Del análisis de la guía de educación sexual se infiere que esa guía induce a la práctica de patologías sexuales. Los contenidos fueron elaborados por una comisión designada por el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación en 1987. Olvidaron que la educación integral evita el descenso del ser humano y le enseña cuáles son los deberes que debe cumplir y vigilar sobre sí mismos con dignidad y conciencia.
Por Nélida Rebollo de Montes
Como digo en el copete de este comentario el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación propagó la necesidad de abordar en las escuelas el tema sobre educación sexual en 1987. Ahora se vuelve sobre esa intención y la discusión surge en diferentes ámbitos con fundadas sospechas. Volviendo al año 1987, recordaré que entonces desde mis páginas de Educación y Cultura en Diario de Cuyo, tras enterarme de la iniciativa de la que formaba parte la Comisión Mixta de Educación y Salud, solicité el plan de “educación sexual” que se estaba implementando mediante dos audiovisuales; uno destinado a alumnos de enseñanza primaria y otro para la enseñanza secundaria. Como complemento funcionaba una “guía sexual”. Los citados audiovisuales ya se estaban ofreciendo para ser empleados en escuelas estatales donde efectuaban reuniones con docentes a quienes les exhibían los audiovisuales y la guía que estaba a disposición de quienes la quisieran adquirir. Se había constituido un equipo de educadores, médicos, psiquiatras y sacerdotes auxiliares para la aplicación.
A través del Secretariado Arquidiocesano para la Familia, el Consejo Provincial de Educación Católica y la Federación de Uniones de Padres de colegios católicos, tuve conocimiento directo del contenido de los dos audiovisuales. Del examen de la guía surgió la necesidad de realizar un análisis del proyecto en los aspectos psicológicos, biológicos, éticos y antropológicos como lo habían hecho las instituciones nombradas al comienzo. Tras el examen realizado no se encontró ninguna referencia de trascendencia humana en su perspectiva de amor y familia en la guía de educación sexual. Tampoco constaba en el documento de educación sexual la necesidad de respetar un proceso evolutivo en el nivel primario y secundario y no reducirlo a un simple audiovisual informativo. La iniciativa aludida y emanada del Ministerio de Cultura y Educación de la Argentina en 1987 no contemplaba la responsabilidad de los padres y docentes en la elaboración de directivas y experiencias. De ahí que se considerara necesario tras un detenido análisis que el tema sexual no sólo era un tema de biología o de “salud mental”, sino el eje central de la vida en pareja, de la vida familiar y de la misma sociedad, ya que esto posee implicancias ético-religiosas y sociales; por tanto, ese tema no sólo debía estar en manos de médicos psiquiatras sino también formar hombres y mujeres capaces de amar y poner sobre la base del matrimonio y la familia, los fundamentos de la sociedad que anhelamos. La educación sexual implicaba toda una filosofía de vida a trasmitir; y, precisamente son los propios padres quienes deben determinar esa filosofía y no el Gobierno, ni aún a través de la más sana e imparcial ideología de un buen sexólogo. Era inapropiado entonces que la educación sexual, se la ubicara en el contexto de la “salud mental” y no de la “educación integral”.
Otra sorpresa que ofreció la guía de educación sexual es el aporte de varios participantes que habían dejado el rastro absolutamente materialista en el concepto del ser humano. Nada de cuerpo y alma pero sí un mecanismo fríamente biológico como si se tratara de un animal, el protagonista del aprendizaje. El contenido de la guía de “educación sexual” estaba marcada por una ausencia vital de criterios básicos sobre el amor humano, todo giraba en torno a lo sensorial-erótico. Se prescindía totalmente de la ética y aparecían actividades en abierta anormalidad sexual. Con prácticas hetero-sexuales precoces.
