática, manera que, cuando empieza a presentar sobre todo, desde el momento en que surge a la luz pública, se aplica sistemáticamente particular silos implicados son autoridades personajes considerados importantes para institución eclesiástica)”.

El padre Athié señala que las mismas le canónicas, que interpretan estas conducta como pecados secretos, prescriben procedimientos que tienen como finalidad evitar escándalo y amonestar al pecador, llevando políticas pastorales que se traducen en cambiar a los transgresores de parroquia, de diócesis y hasta de país. Aun los documento más recientes del Papa tienden a conservan esta política de la reserva, del secreto y de la exclusividad de juicio reservada a la Congregación para la Doctrina de la Fe, obligando todos los episcopados del mundo a informar, bajo absoluto secreto, de los casos de abuso sexual protagonizados por sus clérigos.

La respuesta de Roma ha sido minimizar los señalamientos, cambiar de diócesis a los presuntos abusadores y sospechar sistemáticamente de las víctimas por hacer públicos los ataques sexuales. Entre las primeras investigaciones acerca de estos asuntos y las evasivas de las cúpulas eclesiásticas están los trabajos del periodista Jason Berry, quien a medidos de la década de los ‘80 hizo reportajes sobre el abuso sexual de rigos en Louisiana. En 1992 publicó el libro Lead us notinlo Temptation. Catholic Priests and the Sexual Abuse of Children (No nos pongas en tentación. Sacerdotes católicos y el abuso sexual de niños y niñas). Jason Berry y Gerald Renner publicaron recientemente en español una nueva obra: Votos de silencio. El abuso de poder durante el papado de Juan Pablo H. En ese libro, Berry y Renner contabilizaron que durante el último medio siglo se presentaron casi 11 mil quejas por abuso sexual; los destinatarios fueron 4.392 sacerdotes en Estados Unidos.

El tema se mantuvo en secreto varias décadas, pero las demandas millonarias finalmente trascendieron a los medios y el tópico fue inocultable. Los montos de las indemnizaciones lo dicen todo: “Las víctimas han recibido unos 572 millones de dólares en daños, además de los 85 millones de dólares que la arquidiócesis de Boston decidió pagar a las 540 personas que la demandaron por los abusos sexuales de los curas”. Mientras tanto, el ex titular de la arquidiócesis de Boston cuando explotaron los escándalos, arzobispo Bernard Law (foto arriba), señalado de proteger a los abusadores, está a buen resguardo en Roma y al frente de una importante basílica.


El más reciente intento de fuga hacia adelante tras el escándalo de los abusos de menores por parte de sacerdotes brasileños ha sido la filtración de un nuevo documento que cierra las puertas del sacerdocio a los homosexuales. De esta manera, la Iglesia está intentando cambiar el eje de la discusión, tratando de distraer la atención de sus propios escándalos sexuales.

El texto, preparado por la Congregación para la Educación Católica y divulgado prematuramente por la organización italiana Adista, dice que aun respetando en lo individual a los homosexuales, la Iglesia no puede admitir al seminario ni a las órdenes sacras (diaconato y sacerdocio) a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen lo que se llama la cultura gay.

En el documento, cuyo contenido se filtró a los medios en al menos tres ocasiones, la Iglesia ratifica su tesis, que distingue entre los actos homosexuales y las tendencias homosexuales. Los primeros, dice el documento, son pecados graves, intrínsecamente inmorales y contrarios a la ley natural. Las tendencias son objetivamente desordenadas.

Según el texto, cada seminario debe poder pronunciarse en cuanto a la madurez emocional de los aspirantes y sobre su aptitud para respetar la regla de la castidad. En caso de duda seria —dice tajante el texto—, no deben recibir las órdenes sagradas.

El texto responsabiliza al consejero espiritual de asegurarse de que ningún candidato presente desórdenes sexuales incompatibles con el sacerdocio. Si un aspirante es homosexual activo, el director espiritual debe disuadirle para evitar que solicite ser ordenado. El texto de la Iglesia sostiene que si la homosexualidad fue un problema transitorio propio de las dudas de la adolescencia, se exige a los aspirantes haberlo superado desde al menos tres años antes de solicitar su ordenación como diáconos, la etapa previa al sacerdocio.

En su libro La cara oculta del Vaticano. De Ratzinger a Benedicto XVI: el Papa Inquisidor, la escritora Sanjuana Martínez, dice que el Pontífice rechaza al clero rosa, pero lo oculta en clínicas repartidas por todo el mundo, en donde se les aplica una política de choque que consiste en retiros espirituales encaminados a devolverlos al redil de la heterosexualidad, o más bien, de la abstinencia sexual.

La escritora afirma que el Papa ha lanzado una auténtica cruzada contra los homosexuales: lleva años persiguiéndolos, y para ello ha impuesto filtros, destinados a localizar a los gays desde los seminarios. La escritora consideró que la Santa Sede “está obligada a explicar ante los millones de católicos por qué protege a pederastas, así como los casos de malversación de fondos, porque la Iglesia, además de ser una institución opaca, ha sido escenario común de actos de corrupción” .

Anónimo dijo...

Para "Anónimo", comentario anterior:
Estimado, solamente...
1. Que Ud. diga que defiendo la pedofilia es un agravio gratuito y sin ningún fundamento. Se nota que nunca me leyó antes de ahora. Reflexione. Si desea refutarme argumente con solidez.
2. A modo de sugerencia, no pierda el tiempo con Pepe Rodríguez, no sea uno más de los que lo enriquecen comprando sus libros.
3. Explíquemelo, no lo entiendo, si el Papa lucha contra la pedofilia y la homosexualidad hacen un escándalo, si nada hace, un escándalo, ¿qué los conformará?
Cordialmente:
Juan Carlos Sánchez
Editor Diario7
Autor de la nota.

