miércoles, 30 de junio de 2010

domingo, 13 de junio de 2010

CÓRDOBA: SACERDOTES DESOBEDIENTES Y PERIODISTAS RACIONALISTAS


Nuestra lucha es una lucha desigual. El Mundo Moderno, gira en un sentido y nosotros en otro. El matrimonio homosexual será ley, más temprano o más tarde, pero será ley. Las “mayorías” así lo habrán querido, pero la que no podrá ser cambiada es la verdad.


Por Diego García Montaño

En La Voz del Interior en su edición del sábado 5 de junio del 2010, vienen dos artículos pro matrimonio homosexual.

El primero de ellos, titulado: “La Iglesia llamó al orden a varios curas por sus dichos”, hace referencia a la amonestación que les hiciera a un grupo de sacerdotes, el obispo Carlos Ñañez.

El motivo del llamado de atención, fueron las expresiones vertidas unos días antes por los denominados sacerdotes del “Grupo Angelelli”, a través de un comunicado, en el cual señalaban que una eventual aprobación por parte del Congreso de la Nación de una ley que permita a las personas del mismo sexo ser consideradas como matrimonio, debía ser acompañada y aprobada, ya que según su particular interpretación bíblica, esta es la expresión del Evangelio.

Pese a que la reunión fue de carácter privado -al menos para el obispo- trascendieron las respuestas de dos de los presbíteros involucrados.

Nicolás Alesio, autor del comunicado al que hacemos referencia, dijo: “Se nos ha pedido que nos desdigamos de esas declaraciones. Obvio que no lo haremos. Somos personas grandes para que nos anden diciendo qué tenemos que decir o hacer” ¡Qué tal, macho!, ¡eso sí que es obediencia a los superiores!

Por su parte, Víctor Acha, otro de los sacerdotes llamados por el obispo, afirmó que: “…hay cuestiones que se enseñan en la Iglesia que son opinables, que han evolucionado… No puede haber un criterio único en cuestiones que no son dogmáticas… si me dicen que no puede haber amor entre dos homosexuales, yo digo: error, sí puede haber amor”.

Luego de las manifestaciones de estos dos ácratas, pudimos leer otro artículo el mismo día, en el mismo diario y unas dos o tres páginas después, titulado: “La razón del matrimonio homosexual”, firmado por el periodista Claudio Fantini.
En este escrito de tono editorial, lo primero que nos sorprendió fue la novedosa y errónea interpretación de la historia, que hace el mencionado informador.

Sostiene la tesis de que hasta la llegada del racionalismo (siglo XVII, Descartes mediante), “La gente se casaba para procrear y las uniones se acordaban entre clanes, tribus, estados o padres de los cónyuges. Que se amaran o no, sencillamente carecía de importancia”.

Entendemos que el periodista, por los motivos que sean, quiera defender el matrimonio homosexual; pero lo que no nos parece, es que quiera reinterpretar la historia, con hechos que no son ciertos.

¿Acaso Sócrates en los momentos previos a beber la cicuta, no tuvo que pedirles a sus amigos que llevaran a la casa a su esposa, Jantipa, atento a que por nada del mundo quería abandonar a su marido? ¿No es ésta una demostración extrema de amor?

¿No sucedió lo mismo cuando le dictaron sentencia a Tomás Moro y su esposa, Luisa, le rogó entre llantos que cambiara de parecer, para así salvar su vida y poder seguir unos cuántos años más, unidos en matrimonio?

¿Podría decirse que Jantipa o Luisa, no amaron a sus maridos? Y como ellas, cuántos millones de casos más, antes de la llegada del racionalismo.

Para el autor de la nota: “…desde la racionalidad, no puede negarse a los homosexuales el derecho al matrimonio”; acto seguido, nos explica que: “Por mucho que nos cueste entenderlo desde la heterosexualidad, es evidente que las personas del mismo sexo pueden amarse con tanta intensidad como las parejas homosexuales. Que puedan vivir juntos hasta la edad en que se apaga el deseo de la carne prueba que… esa relación trasciende la sexualidad”.

Aquí pueden suceder dos cosas: O tuvo un error de construcción gramatical en el escrito, o el periodista no entiende de preposiciones.

Si dice que pueden vivir juntos hasta que se apaga el deseo de la carne, se está contradiciendo, ya que si los homosexuales se desean hasta que se apaga lo meramente sexual, se desprende que después de ello, no tienen más nada, y cada uno se va por su lado.

En fin, podríamos seguir analizando estos artículos, pero con lo dicho alcanza para darnos cuenta de hacia dónde va el mundo, irremediablemente.

