sábado, 20 de enero de 2018

¿QUIEN FUE EL PADRE MARIO PANTALEO?


Giuseppe Mario Pantaleo, José Mario Pantaleo o Padre Mario (1915-1992) fue un sacerdote Italiano, nacido en Pistoia que vivió la mayor parte de su vida en Argentina. Mario Pantaleo fue bien conocido como sacerdote sanador y por su obra en favor de los pobres y desposeídos de González Catán, siendo popularmente conocido como Padre Mario. 

Su vida

Giuseppe Mario Pantaleo nació en Pistoia, Italia, el 1 de agosto de 1915, en el N° 1 de la Piazzetta Santo Stefano.

La familia estaba compuesta por su padre Enrico, su madre Ida Melani y sus hermanos Andrés, Inés y Salvador. Su padre, Don Enrico, administraba bienes de la familia Pazzi, entre ellos la lujosa propiedad donde vivían. Con los años las finanzas de los Pantaleo sufrieron un duro golpe, que sumado a la venta de la propiedad de los Pazzi y a la crisis de la postguerra, impulsaron a la familia a emprender viaje a Argentina, buscando un futuro mejor.



Padre Mario en su niñez

Llegaron a Buenos Aires el 28 de enero de 1924 y se dirigieron a la provincia de Córdoba, donde Salvador, hermano de Enrico, estaba afincado junto a su familia. Mario cursó segundo y tercer grado en el Colegio Pio X de la ciudad de Córdoba. A mediados de 1927 lo trasladaron al aspirantado Salesiano de Colonia Vignaud, al que concurrían los estudiantes de escuela primaria que expresaban la voluntad de ser sacerdotes.

Los hermanos emprendieron algunos negocios juntos pero no prosperaron. A comienzos de la década del '30 la familia Pantaleo regresó a Italia y se instaló en la ciudad de Arezzo quedando Mario a cargo de los hermanos salesianos en Argentina. Pasado el tiempo, los salesianos no tuvieron más noticias de los padres y recurrieron a las autoridades italianas para solicitar la repatriación del pequeño Mario. El único familiar que habían logrado localizar era una tía, quien se haría cargo de su destino.

Así fue como Mario volvió solo a Italia en un barco en octubre de 1932, a la edad de 17 años y al llegar a Génova ingresó en el Seminario Diocesano de Arezzo donde continuó con su formación religiosa. Ya como seminarista pasó por distintos centros de formación y, a la edad de 20 años, se encontró con el Padre Pío de Pietrelcina –santificado por el Papa Juan Pablo II– quien se convirtió en confesor del joven Pantaleo, y quien le vaticinó "harás lo que yo hago" , y tal vez en ese momento no entendió que se convertiría en sanador y que dejaría obra, tal como lo hizo el Padre Pío.

Continuó sus estudios en los seminarios de Viterbo y Salerno. Los bombardeos a Salerno durante la segunda guerra mundial y la situación política de Italia forzaron el cierre del Seminario de Salerno siendo los seminaristas trasladados a Matera, terminando allí Mario sus estudios y siendo ordenado sacerdote.

El 8 de diciembre de 1944 ofició su primera misa frente a familiares y amigos en Pomarico, donde estaba radicada su familia.

El 29 de julio de 1948, llegó a Buenos Aires, regresando para siempre a Argentina. Se entrevistó con las autoridades eclesiásticas del país y fue destinado a Casilda, provincia de Santa Fe. Luego fue trasladado a Rosario, Acebal y Rufino. Después de 10 años de misión sacerdotal en la provincia de Santa Fe, en 1958 pidió el traslado a la ciudad de Buenos Aires.

Allí se sucedieron varios destinos, en la Capellanía del Hospital Ferroviario y del Hospital Santojanni, y fundamentalmente en la Parroquia del Pilar, donde comenzó a ser conocida su capacidad para diagnosticar y aliviar el sufrimiento físico y psíquico de las personas. A fines de los años sesenta esta virtud lo volvió muy popular y la cantidad de gente que quería entrevistarse con él tornó difícil su permanencia en la Parroquia del Pilar.

En esos años el Padre Mario visitaba la periferia de Buenos Aires y, ya retirado de la parroquia del Pilar, con sus pocos ahorros compró un terreno en un barrio muy humilde del partido de La Matanza, González Catán y allí comenzó a construir una pequeña casa.

