miércoles, 4 de junio de 2025

¿POR QUÉ NO RECONOCEMOS A LEÓN XIV COMO PAPA?

En su sermón del tercer domingo de Pascua, 11 de mayo de 2025, el obispo Roy, jefe de la Misión Notre-Dame-de-Joie en el este de Canadá, explicó por qué “León XIV” no puede ser reconocido como Papa.


Algunas personas están completamente confundidas sobre la situación de la Iglesia y el papado. No comprenden que reconocer a alguien como Sumo Pontífice no se reduce a decir simplemente: “Lo reconozco como Papa”. Significa someterse a él. En otras palabras, en el momento en que reconocemos a alguien como Sumo Pontífice, yo, como obispo, tendría que ir a Roma para someterme a él.

Esto significa que, aunque dicen reconocerlo, la gente de mi antigua congregación, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, en realidad no lo reconoce, no se somete a él, no lo obedece. No han obedecido nada de lo que Francisco pidió a la Iglesia, o mejor dicho, a la nueva iglesia.

Entonces, ¿por qué podemos estar seguros de que este hombre (Robert Francis Prevost) no posee el papado que dice tener?

Los principales puntos planteados por Monseñor Roy son los siguientes:

Robert Francis Prévost:

● Sucede a 6 destructores al frente de la religión del novus ordo, en particular a Francisco. Por lo tanto, la perspectiva a priori no le favorece.

● Fue elegido por los cardenales nombrados por Francisco. Es su elección.

● Vivió toda su vida adulta en la religión novus ordo, asistiendo a la nueva misa.

● Fue ordenado y consagrado en el nuevo rito (inválido o sobre el cual existen en todo caso dudas muy serias)

● No condenó nada de lo que “Francisco” hizo o dijo.

● Apoyó a “Francisco” cuando afirmó que Judas se había salvado.

● Como Prefecto del Dicasterio para los Obispos, durante 12 años, desempeñó un papel clave en la iglesia novus ordo al nombrar a todos los obispos de la iglesia novus ordo.

● Condenó la pena de muerte, contradiciendo así la Doctrina de la Iglesia

● Durante el Covid-19, prohibió la comunión oral, cerró sus iglesias y fomentó las confesiones telefónicas (lo cual no es válido).

● Encubrió casos de abuso sexual.

● Jugó un papel en la destitución del obispo Strickland, un obispo tradicionalmente católico.

● Alienta la inmigración masiva y dijo que Dios no nos pide que amemos a nuestra familia y compatriotas más que a los demás.

● En su primer discurso, se pronunció a favor de una “iglesia sinodal”, lo que implícitamente significa el deseo de completar la destrucción final de la jerarquía eclesiástica.

● Usó la frase “construir puentes” (que en el lenguaje del novus ordo significa hacer las paces con el lobby lgbt y su agenda).

● Declaró que Dios nos amó incondicionalmente, lo que nuevamente es una referencia a la religión novus ordo (Dios ama a su creación, pero para ser amado por Dios uno debe tener una fe verdadera y vivir de acuerdo a sus mandamientos).

● Declaró al día siguiente de su elección como “cardenal” que estaba “totalmente comprometido a continuar el camino que la iglesia ha recorrido durante décadas, tras el concilio Vaticano II”.

Con todas estas señales podemos ver que es la revolución del Vaticano II la que continúa.

No es que no estemos apegados a Roma, que no amemos al Papa o que no amemos a la Iglesia, si nos mantenemos a distancia; es porque, por todo lo que hemos podido ver y saber sobre él, vemos que continúa con la revolución del Vaticano II.

No creo que un Papa, un Papa Católico que esperamos, surja de una elección en el Vaticano. Creo que ocurrirán grandes acontecimientos, habrá guerras, destrucción que conducirá a la caída de la iglesia del novus ordo. Los que queden, a quienes Dios habrá preservado para asegurar la continuidad de su Iglesia, podrán, con la gracia de Dios, restaurarla a sus cimientos. No creo que debamos esperar que los herejes nos den un papa. ¿Cómo podrían los herejes, totalmente aferrados al error, producir un verdadero papa?

No nos dejemos engañar. Francisco no fue el problema, el problema es el Vaticano II. Mientras estas personas sigan la tradición del Vaticano II, sabemos que la crisis de la Iglesia continúa, sabemos que debemos resistir, sabemos que debemos permanecer firmes en nuestra fe, inquebrantables en la defensa de la tradición católica.

Si ‘León XIV’ es católico, que condene el Vaticano II, que condene la nueva ‘misa’, que devuelva a la Iglesia a su Tradición, que la verdadera Iglesia nunca ha abandonado, obviamente.

Pidamos la gracia de la perseverancia, porque nuestra posición no es fácil: nos describen como cismáticos, como personas que no simpatizan con el “papa”, como rebeldes, soberbios. 

No, amamos a la Iglesia, amamos al verdadero papado; queremos que nuestro Señor Jesucristo sea promovido y que su doctrina sea predicada a todas las naciones por los Papas, y no por la agenda progresista que proviene del mundo. El mundo no necesita que el Papa predique una agenda progresista.


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