Quienes, siguiendo a Santo Tomás, todavía creemos en el Derecho Natural, aquel que el hombre puede descubrir por su razón y que lo lleva a conocer y entender que existen primeros principios, no podemos estar a favor del matrimonio homosexual. Ya lo decía Lucio Séneca (4-65): “Al comienzo fueron vicios, hoy son costumbres”.

También sabemos que nuestra lucha, es una lucha desigual. El Mundo Moderno, gira en un sentido y nosotros en otro. El matrimonio homosexual será ley, más temprano o más tarde, pero será ley. Las “mayorías” así lo habrán querido, pero la que no podrá ser cambiada es la verdad, porque: “La moralidad de los actos humanos no depende de mayorías o minorías, de lo que cada uno apetece o conviene, sino de lo que objetivamente está ordenado por Dios” (Rivilla citado en Loring).


ACERCA DE LA PROSTITUCIÓN DEL MATRIMONIO Y LA DISOLUCIÓN DE LA NACIÓN

Con la confianza puesta en la Generala de los Ejércitos de San Martín y Belgrano que nos reúne, protege e impulsa a alcanzar nuestro destino como Pueblo y como Nación, es que convocamos a los varones a impedir por todos los medios a nuestro alcance que se apruebe tan ignominiosa ley.


Por Victor E. Vital. B.I.M.5 (V.G.M)

"Honra a tu padre y a tu madre:
así se prolongarán tus días en la tierra,
que el Señor, tu Dios, te va a dar." (Éxodo 20:12)

1.- Con la perversa ley que se pretende legalizar el casamiento entre homosexuales se rompe el orden social y jurídico de la Nación Argentina, ya que la Constitución Nacional se establece: “...en cumplimiento de pactos preexistentes...”. Y la familia es la primera comunidad sobre la cual se fundaron los pueblos que conforman la Nación Argentina. Es anterior a todo ordenamiento social, es el corazón, el núcleo del ordenamiento social. Es la única institución que figura en el Génesis, la única instituida por Dios Padre en el mismo acto creador.

2.- No sólo se pretende romper la última defensa del orden social y jurídico de nuestra Patria, sino que se legisla contra el cuarto mandamiento. “Honra a tu padre y a tu madre, así se prolongarán tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar”. Este mandamiento va dirigido a los hijos y habla de los padres. Establece una estrecha relación entre el territorio que ocupa una nación, el orden social de la familia y la comunión de generaciones que se crea en la estructura familiar. Es decir, vincula la estructura familiar a la existencia del pueblo y de la nación. Con esta pretendida ley se disuelve la Nación Argentina. Los argentinos quedaríamos exiliados en nuestro propio territorio.
Los legisladores que aprobasen esta subversiva ley serán incursos en delito de traición contra la Nación. (art. 119 C.N.)

3.- No es casual que el momento de euforia y distracción generado por el Mundial de Fútbol, sea el elegido para democrática y “consensuadamente” prostituir y liquidar la familia. Es el golpe de gracia de la ininterrumpida y perseverante política de estado de los gobiernos de todo signo –con la complacencia de la oposición- desde la ley de de Patria Potestad Compartida. Divorcio, educación sexual en las escuelas, aborto, prostitución, pornografía y homosexualidad, políticas de género y feminismo, drogas, planes de vacunación masiva, violencia, caos y pestes que generan temor y angustia rompiendo todos los lazos de cohesión social.
Esta es la única Política de Estado gobierne quien gobierne. Las facciones partidarias se pelean solamente para manotear la caja, el presupuesto que surge del trabajo de los argentinos y de la hipoteca de los recursos naturales y ahora del territorio.

4.- Es fundamental señalar que con estas políticas de género se pretende desvirtuar la figura del varón, del padre, eliminando así la figura de Dios Padre, del Padre de la Patria, del padre de familia. Desvirtuando la paternidad se elimina la autoridad, quedando solamente el poder. Poder de destruir, corromper, matar como vemos en la actualidad.

5.- Mediante una verdadera y férrea política de estado, el Gobierno Mundial va imponiendo a los estados nacionales estos planes contra las familias mediante subsidios, créditos, programas, Ongs transnacionales, etc. Y si esto no alcanza: la invasión militar. No es casualidad que para el 25 de Mayo hayan desfilado solamente soldados. La chatarra, el rezago del armamento militar que nos queda lo escondieron. Es la manifestación pública de la Política de Defensa Nacional.