A finales de la década del 60, conoció a Perla Gallardo, quien acudió al Padre Mario buscando alivio a una enfermedad que los médicos consideraban incurable. Perla se compuso y junto a su familia decidió ayudar al Padre Mario en lo que era su sueño: construir una iglesia y una obra social en González Catán. Consiguieron donaciones, compraron un terreno, contrataron obreros y colocaron la piedra fundacional en 1972. La construcción fue terminada en pocos años y el Padre Mario comenzó a oficiar misa en la Capilla Cristo Caminante el 8 de diciembre de 1975.

Al mismo tiempo respondía a la comunidad del barrio y a sus necesidades. Nació la Obra Social Cristo Caminante. Comenzó por los dos extremos del ciclo vital: una guardería para los niños del barrio que quedaban solos cuando sus padres salían a trabajar o a buscar trabajo y un espacio de encuentro y atención para los ancianos del barrio. Cuando los niños crecieron, pusieron en marcha un jardín de infantes, luego la escuela primaria y la escuela secundaria. Además de Perla, muchos amigos se sumaron a la voluntad inquebrantable del sacerdote y con un método muy simple, seguir la realidad, las construcciones, los proyectos, los servicios para la comunidad, crecieron a un ritmo asombroso.


Entre 1976 y 1992, año de la muerte del Padre Mario, fueron construidos gran parte de los 15.000 mts2 actuales. Además de las escuelas, pusieron en marcha la Policlínica Cristo Caminante, la Escuela Laboral para Discapacitados Santa Inés, el Centro de Atención para Mayores, el Polideportivo, etc. Crearon dos fundaciones: la Fundación Pbro. J. Mario Pantaleo y la Fundación Ntra. Sra. del Hogar que configuraron la estructura legal y operativa. Fueron años de un trabajo que no conocía límites de horarios, ni de esfuerzo. El Padre Mario se entregaba completamente a sus misiones, la misión pastoral, el alivio de los males de las personas y la construcción de la Obra. Demasiado para un cuerpo estragado por dificultades respiratorias desde la infancia.


El Padre Mario falleció en la ciudad de Buenos Aires el 19 de agosto de 1992. Miles de personas acudieron a la capilla ardiente y acompañaron el cortejo hacia en el Cementerio de la Recoleta. Naturalmente el Padre Mario era el "padre" de la Obra, era su guía, era a través de quién se conseguían las donaciones, era su motor espiritual y operativo. Los que llevaban adelante su Obra, que ya funcionaba con muchos proyectos y servicios, empleados, proveedores, beneficiarios, etc. entran en una fase de angustia por el futuro. Los albaceas testamentarios, junto con los Consejos de Administración de ambas fundaciones, tomaron las decisiones oportunas para hacer sostenible semejante herramienta de desarrollo social y comunitario. Se creó una estructura funcional basada en dos direcciones, General y Social, y en áreas operativas focalizadas en cada temática específica que abarcaban las acciones de la Obra: Educación, Salud, Comunidad, Deportes, Cultura, Discapacidad, estructura que se mantiene hasta la actualidad.


Mausoleo del padre Mario

Algunos Milagros del Padre Mario



Su último milagro en vida fue hecho en el Hospital Ferroviario en donde pasó los últimos días de su vida. Acostado en su cama el padre Mario bendijo varias veces a su compañera de cuarto, la jovencita estadounidense Amanda Salas de 16 años de edad, que estaba cuadripléjica y con respirador artificial. Un par de años después, en San Diego (California), Amanda pudo levantarse de su silla de ruedas.
 

Los milagros del padre Pantaleo siguieron después de muerto. El caso más espectacular es del Sr. Mario Sancho que luego de un ACV quedó hemipléjico. El 19 de agosto de 2002 —al cumplirse los diez años del fallecimiento del padre Pantaleo— el Sr. Sancho salió de su hogar con la intención de suicidarse. Cuando se encontraba en la calle, un hombre regordete y bajito, al que luego reconocería como Pantaleo, sale a su encuentro y le toca el rostro y en ese mismo instante el Sr. Sancho comenzo a caminar con toda normalidad.



2 comentarios:

Unknown dijo...

WOW, yo nunca había oído de este Santo Padre.
Si creo en el, especialmente que fue alumno de Padre Pío.
Más publicidad se necesita sobre el, para que la gente lo conozca y pida sea beatificado y hecho Santo.
Gracias x su obra y película!

Anónimo dijo...

El padre Mario fue un santo ayudo a miles de personas con su don