Nota del editor: La siguiente es una declaración del Arzobispo Carlo Maria Viganò con respecto a la “misa del orgullo” celebrada en la parroquia católica Holy Trinity en Washington, DC el 14 de junio de 2023.
Hoy en la Parroquia Holy Trinity, dirigida por los jesuitas de la Universidad de Georgetown en la Arquidiócesis de Washington, se celebrará una misa para los activistas “católicos” del movimiento lgbt.
Durante años, desde que fue arzobispo de Atlanta, Wilton Daniel Gregory ha estado abusando de su poder para promover la agenda homosexual, para escándalo de los fieles católicos. Su fijación monomaníaca en el vicio contra la naturaleza le valió la púrpura sagrada (es decir, el cardenalato) y el nombramiento en la Sede de Washington, DC, un digno heredero de McCarrick y Wuerl, lo que confirma que la traición a la enseñanza de Cristo se considera en el Vaticano de Bergoglio como requisito indispensable para la carrera eclesiástica.
No es de extrañar que el cardenal Gregory sea seguidor de James Martin, SJ, cuyas recientes declaraciones sacrílegas sobre la devoción al Sagrado Corazón han despertado la indignación en el organismo eclesial y motivado la organización de una procesión reparatoria el 16 de junio en el Dodger Stadium de Los Ángeles.
Me apena mucho saber que el clero de la Arquidiócesis de Washington prefiere guardar un silencio servil ante este enésimo sacrilegio, en el que se utiliza sacrílegamente el santo sacrificio como herramienta de propaganda de un pecado que clama venganza ante Dios, mientras que el las almas de tantos pobres pecadores son confirmadas en el vicio.
Pero aún mayor es el dolor de ver profanado el Santísimo Sacramento – durante la Octava del Corpus Christi y dos días antes de la fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús – al admitir a la Comunión a personas a las que los pastores deberían en cambio amonestar y encaminar hacia un camino de verdadera conversión y fidelidad a la voluntad de Dios.
Los pastores descarriados por la homo-herejía deben recordar que, cuando comparezcan ante el trono de Dios para ser juzgados, tendrán que dar cuenta a Nuestro Señor de las almas que, por su culpa, han sido condenadas para la eternidad: almas para quien derramó su propia sangre en la cruz. Al confirmar a estas pobres almas en pecado mortal, han usurpado la autoridad de Cristo y la autoridad de la Iglesia para un fin opuesto al que exige la caridad cristiana, demostrando así su propia corrupción moral, junto con la de quienes les dejan actuar sin ser molestados para dispersar el rebaño que se les ha confiado.
Por eso me uno espiritualmente al santo rosario de reparación que se ha organizado frente a la parroquia de la Santísima Trinidad, con la esperanza de que esta loable iniciativa obtenga de Nuestro Señor el perdón por la traición de sus ministros, la conversión de las almas descarriadas por estos falsos pastores, y expiación por la falta de respeto y el sacrilegio cometido.
En este panorama sombrío de apostasía y rebelión contra los mandamientos de Dios y la ley natural, la aversión a la verdad de Cristo por parte de estos sacerdotes infieles debe hacer ver a los católicos la gravedad de la situación de la Iglesia, moviéndolos a la oración, ayuno y penitencia para que la majestad divina conceda a su Iglesia pastores santos inflamados de amor por el Señor y por las almas, y saque de los recintos sagrados a los siervos del Anticristo.
+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
14 de junio de 2023
Infra Oct. Ss.mi Corporis et Sanguinis D.ni
Durante años, desde que fue arzobispo de Atlanta, Wilton Daniel Gregory ha estado abusando de su poder para promover la agenda homosexual, para escándalo de los fieles católicos. Su fijación monomaníaca en el vicio contra la naturaleza le valió la púrpura sagrada (es decir, el cardenalato) y el nombramiento en la Sede de Washington, DC, un digno heredero de McCarrick y Wuerl, lo que confirma que la traición a la enseñanza de Cristo se considera en el Vaticano de Bergoglio como requisito indispensable para la carrera eclesiástica.
No es de extrañar que el cardenal Gregory sea seguidor de James Martin, SJ, cuyas recientes declaraciones sacrílegas sobre la devoción al Sagrado Corazón han despertado la indignación en el organismo eclesial y motivado la organización de una procesión reparatoria el 16 de junio en el Dodger Stadium de Los Ángeles.
Me apena mucho saber que el clero de la Arquidiócesis de Washington prefiere guardar un silencio servil ante este enésimo sacrilegio, en el que se utiliza sacrílegamente el santo sacrificio como herramienta de propaganda de un pecado que clama venganza ante Dios, mientras que el las almas de tantos pobres pecadores son confirmadas en el vicio.
Pero aún mayor es el dolor de ver profanado el Santísimo Sacramento – durante la Octava del Corpus Christi y dos días antes de la fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús – al admitir a la Comunión a personas a las que los pastores deberían en cambio amonestar y encaminar hacia un camino de verdadera conversión y fidelidad a la voluntad de Dios.
Los pastores descarriados por la homo-herejía deben recordar que, cuando comparezcan ante el trono de Dios para ser juzgados, tendrán que dar cuenta a Nuestro Señor de las almas que, por su culpa, han sido condenadas para la eternidad: almas para quien derramó su propia sangre en la cruz. Al confirmar a estas pobres almas en pecado mortal, han usurpado la autoridad de Cristo y la autoridad de la Iglesia para un fin opuesto al que exige la caridad cristiana, demostrando así su propia corrupción moral, junto con la de quienes les dejan actuar sin ser molestados para dispersar el rebaño que se les ha confiado.
Por eso me uno espiritualmente al santo rosario de reparación que se ha organizado frente a la parroquia de la Santísima Trinidad, con la esperanza de que esta loable iniciativa obtenga de Nuestro Señor el perdón por la traición de sus ministros, la conversión de las almas descarriadas por estos falsos pastores, y expiación por la falta de respeto y el sacrilegio cometido.
En este panorama sombrío de apostasía y rebelión contra los mandamientos de Dios y la ley natural, la aversión a la verdad de Cristo por parte de estos sacerdotes infieles debe hacer ver a los católicos la gravedad de la situación de la Iglesia, moviéndolos a la oración, ayuno y penitencia para que la majestad divina conceda a su Iglesia pastores santos inflamados de amor por el Señor y por las almas, y saque de los recintos sagrados a los siervos del Anticristo.
+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
14 de junio de 2023
Infra Oct. Ss.mi Corporis et Sanguinis D.ni
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