6.- La “desconstrucción” de la familia la provocan en simultáneo con la creación de un estado virtual sobre la Cordillera, donde ya hemos cedido la soberanía a empresas mineras anglo-canadienses, australianas y angloamericanas mediante el Convenio Minero Argentino-Chileno (ley 25.243 del 23/03/2000) y por el Atlántico, con la oficialización operativa del aeropuerto inglés en Río Negro, que funciona como cabecera de playa de los británicos en la Patagonia desde la fortaleza Malvinas. Gente nuestra ha visto aviones y helicópteros militares ingleses aterrizar en dicho aeropuerto.
Esta invasión territorial se complementa con la operación británica de crear Estados Plurinacionales mediante “los Pueblos Originarios” dentro del territorio argentino. De todas estas organizaciones, la más importante es la de los mapuches, que tiene su sede en la ciudad inglesa de Bristol, regenteada por un tal Reynaldo Mariqueo, supuestamente mapuche.
Hace más de 30 años que nuestros gobiernos son simples delegados de la Corona Británica, que sistemáticamente han favorecido la invasión económica, territorial y contracultural.

Con la confianza puesta en la Generala de los Ejércitos de San Martín y Belgrano que nos reúne, protege e impulsa a alcanzar nuestro destino como Pueblo y como Nación, es que convocamos a los varones a impedir por todos los medios a nuestro alcance que se apruebe tan ignominiosa ley.



PARA CONOCER MEJOR A DIOS: EL MISTERIO MÁS GRANDE DE LA FE

  
El fin del hombre es conocer y amar a Dios. De ahí que todo lo que concierna a Dios nos ayudará a amarlo más. Este misterio nos descubre el mismo ser de Dios.


Por el Pbro. José Martínez Colín


1) Para saber

En el mensaje que el Papa Benedicto XVI dirigió el domingo de la Santísima Trinidad, mencionaba que esta fiesta resume la revelación de Dios que tuvo lugar en los misterios pascuales: muerte y resurrección de Cristo, su ascensión a la derecha del Padre y la efusión del Espíritu Santo.

El fin del hombre es conocer y amar a Dios. De ahí que todo lo que concierna a Dios nos ayudará a amarlo más. Este misterio nos descubre el mismo ser de Dios. Por eso el Catecismo de la Iglesia Católica nos afirma que el “misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de fe” (n.264).

2) Para pensar

Es tan grande el misterio de la Santísima Trinidad que sólo lo conocemos gracias a que nos lo fue revelado por el mismo Dios. Aunque desconocemos mucho de Dios, sabemos algo muy importante de su ser: es un solo Dios en tres Divinas Personas.
Es conocido un suceso atribuido a San Agustín. Un día paseaba el santo por la playa, pensando en el misterio de la Santísima Trinidad, en cómo explicarlo. De súbito, interrumpió su meditación la vista de un niño solitario que jugaba: extraía agua del mar con una concha y la echaba en un hoyo en la arena. Esa operación la hacía una y otra vez: iba al mar, llenaba su concha, luego volvía y echaba el agua en el hoyito en la arena.
“¿Qué haces?” le preguntó el santo. El niño respondió: “Voy a poner dentro toda el agua del mar”. El niño siguió con su ocupación. Sonrió San Agustín ante la ingenuidad del niño, y continuó su camino, pero enseguida cayó en la cuenta de la lección que acababa de recibir, era el Espíritu Santo quien le había hablado a través del niño: él intentaba algo mucho más difícil que meter toda el agua del mar en el hoyo; él quería meter en el mísero agujero del entendimiento humano la inmensidad de Dios.

3) Para vivir

Este misterio se nos ha dado, no para complicarnos, sino para que al conocer algo más de Dios empecemos a conocerlo y a amarlo como es Él. Para tratar a cada divina Persona y así amarlas cada vez más. El Papa recomendaba que, para lograrlo, cada vez que hacemos la señal de la Cruz, recordemos a cada una de las Personas divinas.
La Santísima Virgen puede ayudarnos a tratar mejor a Dios. El Papa aconsejaba invocar a la Virgen María, primera criatura plenamente habitada por la Santísima Trinidad, pidiéndole su protección para continuar nuestra peregrinación terrena. Siguiendo la sugerencia de San Josemaría Escrivá podemos llamarle en su relación con la Trinidad Santísima: “Cómo gusta a los hombres que les recuerden su parentesco con personajes de la literatura, de la política, de la milicia, de la Iglesia!...
–Canta ante la Virgen Inmaculada, recordándole: Dios te salve, María, hija de Dios Padre: Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo: Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo... Más que tú, sólo Dios!” (Camino 496).


CRISTIANISMO Y UNIDAD NACIONAL

La dura prueba impuesta por el poder político a diversas iglesias cristianas en la década de los 80, lejos de debilitar la religiosidad de nuestro pueblo suscitó una notable profundización y revitalización de la fe.


