Por Juan Carlos Ofarrill
Muchos mayores experimentan deterioro del gusto y el olfato que no solo les impide el disfrute de las sensaciones que provocan esos sentido, sino que puede representar un riesgo en determinadas circunstancias.
Envejecer también significa que nuestros sentidos se deterioran. Tal vez uno de los hechos más conocidos es que la visión ya no es la misma y ahora tenemos que usar gafas. Pero se ha informado que más del 75 % de las personas mayores de 80 años tienen un importante deterioro olfativo y los científicos señalan que con el gusto sucede algo similar. Así que, al parecer, no solo te será más complejo divisar el rostro de la persona que a lo lejos ha dicho tu nombre, sino que el olor de un asado y el sabor de la cebolla irán siendo menos intensos. Como la alta probabilidad de perder ciertas capacidades no significa que tengas que quedarte cruzado de brazos, veamos algunas de las causas de este fenómeno, sus consecuencias y algunos buenos consejos para afrontarlo.
Causas del deterioro del gusto y el olfato durante la vejez
Son diversos los factores que pueden llevar a la disminución de estos sentidos.
En el caso del olfato, tanto las células sensoriales de la mucosa olfativa como las áreas de procesamiento cognitivo ubicadas en el cerebro comienzan a declinar con la edad, siendo estas las causas principales de que ya no sintamos los olores como antes. Otras causas pudieran ser enfermedades del hígado, un cáncer o el declive cognitivo típico de la enfermedad de Alzheimer.
A su vez, la disfunción en el gusto puede deberse también a causas naturales. Al parecer, el envejecimiento normal produce pérdida del gusto debido a que disminuyen las papilas gustativas. Pero debe agregarse que a veces las dificultades para percibir los sabores se deben a un problema primario en el olfato, que termina distorsionando las sensaciones de lo que se come. Algunas infecciones respiratorias, lesiones en la cabeza y la pérdida de dentadura también pueden afectar el sentido del gusto.
Consecuencias del deterioro del gusto y el olfato durante la vejez
Estos cambios en el modo en que percibimos parte importante de nuestra cotidianidad —sabores y olores— tendrán un efecto inevitable en nuestro estilo de vida y, por otra parte, acarrean ciertos peligros. Muchas personas comienzan a agregar más sal y azúcar a los alimentos, lo cual altera su dieta y contribuye a la aparición y agravamiento de enfermedades como la hipertensión arterial y diabetes. Por otro lado, no oler del todo bien aumenta el riesgo de accidentes por inhalación de gases o explosiones, mientras la combinación del declinar de ambos sentidos suprime el apetito y es causa de que muchos mayores pierdan más peso que el necesario para mantenerse saludables. La ansiedad y la depresión también han sido señaladas como consecuencias comunes.
Qué hacer
Cuando tú o un familiar tuyo experimente pérdida del gusto o el olfato, lo primero que debe hacerse es buscar asesoramiento médico. No puede evitarse la pérdida natural, pero deben descartarse enfermedades infecciosas o cancerígenas.
Para prevenir accidentes es importante colocar en el hogar dispositivos de detección de gases que prevengan accidentes de gravedad.
Debe estar, además, atento a lo que come porque ahora el riesgo de que ingiera algo en mal estado es mayor. Y también podría informarse acerca de las particularidades de algunos productos naturales o artificiales que, al ser agregados a los alimentos, ayudan a aumentar la intensidad de los sabores y olores. Esto, en general, mejorará su apetito y calidad de vida.
Muchos mayores experimentan deterioro del gusto y el olfato que no solo les impide el disfrute de las sensaciones que provocan esos sentido, sino que puede representar un riesgo en determinadas circunstancias.
Envejecer también significa que nuestros sentidos se deterioran. Tal vez uno de los hechos más conocidos es que la visión ya no es la misma y ahora tenemos que usar gafas. Pero se ha informado que más del 75 % de las personas mayores de 80 años tienen un importante deterioro olfativo y los científicos señalan que con el gusto sucede algo similar. Así que, al parecer, no solo te será más complejo divisar el rostro de la persona que a lo lejos ha dicho tu nombre, sino que el olor de un asado y el sabor de la cebolla irán siendo menos intensos. Como la alta probabilidad de perder ciertas capacidades no significa que tengas que quedarte cruzado de brazos, veamos algunas de las causas de este fenómeno, sus consecuencias y algunos buenos consejos para afrontarlo.
Causas del deterioro del gusto y el olfato durante la vejez
Son diversos los factores que pueden llevar a la disminución de estos sentidos.
En el caso del olfato, tanto las células sensoriales de la mucosa olfativa como las áreas de procesamiento cognitivo ubicadas en el cerebro comienzan a declinar con la edad, siendo estas las causas principales de que ya no sintamos los olores como antes. Otras causas pudieran ser enfermedades del hígado, un cáncer o el declive cognitivo típico de la enfermedad de Alzheimer.
A su vez, la disfunción en el gusto puede deberse también a causas naturales. Al parecer, el envejecimiento normal produce pérdida del gusto debido a que disminuyen las papilas gustativas. Pero debe agregarse que a veces las dificultades para percibir los sabores se deben a un problema primario en el olfato, que termina distorsionando las sensaciones de lo que se come. Algunas infecciones respiratorias, lesiones en la cabeza y la pérdida de dentadura también pueden afectar el sentido del gusto.
Consecuencias del deterioro del gusto y el olfato durante la vejez
Estos cambios en el modo en que percibimos parte importante de nuestra cotidianidad —sabores y olores— tendrán un efecto inevitable en nuestro estilo de vida y, por otra parte, acarrean ciertos peligros. Muchas personas comienzan a agregar más sal y azúcar a los alimentos, lo cual altera su dieta y contribuye a la aparición y agravamiento de enfermedades como la hipertensión arterial y diabetes. Por otro lado, no oler del todo bien aumenta el riesgo de accidentes por inhalación de gases o explosiones, mientras la combinación del declinar de ambos sentidos suprime el apetito y es causa de que muchos mayores pierdan más peso que el necesario para mantenerse saludables. La ansiedad y la depresión también han sido señaladas como consecuencias comunes.
Qué hacer
Cuando tú o un familiar tuyo experimente pérdida del gusto o el olfato, lo primero que debe hacerse es buscar asesoramiento médico. No puede evitarse la pérdida natural, pero deben descartarse enfermedades infecciosas o cancerígenas.
Para prevenir accidentes es importante colocar en el hogar dispositivos de detección de gases que prevengan accidentes de gravedad.
Debe estar, además, atento a lo que come porque ahora el riesgo de que ingiera algo en mal estado es mayor. Y también podría informarse acerca de las particularidades de algunos productos naturales o artificiales que, al ser agregados a los alimentos, ayudan a aumentar la intensidad de los sabores y olores. Esto, en general, mejorará su apetito y calidad de vida.
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