Anónimo dijo...

Me llama mucho la atencion que la cupula de la Iglesia salga de manera veloz a reprender un hecho como el trata de reprochar al Padre Ariel sin justificativo alguno, y haya demorado tanto en pedir perdon por los abusos de los sacerdotes y obispos en todo el mundo. El vaticano dijo algo sobre la conducta inmoral del ex obispo Macarone? No estaremos en volviendo a la inquisicion? Que intereses pretende proteger el Vaticano? A caso no se dan cuenta que llevan a la Iglesia al borde del abismo? Menciono algunas de la conductas incoherentes e hipocritas que sostienen: No permitir un nuevo Matrimonio y negarles la Comunion a alguien diovorciado (pensemos en el caso del conyuge fiel, que culpa tiene?), se impide el sacremento de la Comunion a hijos nacidos dentro del seno de un concubinato, (que culpa tienen esas personas?), estan en contra del uso del preservativo (no merece el menor analisis), estan en contra del matrimonio de los sacerdotes (acaso el matrimonio no es un sacramento tan importante comop el sacerdocio?) lo que ocurre se que ven al matrimonio como algo pecaminoso, mundano y no como fruto del amor entre dos personas.

Anónimo dijo...

La Iglesia Catolica Romana es un claro ejemplo de FRACASO MORAL y DOCTRINAL. Mire a su alrededor y verá ese fracaso por doquier.

Anónimo dijo...

Carta del Grupo sacerdotal Enrique Angelelli en el caso Ariel Álvarez Valdez
Meses atrás se conoció por diversos medios que el sacerdote Ariel Álvarez Valdez por un decreto de su Obispo, del ejercicio de “la enseñanza de disciplinas teológicas en cualquier nivel de docencia, incluyendo cursos cortos, conferencias y toda otra actividad análoga” como también “para hacer nuevas publicaciones o disponer la reedición de publicaciones anteriores…y para participar en la organización y uso de medios de comunicación social, incluyendo internet, ya sea a través de escritos, grabaciones, filmaciones y cualquier otro tipo de soporte” .


Esta limitación de su obispo se da con posterioridad a expresos pedidos de la Santa Sede, de que el padre Ariel se retractara de diversas afirmaciones suyas respecto a temas bíblicos. Es de todos conocida la abundante bibliografía de este sacerdote, como sus cursos y otras publicaciones, a través de los cuales ha llegado a una enorme cantidad de creyentes que encontraron en sus escritos una clarificación y comprensión del contenido esencial de la Biblia, superando la lectura ingenua o literal de la Escritura, que impiden un auténtico crecimiento en la fe. Toda la obra del Padre Ariel es un genuino esfuerzo por acercar la Biblia al pueblo.

Por otra parte tales prohibiciones son un cercenamiento de la libertad y del pluralismo teológico, imprescindibles si queremos vivir y convivir en una Iglesia madura y adulta. Sobre todo cuando las afirmaciones de este biblista son compartidas y enseñadas por la mayoría de los teólogos y exégetas actuales, como también por nosotros y muchos otros que nos encontramos en el ministerio pastoral.

En nombre de nuestra adhesión al Evangelio que anunciamos y a la Iglesia que está viva en nuestras comunidades, reclamamos el esclarecimiento de estas situaciones y el sinceramiento por parte de quienes corresponda.

Estamos asistiendo a una etapa difícil en la vida de la Iglesia: las comunidades han perdido la fuerza y vigor de otros tiempos, las generaciones jóvenes no se sienten identificadas con las propuestas que ofrecemos, la credibilidad en la institución eclesial se pierde día a día, muchos que intentan acercarse se ven defraudados por los autoritarismos y la resistencia a aceptar las diferencias y las nuevas realidades que aparecen en el cambio epocal de este nuevo milenio.

En este contexto se revela anacrónico y aún inmoral el cercenamiento de las búsquedas de nuevos caminos y de la libertad de pensamiento de quienes han optado por la investigación y el estudio para poner la Teología, la Escritura, el Dogma o la Moral al servicio de una humanidad cada día más sana y más libre para pensar y optar.

Responde a la más sana teología la afirmación de que el Obispo tiene autonomía en su Diócesis y que su ministerio no está sujeto ni está por debajo de los organismos de la Curia romana. Es otra cosa el lugar del Obispo de Roma, el Papa, junto a sus hermanos en el Episcopado, lugar que de ninguna manera desconocemos. ¿Qué les sucede entonces a los pastores de la Iglesia que actúan con miedo o con una suerte de “obediencia debida” ante los reclamos de los organismos vaticanos?

¿Qué será de una Iglesia donde se pretenda uniformar el pensamiento, o imponer la autoridad por el temor o por la coacción? Se podrá lograr una aparente unidad, pero habremos renunciado a la esencia del Evangelio que entre otras cosas nos señala que la autoridad es un servicio y que la corrección fraterna es el camino para la superación de los conflictos que necesariamente se dan en el seno de cualquier comunidad.
Tal vez estamos a tiempo de reaccionar de esta suerte de involución y retorno a costumbres o criterios de otros tiempos. Encaremos sin temor y con adultez estos conflictos y diferencias y demos ante el mundo el testimonio de apertura y creatividad que los tiempos reclaman.


Córdoba, 17 de noviembre de 2008