miércoles, 21 de mayo de 2025

¿PORQUÉ LAS BARANDILLAS DE ALTAR ESTÁN REGRESANDO Y AVIVANDO LA DEVOCIÓN EUCARÍSTICA?

Las barandillas del altar están volviendo por demanda popular. Y lo mejor de todo es que despiertan entusiasmo entre los fieles.

Por John Horvat II


En algunas iglesias de EEUU, los párrocos están instalando barandillas de altar. Algunas parroquias están reinstalando las barandillas a iglesias antiguas después de haberlas arrancado tras el concilio Vaticano II. Otras las están añadiendo a iglesias nuevas que nunca las tuvieron.

La barandilla del altar vuelve por demanda popular y está cambiando la forma de ver la Sagrada Eucaristía. Y lo mejor de todo es que es muy popular y despierta entusiasmo entre los fieles.

Tras el Concilio Vaticano II, muchas iglesias suprimieron las barandillas del altar, alegando que “dividían al pueblo de Dios del sacerdote” en el santuario. La idea era convertir la Misa en “una experiencia de culto 'compartida' y 'comunitaria'”. Sin embargo, también se eliminó el sentido de lo sagrado que una vez dominó la iglesia, y la devoción eucarística disminuyó.

La demolición de los rieles del altar demostró lo que todo el mundo sabe sobre la arquitectura y el diseño de las iglesias. La iglesia no es un espacio neutro. Cada aspecto de la iglesia debe estar lleno de significado y simbolismo. La iglesia es un catecismo en piedra que enseña a la gente a conocer y amar mejor a Dios.

Cuando el Santísimo Sacramento deja de ser tratado como sagrado y no se mantiene en un lugar destacado, la gente deja de creer en la Presencia Real, algo que se refleja en las encuestas.

Transformar las parroquias

El regreso de las barandillas está transformando las parroquias y está siendo recibido con entusiasmo por católicos de todas las edades, incluyendo jóvenes que nunca las conocieron.

Los católicos de los bancos citan muchas razones por las que se sienten atraídos por estos sencillos separadores. Los párrocos también se asombran de la rapidez con que esta sencilla medida ha reavivado la devoción eucarística.

Hay seis razones por las que los católicos ven con buenos ojos el regreso de las barandillas del altar.

Una recepción más reverente de la Eucaristía

En primer lugar, hace que la recepción de la Eucaristía sea más reverente. La gente aprecia el tiempo extra en la barandilla para reflexionar sobre a Quién están recibiendo. Crea una atmósfera de reverencia en la que los que reciben no se sienten apresurados. La recepción se convierte en un momento breve pero íntimo entre Cristo y el comulgante.

Cuando se les da la opción, alrededor del 90 por ciento de los fieles se arrodillan ante la barandilla. Muchos de los que se arrodillan también se sienten obligados a recibir en la lengua.

Un sentido de definición y asombro

En segundo lugar, la barandilla del altar proporciona un sentido de definición y sobrecogimiento. El Padre Mariano Matthew Tomeny, rector del Santuario Nacional de la Divina Misericordia en Stockbridge, Massachusetts, recordó que las barandillas “son vistas como la extensión del altar. Es ese umbral entre el cielo y la tierra, siendo el cielo el santuario y la tierra la nave donde se reúne el pueblo”.

En tercer lugar, el acto de arrodillarse para recibir a Nuestro Señor es la mayor expresión física de humildad, reverencia y adoración. Expresarse de un modo tan llamativo y diferente no puede sino influir en la manera de entender la Eucaristía. El cuerpo expresa el asombro y la admiración del alma ante un misterio tan grande.

Otras consideraciones

Una cuarta razón es que, según los párrocos, las propias barandillas son un punto de belleza y simbolismo que atrae a la gente a la parroquia. La gente siente una mayor devoción a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento y viene a la parroquia. Especialmente las familias más jóvenes se sienten atraídas y desean unirse a parroquias donde la recepción de la Comunión es más reverente. Un párroco informó que el regreso de las barandillas de altar dieron lugar a un gran crecimiento espiritual y a la comprensión del significado de la Presencia Real.

Otra razón es más práctica. Algunos párrocos informan que el uso de las barandillas del altar han hecho más fácil y rápida la distribución de la Sagrada Comunión, hasta el punto de obviar la necesidad de ministros extraordinarios. Los monaguillos afirman que, con la zona del santuario cerrada, hay menos distracciones.

Por último, las barandillas sirven como lugar de devoción fuera de la Comunión y la Misa. A los fieles les resulta cómodo arrodillarse ante la barandilla y rezar ante el Santísimo Sacramento. La ausencia de las barandillas eran un punto de separación que impedía a la gente acercarse al altar para rezar. Las nuevas barandillas invitan a acercarse para una devoción más íntima.

Una propuesta ganadora rechazada

El regreso de las barandillas debería ser un modelo para aumentar la devoción eucarística. Las historias de éxito de las parroquias que las han reintroducido deberían inspirar a otros a hacer lo mismo.

Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con estos cambios, incluso en estos “tiempos sinodales” en los que se anima a los funcionarios a “escuchar” a los feligreses.
La supresión de las barandillas del altar fue un movimiento deliberado de los católicos modernistas empeñados en destrozar las iglesias después del concilio
Los que siguen suscribiendo la ideología modernista no ocultan las razones por las que quitaron las barandillas, ni se arrepienten de sus decisiones. Afirman que la medida crea un espacio más “acogedor” e “inclusivo” para todos, independientemente de su procedencia o creencias. Su propósito era promover una noción de Dios y de la Iglesia más “igualitaria” y teológicamente incorrecta, y retirar las barandillas era coherente con ese objetivo.
El trágico resultado fue el destripamiento de la devoción eucarística de forma mucho más eficaz que a través de una persecución abiertamente atea de la Fe.
La fe debe tener su expresión física y visual. El regreso de las barandillas del altar es una respuesta refrescante y sublime a una visión distorsionada de la Iglesia. Reintroduce las enseñanzas tradicionales de la Iglesia con asombro y maravilla, deleitando al adorador y resucitando el fervor por Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento.
 

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