[Entrevistador] Bueno, las personas que han visto tu libro o que saben algo sobre ti se están quejando de que deseas que sea reescrito parte del Catecismo de una manera diferente, ¿puedes hablar de eso?
[Martin] Sí, bueno, parte del Catecismo dice que las personas homosexuales están objetivamente desordenadas; sus acciones son objetivamente desordenadas y ellas mismas están intrínsecamente desordenadas. Y básicamente, lo que estoy diciendo en el libro es que tenemos que ver cómo las personas lo escuchan, y básicamente todo lo que digo es que hay varios obispos que dicen que esa redacción necesita ser examinada. Imagine a alguien diciéndole: usted está intrínsecamente desordenado, quiero decir, ¿cómo lo haría sentir?
[Entrevistador] Es una frase difícil.
[Martin] Creo que es más que eso. Estaba dando una charla en Washington y la madre de un chico gay se acercó a mí, un joven de catorce años —puse esto en una versión revisada de mi libro que saldrá en un par de meses —, esta es una cita:«¿Las personas entienden lo que ese tipo de lenguaje podría hacer a una persona joven? Podría destruirlo».
[Entrevistador] Wow.
[Martin] Lo que el libro dice es que tenemos que escuchar eso, eso es todo lo que dice el libro. ¿Qué significa eso? ¿Podemos escuchar a esa madre? Y es verdad. Quiero decir que los jóvenes LGBT tienen cinco veces más posibilidades de suicidarse que los niños heterosexuales. Cinco veces.
Enseñanza del Catecismo
El padre James Martin no aclaró en qué parte se lee que las personas homosexuales sean «intrínsecamente desordenadas» a pesar de que la sección que habla del tema no hace referencia a las personas sino a los «actos homosexuales» y a la inclinación homosexual, pero de las personas dice explícitamente que «están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida» y «a la perfección cristiana»
Pero, ¿que dice el Catecismo de la Iglesia Católica?
Castidad y homosexualidad
2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.
2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.
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