Por Christopher White
“La orientación homosexual no puede ser considerada ni como causa ni como aspecto propio del abusador, más aún cuando se desvincula de la disposición general de la persona”, escribió el cardenal italiano Pietro Parolin.
Las declaraciones del cardenal se publicaron como prefacio de un nuevo libro, Il dolore della Chiesa di fronte agli abusi (El dolor de la Iglesia ante los abusos), un volumen que incluye contribuciones de varios teólogos, psicólogos y otros expertos en abuso sexual del clero.
Sin embargo, si bien las reflexiones del cardenal son notables al provenir de la segunda persona de más alto rango en el Vaticano e indirectamente contradicen las afirmaciones de varios prelados y activistas tradicionales que han vinculado repetidamente el abuso del clero con la homosexualidad, serían coherentes “con los principales descubrimientos científicos” sobre los orígenes del maltrato.
El estudio del John Jay College of Criminal Justice de 2011, que fue encargado por la conferencia de obispos de EE.UU., “no encontró correlación entre la identidad homosexual y el abuso sexual de menores”. El informe “tampoco encontró que los sacerdotes homosexuales fueran más propensos a abusar de menores” que los sacerdotes heterosexuales, lo cual “es consistente con los hallazgos de otros estudios”.
A pesar de la presión de varios tradicionalistas y católicos conservadores, que han tratado de establecer una conexión entre la homosexualidad y el abuso clerical y presionar para tomar medidas enérgicas contra los sacerdotes homosexuales, el Vaticano, bajo Francisco, ha rechazado repetidamente esa vinculación.
Los organizadores de la cumbre vaticana de alto perfil de 2019 sobre el abuso del clero -que reunió a los presidentes de todas las conferencias episcopales católicas de todo el mundo- rechazaron de plano los esfuerzos por sugerir que la homosexualidad está vinculada al abuso clerical, según informó la revista jesuita América (en ingles aquí).
“Generalizar, considerar a toda una categoría de personas nunca es legítimo. Tenemos casos individuales. No tenemos categorías de personas”, dijo el arzobispo maltés Charles Scicluna, que también es secretario adjunto en la oficina doctrinal del Vaticano, en la cumbre.
“Nunca me atrevería a señalar una categoría como una categoría que tiene tendencia al pecado”, agregó Scicluna.
El cardenal Blase Cupich de Chicago, quien también ayudó a organizar la cumbre, también descartó la conexión.
“No es por ser homosexual que abusas, como si las personas homosexuales fueran más propensas a abusar de los niños que las personas heterosexuales”, dijo a los periodistas en ese momento.
Aun así, en noviembre pasado, el presidente de la conferencia de obispos de EE.UU. culpó a la homosexualidad de la crisis de abuso.
“Creo que sería ingenuo sugerir que no hay relación entre los dos”, dijo el arzobispo Timothy Broglio durante su primera conferencia de prensa después de su elección el año pasado, defendiendo los comentarios que hizo en 2018 de que “no hay duda de que la crisis de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes en EE.UU. está directamente relacionada con la homosexualidad”.
El padre jesuita Gerald McGlone, un sobreviviente de abuso clerical y ex psicólogo jefe del Pontificio Colegio Norteamericano en Roma, refutó las afirmaciones de una asociación entre la homosexualidad y el abuso en un artículo del 22 de noviembre en la publicación “pro-lgbt católica” Outreach (en inglés aquí).
“Hoy sabemos que la mayoría de los pedófilos y otros tipos de agresores sexuales en los Estados Unidos son hombres blancos, casados y heterosexuales”, escribió McGlone. “Sería ilógico, un poco desinformado y potencialmente perjudicial sugerir que ser blanco, heterosexual o casado tiene un papel en, o incluso causa, la pedofilia o las ofensas sexuales”.
McGlone pidió “una perspicacia y sensibilidad pastoral más matizada que vaya más allá de las simples conclusiones que causan más daño” como una respuesta adecuada para combatir el abuso sexual del clero.
Parolin, en su prólogo al nuevo volumen, ofrece una reflexión similar.
“Toda parcelación de la persona a un solo dato de su historia o de su personalidad representa una condena a priori pesada e injusta”, escribió.
“La tragedia del abuso” -observó- “se relaciona cada vez más con 'graves déficits de personalidad', sobre todo en lo que respecta a las capacidades emocionales y relacionales del individuo”.
“Se vuelve más claro, entonces, cómo el flagelo del abuso, dentro y fuera de la iglesia, está vinculado más bien a personalidades que son discordantes, severamente deficientes emocional y relacionalmente”, escribió.
En el nuevo volumen, el cardenal italiano también descarta el vínculo entre el celibato clerical y el abuso.
En cambio, pide a los seminarios e institutos religiosos que dediquen más tiempo y recursos a la investigación psicológica de los sacerdotes y la formación de todas las dimensiones de la persona humana, antes y después de la ordenación.
“La madurez humana: este es precisamente el aspecto central, aunque no exclusivo, que se debe tomar seriamente en cuenta en la evaluación de quienes están en camino vocacional, en los seminarios y comunidades religiosas, y no solo en la fase inicial del camino”, dijo. escribió.
National Catholic Reporter
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