Francisco canonizó el domingo 11 de febrero a María Antonia de San José de Paz y Figueroa, conocida popularmente como “Mama Antula”, convirtiéndose así en la primera santa argentina.
En la ceremonia participaron centenares de peregrinos argentinos, familiares de la beata y el presidente de la Nación Javier Milei. La celebración iniciada a las 9:30 horas de Italia y 5:30 de Argentina, tuvo lugar en la Basílica de San Pedro.
El cardenal italiano Marcello Semeraro, encargado del Dicasterio para las Causas de los Santos, presentó la biografía vaticana oficial de la nueva santa junto a Silvia Correale, quien postuló a Mama Antula.
Después de la lectura de la biografía, Mama Antula fue nombrada por primera vez por Francisco, quien la mencionó en latín como “Beatam Mariam Antoniam a Sancto Ioseph de Paz y Figueroa”. La canonización quedó oficialmente confirmada cuando Bergoglio, también en latín, la declaró santa y la inscribió en el Catálogo de los Santos, honrándola entre los santos con estas palabras: “En honor de la Santa e individua Trinidad, para la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y Nuestra, después de haber reflexionado largamente, invocando muchas veces la ayuda divina y escuchando el parecer de numerosos hermanos en el episcopado, declaramos y definimos Santa a la beata María Antonia de San José de Paz y Figueroa y la inscribimos en el Catálogo de los Santos, estableciendo que en toda la Iglesia sea honrada devotamente entre los santos”.
Los milagros que permitieron la canonización
Para llegar a la canonización, la Iglesia Católica comprobó dos milagros realizados por intercesión de María Antonia de San José de Paz y Figueroa. El primero de ellos se produjo en 1904, cuando una de las hermanas Hijas del Divino Salvador, Rosa Vanina, fue curada de una colecistitis aguda con shock séptico -enfermedad potencialmente mortal aún hoy- sin que la ciencia pudiera explicarlo cuando las beatas rezaron por su restablecimiento con reliquias de la santa.
El 2 de julio de 2010 el Dicasterio de las Causas de los Santos, a través de la autorización del papa Benedicto XVI, reconoció “las virtudes cristianas en grado heroico” de María Antonia de Paz y Figueroa, paso necesario para la beatificación. Y el 4 de marzo de 2016, Francisco hizo lo propio para reconocer el milagro de la sanación de Vanina Rosa por intercesión de Mama Antula y declararla Beata.
El segundo de los milagros se trató de la curación de Claudio Perusini, un santafesino que había sido alumno de Jorge Bergoglio y en 2017 sufrió un accidente cerebrovascular que lo dejó en estado vegetativo. Los estudios señalaron que le produjo un ictus isquémico con infarto hemorrágico, coma profundo y shock séptico con fallo multiorgánico. Una tomografía indicó, además, un infarto extenso del tronco encefálico.
Para los médicos, no había cura posible: o quedaba así por meses, e incluso años, o moría en el corto plazo. Hasta que un amigo suyo, jesuita, llevó una estampita de Mama Antula al hospital Cullen, donde se encontraba, y le rezó pidiendo un milagro. Y se produjo: el cuadro de Perusini se revirtió totalmente.
Hoy, la laica jesuita que recorrió 4.000 kilómetros descalza en el siglo XVIII para llevar las enseñanzas de San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús -cuando la Orden había sido prohibida por el rey Carlos III de España- se convirtió en la primera mujer argentina santa.
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