La mayoría de fondos de Asociación Internacional de Gays y Lesbianas de Europa (ILGA) provienen de la Comisión Europea (un millón de euros) y el Gobierno holandés (334.000 euros). ¿Estamos hablando de una asociación o de una entidad gubernamental encubierta?
Los grupos del homosexualismo político viven a expensas de lo que les dan los gobiernos. Cosa que en el caso de España ya sabíamos a través del gobierno español y las comunidades autónomas, de forma destacada gracias a la Generalitat de Cataluña. Y en el ámbito internacional, un apoyo fundamental es la Comisión Europea de la UE y el Gobierno holandés.
Eso es lo que ha concluido el abogado de los derechos humanos de Europa J.C. von Krempach en su investigación a cerca de los fondos de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas de Europa (ILGA). Krempach afirma que la mayor parte del dinero proviene de gobiernos.
Este abogado descubrió que la mayoría de fondos de ILGA provienen de dos entidades gubernamentales: la Comisión Europea y el gobierno Holandés.
ILGA es un grupo en defensa y promoción de los derechos de los homosexuales. Se les negó notoriamente la acreditación de la ONU durante años por su conexión con grupos que promueven la pedofilia. El Comité de ONGs del Consejo Social y Económico de la ONU rechazó a ILGA hasta que el Consejo Social y Económico, dirigido por países europeos, desestimó la decisión.
Entre los requerimientos para la acreditación de ONGs por parte de la ONU se establece que “la mayor parte de los fondos de la organización deben derivar de contribuciones de afiliados nacionales, miembros individuales y otros integrantes no gubernamentales”, según explica C-FAM.
Organizaciones no gubernamentales (ONGs) autorizadas por las Naciones Unidas deben demostrar que personas físicas u organizaciones sin fines de lucro, como fundaciones, les suministran fondos. La ONU sostiene que si el dinero de estas asociaciones proviene mayormente de parte de gobiernos, entonces pasarían a formar entidades gubernamentales.
Von Krempach descubrió que en el año que acaba de finalizar, la Comisión europea, una entidad intergubernamental, proporcionó el 68% del presupuesto total del ILGA. El gobierno holandés lo hizo con una partida adicional de 50.000 euros elevando los fondos gubernamentales del ILGA a un 71%. El resto de los fondos del ILGA provienen de donantes de la izquierda como George Soros, Sigrid Rausing y un donante anónimo.
Von Krempach también investigó el presupuesto de la organización para 2012 y halló un ingreso total de 1.950.000 euros de los cuales 1 millón derivan de la Comisión Europea y 334.000 euros del gobierno de Holanda. Von Krempach ha afirmado que este hecho “genera interrogantes sobre la incorporación de ILGA-Europa al Consejo Social y Económico”.
Un ejemplo de la connivencia de la CE con el ILGA
Un ejemplo de esta práctica privilegiada que asiduamente recibe el ILGA son las 124.000 libras (150.330 euros) con las que la Comisión Europea (CE) ha subvencionado a su filial europea para la organización de una reunión de activistas del homosexualismo político, que reunirá 200 personas. Esto representa una subvención de más de 750 euros por persona, lo cual representa una cifra astronómica.
La cuestión que se plantea es la siguiente: mientras estamos viviendo una crisis económica tan intensa resulta escandaloso que se destinen tantos recursos a grupos cuya única finalidad es ser un grupo de presión y que no son capaces de nutrirse de recursos propios.
La realidad es que se han convertido a las organizaciones del homosexualismo político en organismos gubernamentales, en la medida en que viven gracias a la subvención de organismo gubernamentales que gestionan dinero público. Esto no es legítimo ya que el homosexualismo político promueve en definitiva un punto de vista en relación a otros.
Además, esto plantea que Naciones Unidas no puede dar el mismo trato a estas organizaciones que las que disponen de recursos propios, porque la propia ONU establece que una parte de los recursos deben de ser propios. Sin embargo, la gran parte de los recursos de los que disponen proceden de ayudas públicas, lo cual demuestra que su enraizamiento en la sociedad es marginal, y la injusticia nace de este privilegio que reciben. Además, se trata de organizaciones que son autorreferenciadas en su finalidad, es decir, el fin de la asociación es tener presencia en los ámbitos internacionales, y por eso los ámbitos internacionales les dan dinero.
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