No se sabe mucho sobre Prevost.
Una imagen llamativa es que, como prefecto del dicasterio de los obispos, supervisó
● El nombramiento del cardenal Robert McElroy, notoriamente liberal, para una de las sedes episcopales más prominentes de EE.UU.
● La destitución del obispo Joseph Strickland, uno de los obispos más conservadores de Estados Unidos.
Una investigación posterior a principios de semana descubrió que Prevost...
● No profesó la fe en relación con las graves amenazas a la fe y la moral en nuestros días, hasta el punto de que este silencio se toma como “discreción” y eso contó a su favor como candidato.
● Indicó el estado de su mente a través de su cooperación con el nombramiento de notorios liberales y la deposición de conservadores.
● Cooperó en la consolidación del legado más duradero de Francisco, a saber, el nombramiento de obispos que encarnan sus ideales.
● Negó implícitamente el dogma de la unidad visible de la Iglesia, presentándolo en los términos rechazados y refutados por el Papa Pío XI en Mortalium Animos.
● Minimizó la importancia de la doctrina en el papel del obispo, en contra de la Sagrada Escritura, la Tradición Apostólica y el sentido general de la teología.
● Descartó a quienes “prefieren la seguridad de respuestas ya experimentadas en el pasado”
● Promovió la idea modernista de la “sinodalidad” de tal manera que destruyó el concepto tradicional del triple poder del obispo de enseñar, gobernar y santificar a su rebaño
● Negó explícitamente que un obispo sea un “príncipe” en su diócesis, en contra de la enseñanza del magisterio y la liturgia.
● Reemplazó la comprensión tradicional de la función del obispo por la de “servicio”, presentada en términos naturalistas, y que ya ha separado de la doctrina y el gobierno a través de sus otras palabras (aunque mantiene las referencias a la enseñanza y el pastoreo).
De esta investigación concluimos:
● ... Prevost no es un cobarde ni un táctico [discreto], sino un hijo leal de Francisco, y que continuará la obra de su maestro y benefactor, aunque lo haga de forma más discreta y moderada.
● Esto plantea serias dudas sobre si se puede decir que Prevost profesa la fe católica y, por lo tanto, si es miembro de la Iglesia. Si no es miembro de la Iglesia, no puede ser elegido Papa válidamente.
● Como mínimo, hay serias dudas al respecto: y un hombre cuya pertenencia visible a la Iglesia está en seria duda sólo puede ser elegido dudosamente al papado, incluso si el cónclave es unánime. Si tal hombre fuera elegido, la duda resultante no sería sobre su popularidad o sus políticas, sino sobre su misma autoridad. Esta es la razón por la que grandes teólogos y canonistas sostienen que un Papa dudoso no es Papa en absoluto.
● Huelga decir que estos puntos tienen implicaciones que se extienden más allá de Prevost, aplicándose también a aquellos otros cardenales que han sido “discretos” y “moderados” frente a las aberraciones doctrinales de Francisco. No basta con preguntarse si un hombre es prudente, discreto o personalmente sincero. La cuestión es si profesa la fe íntegra y entera, en público y sin concesiones. Si la respuesta no es un “Sí” rotundo, entonces la conclusión es clara: no puede ser válidamente elegido o aceptado como Papa.
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