domingo, 13 de marzo de 2011
MONS. HÉCTOR AGUER: “CUARESMA, CONVERSIÓN Y COMPROMISO NACIONAL”
El Arzobispo de La Plata, reflexionó sobre el tiempo litúrgico que acaba de comenzar planteando “la idea de conversión y nuestro propósito al respecto enfocándola así: a ver cómo nos manejamos en el contexto de la sociedad argentina de hoy, qué hacemos por el país y qué debiéramos hacer con nuestra manera de pensar, con nuestras actitudes”.
Texto completo de las palabras de Mons. Héctor Aguer
Ha comenzado el tiempo de Cuaresma que, como sabemos muy bien, es el período que la Iglesia destina a una preparación para celebrar el misterio pascual y que tiene, podemos decir, un carácter penitencial. Y así se dice vulgarmente.
Ahora bien, hay que entender que significa penitencia en el sentido propiamente evangélico de la palabra. A través de esa palabra encontramos la idea de conversión. En el fondo cuando en el Evangelio se habla de penitencia se está hablando de conversión.
El término griego suena así “methánoia”. Y en esa palabra, “methánoia”, hay un componente que tiene que ver con el pensamiento, con la reflexión, con el cambio en la manera de mirar las cosas.
No se trata simplemente de hacer actos penitenciales. Está muy bien eso como por ejemplo el ayuno, la limosna, la oración más intensa. La Iglesia nos exhorta a eso precisamente, pero la base de la Cuaresma está en esta idea de conversión.
Methánoia significa una especie de giro en nuestra manera de ver las cosas. En nuestra concepción de la vida, podríamos decir, de nuestra ubicación en el mundo, de nuestra relación con Dios, con el prójimo, con las cosas.
Y esto no hay que entenderlo en un sentido íntimamente personal y nada más. Sin duda siempre depende de una postura del sujeto, de una resolución suya, de un acto de voluntad iluminado, por tanto, por una manera de ver, por un acto intelectual pero no hay que recluirse solamente en el ámbito de la propia conciencia.
Hay que pensar este cambio en el mundo que vivimos y en la sociedad argentina de hoy. Tendríamos que pensar como nos ubicamos, como nos comportamos, cual es nuestra actitud ante los problemas de la sociedad de hoy.
Claro que no vamos a resolver todos los problemas, mucho menos nosotros con la incapacidad que resulta de nuestra condición, de nuestra falta de recursos, pero sí que podemos contribuir a que las cosas mejoren.
Pensemos simplemente que significa nuestra vida de ciudadanos, nuestros deberes cívicos. Eso comienza ante todo con una correcta opinión, con un juicio justo que nos tenemos que formar de las cosas y no dejarnos engañar fácilmente por la propaganda que es algo tan invasivo. La opinión general, podríamos decir, que anula la capacidad de reflexión y el juicio correcto sobre las cosas.
Entonces, me parece que podríamos aplicar, en esta Cuaresma, la idea de conversión y nuestro propósito al respecto enfocándola así: a ver cómo nos manejamos en el contexto de la sociedad argentina de hoy, que hacemos por el país y que debiéramos hacer con nuestra manera de pensar, con nuestras actitudes. Por empezar reformando nuestros pequeños defectos porque los grandes vicios nacionales tienen que ver con la suma de pequeños vicios personales.
Aspirar a una especie de conversión generalizada del país es algo que escapa a nuestro poder pero nosotros podemos hacer algo si enfocamos bien las cosas.
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