Por José Esteban González Rappaccioli

La epopeya de heroísmo cívico y religioso de centenares de auténticos mártires está todavía por escribirse.

Nicaragua fue el primer país del mundo en el que, con respaldo de un régimen marxista-leninista, se impulsó el establecimiento de una “iglesia popular” inspirada en la corriente más radical y engañosa de la “teología de la liberación”. No obstante el masivo apoyo económico y logístico recibido del gobierno sandinista y el apoyo de tentáculos seudo-religiosos de otros regímenes comunistas de la época, dicha iglesia “popular” fracasó estrepitosamente en Nicaragua no logrando rebasar un reducido número de centros de culto y de propaganda ubicados casi exclusivamente en Managua. El intenso apoyo internacional a la llamada iglesia “popular” se debilitó aceleradamente a partir del momento en que sus sostenedores y financiadores extranjeros descubrieron, con vergüenza e indignación, el fabuloso enriquecimiento de los nueve Comandantes y la corrupción prevaleciente en las esferas superiores del sandinismo oficial, denunciados con valentía por Ernesto Cardenal – su profeta más caracterizado y aplaudido. En particular, fue motivo de rechazo mundial la desvergonzada “piñata”, sin duda, el mayor y más descarado saqueo de un país pobre y de su gente, perpetrado, después de haber sido expulsados del poder por el voto popular, por militantes del partido que había pretendido liberarlo. De pronto, quedó al descubierto el verdadero rostro del sandinismo orteguista en el que incautos de Norteamérica y Europa habían creído reconocer a un “mesías colectivo” que - comenzando por Nicaragua - redimiría a América Latina de la ignorancia y la pobreza.

Hoy día, sin abatirse por nuevos problemas harto conocidos, la Iglesia Católica ha confirmado y acrecentado su credibilidad. Guiados y alentados por obispos y sacerdotes ilustrados, pero modestos y siempre solidarios, los católicos estamos viviendo nuestra fe de manera más consciente y madura. Miles de jóvenes creyentes de ambos sexos, conscientes de sus derechos y responsabilidades, se lanzan con intrepidez, generosidad y entusiasmo a acciones de solidaridad sincera en favor de nuestros hermanos más pobres y marginados.

Paralelamente, en los últimos decenios, las comunidades de diversas y muy respetables denominaciones protestantes, han crecido hasta alcanzar un elevado porcentaje de la población creyente. Su crecimiento impresionante es en gran parte atribuible a la prioridad que otorgan a la Sagrada Biblia y a un mensaje fácilmente asimilable y claramente eficaz en lo que respecta a la moral y buenas costumbres. Todos los cristianos - protestantes y católicos por igual - debemos reconocer con humildad nuestras carencias y errores y concentrarnos en lo esencial de la fe y de la moral cristianas.

Sin ignorar diferencias teológicas (algunas de ellas explicables por circunstancias culturales, políticas e históricas), quienes reconocemos a Cristo como nuestro Señor y Salvador coincidimos totalmente en la voluntad de identificarnos con los más pobres y desheredados, no para practicar un asistencialismo oportunista, sino para luchar junto a nuestros hermanos contra las estructuras injustas y deshumanizantes que a todos nos abruman. Luchando unidos por la justicia, los derechos humanos y las libertades democráticas, combatiendo constructivamente la pobreza y la opresión, no podemos equivocarnos porque la “regla de oro” del Evangelio siempre será: “Trata a los demás como quieres que te traten”.

Otro elemento que compartimos todos los nicaragüenses es un profundo nacionalismo. Ambos elementos – nacionalismo y cristianismo - son complementarios e inseparables. Por consiguiente, debemos profundizarlos e interiorizarlos para que nos nutran y fortalezcan como la sangre que nos mantiene en vida.

Para enfrentar las amenazas que actualmente se ciernen sobre nuestra nación, los cristianos debemos realizar un esfuerzo unificado, sin connotaciones partidistas ni exclusiones confesionales, a fin de regirnos con mayor fidelidad y valentía por ambos valores: nacionalismo y cristianismo. Esta decisión debe naturalmente conducirnos a la formulación de una doctrina, de una ética y de una praxis social fundadas en el humanismo cristiano que nos permitirá organizar nuestra convivencia como personas y como nación. Todos los cristianos debemos movilizarnos y hacerlo ¡ya! para defender a nuestra patria de la bestia bíblica que asecha bajo disfraces diversos, y así asegurar para nuestras familias y para nosotros mismos el futuro de paz y prosperidad al que aspiramos. Así sea.


Licenciado en Teología, Candidato a Procurador Nacional de Derechos Humanos.