La maduración sexual la reducían sólo al contacto genital y la descarga orgásmica sin ninguna referencia al amor, ni a la libertad. En una palabra, la relación sexual la trataban fríamente como la cópula del animal en la época de celo. La parte científica que mencionan, supone un enfoque psicoanalítico freudiano muy discutido. Propiciaban iniciar al niño en la masturbación, excluyendo todo influjo educativo, comparando la dinámica sexual como un proceso similar a necesidades eminentemente biológicas. Para estos autores, lo masculino y lo femenino no es inmutable. En la descripción de la relación heterosexual, la guía denominada de “educación sexual” considera normal las prácticas aleatorias. Es decir el propósito fue iniciar al niño en todo tipo de patologías sexuales. En esa guía ocupa un lugar importante todo lo anormal y patológico. Con lo dicho es suficiente para que los padres y la sociedad toda, se enteren sobre las depravaciones que se sucederían con la mentada “educación sexual”. Desde Diario de Cuyo dí la voz de alerta y la respuesta a los lógicos reparos tuvieron una adhesión en el país. Los representantes de todos los cultos religiosos se solidarizaron con nuestra postura. Es más, el gobernador de la vecina provincia de Mendoza y otros funcionarios viajaron a San Juan para conocer más detalles del contenido del documento que se pondría en marcha. El distinguido investigador en Historia Dr. Santos Martínez, también de la vecina provincia, y extensamente conocido en todos los círculos académicos internacionales, en especial, en España, inició una marcha por la Avenida San Martín de Mendoza con letreros tapizados con mis artículos en rechazo de la mal llamada “educación sexual”. Hubo debates en los que se negó lo que era cierto. Precísamente por TVO (ya vendida), un grupo de políticos de distintos partidos participaron de un debate y cuando uno de los oradores desmintió que se pretendía enseñar patologías sexuales a los niños y adolescentes bajo el disfraz de “educación sexual”, otro orador exhibió en la pantalla de televisión los gráficos y textos referidos a la relación anal y otras desviaciones sexuales de la Guía de “educación sexual” del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación. La evidencia derrotó al defensor de la mal llamada “educación sexual”.
La torpe iniciativa de profanar la inocencia de niños y jóvenes con el proyecto aludido carece de sentido y es absolutamente negativo e incapaz de orientar la conducta humana y todo lo que esta tiene de supra-zoológica. Los que elaboraron la Guía de “educación sexual” para los educandos de la escuela primaria desde el organismo de educación nacional en 1987 estuvo basada tal vez en una experiencia obscena proclive a la desviación sexual. Es inadmisible que el saber que han legado miles de estudiosos en crear la cultura de su tiempo, sea descalificada por los que ubican la sexualidad en los planos inferiores del salvajismo y la barbarie. La ceguera los llevó a desconocer que la vida espiritual y el carácter se ven sometidos por ese salvajismo a hacer concesiones horrorosas sin poder percibir las consecuencias funestas que los dejará para siempre con el recuerdo de la más penosa incertidumbre de esa degradación. Por lo dicho, no se puede permitir la afectación de ignorancia cuando se vuelve a hablar de “educación sexual”.
No se puede involucrar la educación con los mecanismos que usan los depravados. La educación, en cambio, sirve para conducir el ser humano a un estado de máxima perfección, definido por una superior idea del hombre y de la cultura. Educar no es vivir como a cada cual le da la gana, sino realizar una idea de la vida humana y esta es formación y primordialmente respeto a la vida. La educación evita el descenso del ser humano y enseña a cada uno cuales son los deberes que debe cumplir y vigilar sobre sí mismos, con conciencia y dignidad. Conviene no olvidar que la formación es un proceso de conversión del individuo en persona, en un ser espiritual. La denominada “educación sexual” tiene que ser motivo de un exhaustivo análisis y tener presente que en estos tiempos predomina la adoración de prácticas eróticas escandalosas; consumo de drogas; abuso en publicaciones sádicas; difusión desenfadada en la pantalla de televisión de experiencias libertinas, auge de depravados en acecho, más las apologías del incesto, la sodomía y todo tipo de crueldades propias del anarquismo sexual; También la perfidia de hacer a ciertas bandas musicales verdaderos ídolos a pesar de sus arengas a favor de un mundo siniestro falto de fe, exento de humanidad y negación del verdadero sentido de la vida. Con estos antecedentes, este momento no es propicio para iniciativas dudosas como la “educación sexual”.
Nélida Rebollo de Montes es Profesora y periodista, distinguida con el Premio Benefactora de la Cultura. Su libro “Nuestro tiempo y Nuestras Razones”, que incluye una recopilación de sus artículos periodísticos, figura en las Universidades de Yale, de Columbia y en el catálogo online de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos de Norteamérica. Su Ensayo “Rosalía de Castro. Antonio de la Torre: dos testimonios de la pasión poética” fue incluido en la Biblioteca de la Universidad de Santiago de Compostela de España, en la Biblioteca Pública de Nueva York y en la Universidad Stony Brook de Nueva York de Estados Unidos de Norteamérica. Dos veces premiada, en 1997 y 2001, por ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina) y, en 1990 con el Santa Clara de Asís.
domingo, 2 de agosto de 2009
EDUCACIÓN SEXUAL: PROFANACIÓN DE LA INOCENCIA
Etiquetas:
Homosexuales,
Ideología de género,
Sociedad
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