Comenzamos con la publicación del primer capítulo del libro “Los Francmasones” de Monseñor de Segur, impreso por primera vez el año 1878.
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Por Monseñor de Segur (4ª Edición 1933)
Al ocuparme de la francmasonería, mi único intento es demostrar los peligros que encierra desde el punto de vista moral y religioso, dejando a un lado el político, y hasta el social.
Ante la terrible y creciente propaganda que cubre como con una red inmensa, no solamente la Europa, sino el mundo entero, es necesario por parte de los buenos, vigilar y estar siempre preparados para el combate. Apenas hay diócesis en que no estén organizados los francmasones, y según datos estadísticos, pasan de ocho millones distribuidos en cinco mil logias sin contar las traslogias (a).
El mejor medio para preservar de la francmasonería a todo hombre de bien es hacerle conocer tan funesta asociación.
La francmasonería busca ante todo el silencio y la sombra; y su primer cuidado, al verse atacada, es callarse y hacer el muerto. Tal es su divisa invariable en muchas partes. Así, pues, hablemos nosotros, y gritemos al lobo sin cansarnos. ¿No sería una obra buena la de dar a conocer este librito y esparcirlo lo más que se pueda? Lo ofrezco especialmente a los sacerdotes y a los buenos católicos, celosos por la santa causa de la Iglesia y la conservación de la fe. ¡Ojalá pueda ayudarles a preservar del fuego muchas de las tantas mariposas que revolotean en torno de la llama, porque no saben que abrasa cuanto toca!
a) Nota de la 4ª edición del año 1933:
Debe considerarse, al encontrar datos estadísticos, la fecha en que fue escrito el presente folleto. Los editores no se han creído autorizados para modificar estos datos, que el buen sentido del lector sabrá interpretar equitativamente.
I
DEL NOMBRE DE FRANCMASÓN
En general, los nombres expresan las cosas; pero aquí sucede lo contrario. Los francmasones ni son francos, ni masones o albañiles (1). Que no son esto último, es inútil demostrarlo. Ni es menos evidente que no son francos, cuando su sociedad se apoya sobre secretos, sobre ceremonias misteriosas que a nadie se deben revelar so pena de muerte.
Ante los profanos, quieren los francmasones pasar buenamente por “una sociedad alegre y filantrópica, amiga de comer, beber, cantar y hacer bien”. Ya veremos si no encubren otro objeto estas palabras. Es tan cierto que son inocentes como que son albañiles.
Si por francmasón debe entenderse libremasón, ya se levanta un poco el velo. Libre, ¿de hacer que cosa? Pronto lo veremos; y por cierto son misterios terribles.
Al parecer este nombre extravagante de francmasones tuvo su origen en Escocia. Cuando el Papa Clemente V y el rey de Francia Felipe el Hermoso hubieron abolido muy justamente, a principios del siglo XIV, la Orden de los Templarios (2), muchos de estos infames se refugiaron en Escocia, en donde se constituyeron en sociedad secreta, jurando venganza y odio eterno e implacable al Pontificado y a la Monarquía. Para mejor encubrir sus maquinaciones, se agregaron a corporaciones de albañiles, tomaron sus insignias y su jerga, y a la sombra del protestantismo se extendieron más tarde por toda Europa. Su organización definitiva parece que data de los primeros años del siglo XVIII (3).
Para deslumbrar al vulgo pretendieron remontar su origen nada menos que al templo de Salomón, a la torre de Babel, al diluvio, hasta el paraíso terrenal; y muchos de sus adeptos fueron bastante cándidos para creer tales sandeces.
¿Qué es, pues, la francmasonería? ¿Cómo se hace uno francmasón? ¿Qué pasa en las logias? Tras las logias conocidas ¿existen otras secretas y ¿qué se hace en éstas? ¿Es acaso la francmasonería una institución laudable, moral, religiosa, o por lo menos, benéfica? ¿No es más bien esencialmente anticristiana, anticatólica? ¿Es poderosa y activa? ¿Qué se propone? ¿Es lícito alistarse bajo su bandera misteriosa?... Responderemos con brevedad a tan graves preguntas (4); pero ante todo haremos una distinción importante...
Notas:
1) La palabra francmasón, traducido literalmente del francés (Francs-Maçons), significa “Francos-Albañiles”). - (N. del T.)
2) Los caballeros del Temple habían sido instituidos para defender la fe en Tierra Santa. Pronto se extendieron por toda Europa, y adquirieron por sus riquezas, extraordinaria influencia. Uno de sus primeros Grandes Maestres se dejó seducir por los turcos, que introdujo en la Orden, al par de costumbres contra naturaleza, prácticas sacrílegas, que quedaron por mucho tiempo en un profundo secreto. Felipe el Hermoso descubrió esos horribles misterios, e instó en gran manera a Clemente V para que castigase a los Templarios y suprimiese su Orden. El objeto principal del Rey era confiscar sus bienes en provecho propio; el del Papa fue el interés de la fe, de la justicia y de las buenas costumbres. Este punto histórico está hoy del todo comprobado.
3) Con lo dicho no pretendo afirmar que los francmasones hayan heredado las horribles costumbres de los Templarios, y solo hago constar la relación de familia que parece existir entre unos y otros.
4) Muchas de nuestras noticias las hemos sacado de la interesante obra de Mr. de Saint-Albin, titulada: Les Francmaçons et les Sociétés secrètes. A ella pueden acudir los que quieran estudiar más a fondo está importante materia.
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