viernes, 2 de mayo de 2025

EL SINIESTRO KEVIN FARRELL

La absoluta indignidad y el escándalo que representa Farrell deben ser denunciados.

Por monseñor Carlo Maria Viganò


Con la Sede Vacante, el poder está ahora en manos algunos personajes muy corruptos, por ejemplo, el "cardenal camarlengo" Kevin Farrell.

Este último proviene de los Legionarios de Cristo, la congregación religiosa que estuvo en el centro de un gravísimo escándalo relacionado con los abusos sexuales y los crímenes de su fundador, el "padre" Marcial Maciel. Farrell estaba a cargo de la gestión de sus enormes recursos financieros y, naturalmente, no se percató de las aberrantes desviaciones de Maciel... Por eso también prefirió ocultar esta parte oscura de su historial con los Legionarios de Cristo, y precisamente por estos "méritos" suyos y su contigüidad con Maciel, Farrell fue elegido por Theodore McCarrick como su "colaborador cercano". Lo nombró su propio Auxiliar en Washington, donde vivió durante seis años en el mismo apartamento que el entonces "arzobispo". Incluso entonces, no se percató de nada... McCarrick le confió la gestión financiera de la Fundación Papal fundada precisamente en 1988, cuando el Vaticano salía con los huesos rotos del caso Marcinkus y el escándalo del Banco Ambrosiano. Tras tan solo dos años, en 1990, la Fundación Papal recaudaba 215 millones de dólares: una suma considerable para las desastrosas cuentas de la Santa Sede, para comprar silencios y solicitar ascensos. Esta capacidad de recaudación de fondos de McCarrick le valió la intocabilidad del Vaticano desde la época de Juan Pablo II.

En 2007, Farrell fue ascendido a la sede de Dallas; en 2016, fue trasladado a Roma como prefecto del superdicasterio para los laicos, la familia y la vida; en 2019, fue nombrado camarlengo de la Santa Iglesia Romana, a pesar de su notoria adicción al alcohol.

Farrell conoce a todos los cómplices de los crímenes de McCarrick y puede manipular el Cónclave mediante chantajes o promesas. Su absoluta indignidad y el escándalo que representa —especialmente para las víctimas de McCarrick y para los católicos estadounidenses— deben ser denunciados para inducirlo a renunciar a sus prerrogativas como Camarlengo y miembro electivo del Cónclave, siguiendo el ejemplo del "cardenal" de Edimburgo, Keith O'Brien, quien, tras denunciar su indignidad, se retiró voluntariamente del Cónclave de 2013.

 

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