Francisco ha publicado, en latín, una carta en la que elogia a Santo Tomás de Aquino con motivo del 700 aniversario de su canonización.
Francisco elogia especialmente la caridad del Doctor Angelicus.
Es realmente divertido -y de nuevo, no apto para débiles mentales- pensar qué habría hecho la verdadera caridad de Santo Tomás con este pequeño bufón. Creo que si Santo Tomás viviera ahora, ya hubiera acabado con Francisco, ni siquiera quedarían de él las cenizas, porque de eso también se habría encargado la Inquisición.
Y esto, mis queridos lectores, es la verdadera caridad.
Una vez más, Francisco nos está bromeando. Estoy seguro de que no sabe mucho de Santo Tomás, ya que la ignorancia de Francisco en materia teológica es algo legendario. Pero también estoy seguro de que lo poco que sabe, lo odia absolutamente.
Si hay un teólogo que encarna la mentalidad rígida que Francisco tanto odia, es este mismo Santo Tomás de Aquino. Con su implacable procedimiento de una verdad conocida a la siguiente, lógicamente siguiente, verdad conocida, y con su magistral uso de ineludibles instrumentos lógicos de todo tipo, Santo Tomás es la encarnación misma de la rigidez doctrinal.
¿Se da cuenta Francisco, incluso siendo lo ignorante como es? Claro que se da cuenta. No es tan estúpido. Al mismo tiempo, sabe que no debe atraer los rayos de todo el mundo católico al mismo tiempo y, por lo tanto, miente, fingiendo tener deferencia por un hombre que le consideraría, sin dejar de rezar por su conversión, una herramienta muy mediocre de Satanás.
Hoy, Francisco se burla de nosotros en latín.
Rezad, en latín o en lengua vernácula, por el rápido fin de su papado.
Mundabor
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