miércoles, 5 de julio de 2023

EL CARDENAL MÜLLER REACCIONA ANTE EL NOMBRAMIENTO DEL PREFECTO PARA LA DOCTRINA DE LA FE

El expediente se remonta a hace más de una década, cuando el argentino era considerado candidato a rector de una universidad católica y había dudas sobre su ortodoxia.

Por Louis Knuffke


El cardenal Gerhard Müller, ex jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) del Vaticano, confirmó que la oficina tenía un expediente sobre el arzobispo Víctor Manuel Fernández, a quien Francisco nombró nuevo prefecto de la misma congregación (ahora dicasterio), por preocupaciones sobre su ortodoxia teológica.

Tanto Müller como otro alto cargo de la Iglesia confirmaron al National Catholic Register el expediente de la CDF sobre Fernández, que data de 2009. En aquel momento, el entonces cardenal Jorge Bergoglio de Buenos Aires nombró al entonces padre Fernández rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina.

Müller, que fue prefecto de la CDF de 2012 a 2017, dijo al Register el 4 de julio que el arzobispo Jean-Louis Bruguès, secretario de la Congregación para la Educación Católica, había elaborado el expediente cuando Bergoglio propuso a Fernández como rector de la universidad. Esto formaba parte del proceso ordinario por el que la CDF juzgaría si al sacerdote se le podía conceder un nihil obstat, un sello oficial de buena reputación necesario para cosas como ocupar el puesto de rector de una universidad católica.

“La CDF siempre tiene la última palabra”, declaró Müller. “Por lo tanto, la Congregación para la Educación Católica debe pedir el nihil obstat de la CDF, al dar el sí oficial, para que la Iglesia pueda estar absolutamente segura de que no hay nada problemático en tal nombramiento”.

Como el expediente planteaba dudas sobre la ortodoxia de algunas de las declaraciones y posiciones teológicas de Fernández, el cardenal William Levada, entonces prefecto de la CDF, retuvo el nihil obstat durante un año y medio hasta que “se juzgó que las dudas habían quedado suficientemente resueltas”. Esto significó que Fernández no asumió su cargo de rector hasta mayo de 2011, un retraso que enfureció a Bergoglio en su momento.

En comentarios ofrecidos al Register el 5 de julio, el arzobispo Fernández intentó restar importancia a las preocupaciones doctrinales planteadas por la CDF, diciendo que eran “acusaciones basadas en algunos de sus escritos teológicos que no tenían gran peso”. Calificando el episodio como “un malentendido por parte de Roma”, afirmó que mediante un intercambio de cartas con el Vaticano “aclaró su verdadero pensamiento” y que “todo se resolvió serenamente”.

Unos días antes, en una entrevista concedida el 3 de julio al diario argentino Perfil, Fernández se ocupó de denigrar el papel de la CDF -antes llamada Santo Oficio e Inquisición- como guardiana y juez de la ortodoxia de teólogos, profesores, sacerdotes y obispos católicos, al señalar que “incluso me había investigado a mí”. Todo el asunto, dijo, “fue realmente muy molesto”. Se lamentó de haber “pasado meses con esa tontería”.

Dos meses después de la elección de Francisco, éste se apresuró a elevar a Fernández al cargo de arzobispo, pero sin seguir el protocolo ordinario de informar a la CDF, que en ese momento estaba dirigida por el cardenal Müller. Como en el caso del nombramiento del rector de una universidad católica, la CDF se encarga normalmente de examinar a un candidato al episcopado y emitir un nihil obstat para garantizar la ortodoxia doctrinal de un hombre a quien la Iglesia está a punto de confiar el magisterio de un sucesor de los Apóstoles.

Fernández asumirá su nuevo cargo al frente de la oficina doctrinal de la Iglesia a mediados de septiembre. Su trayectoria incluye la ardiente promoción y defensa de Amoris Laetitia abriendo la puerta a la Comunión a los divorciados y "vueltos a casar", la promoción pública de besos y acciones eróticas en un escandaloso libro publicado, restando importancia a la necesidad de oponerse al “matrimonio” entre personas del mismo sexo, cuestionando la gravedad y pecaminosidad de los actos sexuales fuera del matrimonio, y afirmando ser más “progresista” que Bergoglio en ciertos temas.

Dada la clara inclinación y heterodoxia de las posiciones de Fernández sobre la moral sexual y su nombramiento para el cargo encargado de defender la Doctrina Católica, algunos han planteado la cuestión de si se está intentando socavar la Iglesia desde dentro, un objetivo claramente declarado de la masonería. Fernández respondió en una entrevista con Crux en la que insistió en que “no era masón, ni aliado del Nuevo Orden Mundial, ni un espía de Soros infiltrado en la Iglesia”, una negación, cuanto menos, curiosa. Desde hace tiempo se sabe que la masonería se ha infiltrado en los muros del Vaticano con el objetivo de corromper y destruir la Iglesia desde dentro. Fernández puede muy bien ser el aliado más reciente en ese proyecto.


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