Esta intervención no es casualidad y hay que situarla en el contexto de la aceleración sin precedentes de las reformas sinodales llevadas a cabo en los últimos meses por Francisco.
“El fin programado del celibato eclesiástico”. Es bajo este título que la edición del 12 y 13 de agosto de 2023 de The Australian publicó la entrevista concedida por Monseñor Mark Coleridge. “El título va más allá de lo que afirmo, pero el tono del artículo es bastante justo”, declaró el arzobispo de Brisbane, días después de crear gran revuelo entre los católicos australianos.
Porque el prelado defiende la idea según la cual “el celibato no debe ser obligatorio para todos, dado el contexto de crisis que atraviesa el sacerdocio y las necesidades del pueblo de Dios”. Monseñor Coleridge dijo: “Es muy probable que se elimine la obligación del celibato sacerdotal. (…) La cuestión seguirá madurando hasta el momento en que sea natural superarla, sin que sea una inversión artificial y dramática de una antigua tradición”.
Como primer paso en esta “etapa de maduración”, el prelado propone una exención del celibato para los candidatos al sacerdocio de las poblaciones autóctonas aborígenes, bajo el argumento de que “sería imposible reclutar un clero que acepte la obligación del celibato entre estas poblaciones”, debido a que esta disciplina es radicalmente ajena a su cultura.
“Citemos el ejemplo de Pat Dodson: acabó dejando el sacerdocio al cabo de un tiempo bastante corto”, explicó Monseñor Coleridge, en referencia al senador laborista de Australia Occidental, el único aborigen que ha abrazado el sacerdocio, antes de abandonarlo para lanzarse a la política.
Como expresidente de la Conferencia Episcopal de Australia, la palabra del arzobispo de Brisbane no deja de tener cierto peso, sobre todo porque el prelado está muy cerca de la línea de Bergoglio. Cabe señalar que sus declaraciones contra el celibato eclesiástico en pleno verano no son objeto de una mera casualidad.
No hace mucho, justo antes del inicio de las Jornadas Mundiales de la Juventud -que finalizaron a principios de agosto en Lisboa (Portugal)- el pontífice argentino reafirmó en los medios de comunicación su deseo de reformar la Iglesia al ritmo de la evolución de la sociedad moderna.
En esta perspectiva, el celibato sacerdotal sería particularmente objeto de discusión, allanando incluso el camino al sacerdocio para los hombres casados. Es en este contexto que deberíamos situar las palabras de monseñor Coleridge: palabras que fueron repetidas, también en Australia, por monseñor Charles Gauci.
El obispo de Darwin también se pronunció a favor de una “evolución” del celibato sacerdotal: “Hay que estar abiertos a la idea de los sacerdotes autóctonos casados. (…) Y el papa nos dijo que estaba dispuesto a hablar de ello con los obispos que le presenten tal o cual caso particular”.
Esta rápida reforma, llevada a cabo a toda velocidad por Bergoglio, crea grandes divisiones internas en la Iglesia: la prueba de esto es el revuelo suscitado por la publicación del “documento de trabajo” que será analizado en unas semanas en el marco de un sínodo que parece transformarse, con el paso de los meses, en una batalla campal.
El hecho de que los pastores católicos afirmen que una cultura, en este caso la cultura aborigen, no puede ser verdaderamente bautizada por el Evangelio, es una flagrante falta de fe. Porque si a los fieles de esta cultura les es imposible vivir la virginidad consagrada a Dios, esto significa que la gracia de Dios es incapaz de dar a estas personas el deseo y la fuerza para vivir un consejo evangélico.
Es la negación del espíritu misionero y del poder de la gracia divina.
Fuentes: The Australian/The Catholic Leader – FSSPX.Actualités
“El fin programado del celibato eclesiástico”. Es bajo este título que la edición del 12 y 13 de agosto de 2023 de The Australian publicó la entrevista concedida por Monseñor Mark Coleridge. “El título va más allá de lo que afirmo, pero el tono del artículo es bastante justo”, declaró el arzobispo de Brisbane, días después de crear gran revuelo entre los católicos australianos.
Porque el prelado defiende la idea según la cual “el celibato no debe ser obligatorio para todos, dado el contexto de crisis que atraviesa el sacerdocio y las necesidades del pueblo de Dios”. Monseñor Coleridge dijo: “Es muy probable que se elimine la obligación del celibato sacerdotal. (…) La cuestión seguirá madurando hasta el momento en que sea natural superarla, sin que sea una inversión artificial y dramática de una antigua tradición”.
Como primer paso en esta “etapa de maduración”, el prelado propone una exención del celibato para los candidatos al sacerdocio de las poblaciones autóctonas aborígenes, bajo el argumento de que “sería imposible reclutar un clero que acepte la obligación del celibato entre estas poblaciones”, debido a que esta disciplina es radicalmente ajena a su cultura.
“Citemos el ejemplo de Pat Dodson: acabó dejando el sacerdocio al cabo de un tiempo bastante corto”, explicó Monseñor Coleridge, en referencia al senador laborista de Australia Occidental, el único aborigen que ha abrazado el sacerdocio, antes de abandonarlo para lanzarse a la política.
Como expresidente de la Conferencia Episcopal de Australia, la palabra del arzobispo de Brisbane no deja de tener cierto peso, sobre todo porque el prelado está muy cerca de la línea de Bergoglio. Cabe señalar que sus declaraciones contra el celibato eclesiástico en pleno verano no son objeto de una mera casualidad.
No hace mucho, justo antes del inicio de las Jornadas Mundiales de la Juventud -que finalizaron a principios de agosto en Lisboa (Portugal)- el pontífice argentino reafirmó en los medios de comunicación su deseo de reformar la Iglesia al ritmo de la evolución de la sociedad moderna.
En esta perspectiva, el celibato sacerdotal sería particularmente objeto de discusión, allanando incluso el camino al sacerdocio para los hombres casados. Es en este contexto que deberíamos situar las palabras de monseñor Coleridge: palabras que fueron repetidas, también en Australia, por monseñor Charles Gauci.
El obispo de Darwin también se pronunció a favor de una “evolución” del celibato sacerdotal: “Hay que estar abiertos a la idea de los sacerdotes autóctonos casados. (…) Y el papa nos dijo que estaba dispuesto a hablar de ello con los obispos que le presenten tal o cual caso particular”.
Esta rápida reforma, llevada a cabo a toda velocidad por Bergoglio, crea grandes divisiones internas en la Iglesia: la prueba de esto es el revuelo suscitado por la publicación del “documento de trabajo” que será analizado en unas semanas en el marco de un sínodo que parece transformarse, con el paso de los meses, en una batalla campal.
El hecho de que los pastores católicos afirmen que una cultura, en este caso la cultura aborigen, no puede ser verdaderamente bautizada por el Evangelio, es una flagrante falta de fe. Porque si a los fieles de esta cultura les es imposible vivir la virginidad consagrada a Dios, esto significa que la gracia de Dios es incapaz de dar a estas personas el deseo y la fuerza para vivir un consejo evangélico.
Es la negación del espíritu misionero y del poder de la gracia divina.
Fuentes: The Australian/The Catholic Leader – FSSPX.Actualités
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