domingo, 14 de abril de 2024

14 DE ABRIL: SAN JUSTINO, Filósofo y Mártir - SAN PEDRO GONZÁLEZ TELMO, Conf.



14 de abril: San Justino, filósofo y mártir

(✞ 165)

El glorioso filósofo y antiguo apologista y mártir San Justino fue hijo de Priseo, de linaje griego, y nació en Nápoles Flavia, ciudad de Palestina.

Desde su mocedad se dio mucho a las letras humanas, y al estudio de la filosofía, y se ejercitó en todas las sectas de los filósofos estoicos, peripatéticos y pitagóricos, con gran deseo de saber la verdad; y hallando en todas ellas pocas firmeza, las dejó y se dio a la filosofía de Platón, por parecerle que era más grave y más cierta y segura para lo que él pretendía, que era alcanzar la sabiduría y con ella entender y ver a Dios.

Para poder, pues, mejor atender a sus estudios se retiró a un lugar apartado, vecino del mar, donde estando ocupado y absorto en la contemplación de las cosas divinas, se le presentó, como el mismo Santo escribe, un varón viejo y muy venerable que trabó plática con él; y entendiendo que era filósofo platónico, y lo que buscaba en sus estudios, le desengañó que no lo hallaría en los libros de los filósofos, sino en solo dos de los profetas y de los santos, a quienes Dios había alumbrado y abierto los ojos del alma para ver la luz del cielo y entender sus misterios y verdades.

Con esto, se fue el anciano y San Justino no le vio más; pero quedó muy encendido en el amor de la verdad inclinado a leer los libros de los cristianos.

Por estos medios entró Cristo nuestro Señor en el corazón de Justino, y de ser filósofo platónico y maestro de otros, le hizo filósofo cristiano y discípulo suyo.

Escribió un libro maravilloso y divino en defensa de la Religión Cristiana en el año 150 como él mismo lo dice, y se lo dio al emperador Antonino Pío, el cual después de haberlo leído, hizo publicar en Asia un edicto en favor de los cristianos mandando que ninguno, por el solo hecho de ser cristiano, fuese acusado ni condenado.

Pero al morir Antonino, sucedieron en el imperio Marco Aurelio Antonio y Lucio Vero, y se volvió a embravecer la tempestad, San Justino que a la sazón estaba en Roma, escribió otro libro o apología a los emperadores y al senado en favor de los cristianos para aplacarla.

Entonces el santo fue acusado por un enemigo suyo llamado Crescente, cínico filósofo en el nombre y profesión, era quien más atizaba a los magistrados y en la vida, viciosísimo y abominable; especialmente contra los fieles de Cristo.

Mandó pues el prefecto de Roma prender a San Justino, y después de haberlo hecho azotar, dio sentencia que fuese degollado con otros seis compañeros, según consta en las actas de su martirio, que escribieron los notarios de la iglesia romana.




14 DE ABRIL: SAN PEDRO GONZÁLEZ TELMO, CONFESOR


14 de Abril: San Pedro González Telmo, confesor

(✞ 1246)

El bienaventurado y apostólico varón San Pedro González, llamado vulgarmente San Telmo, nació de padres nobles en la villa de Fromesta, a cinco leguas de la ciudad de Palencia.

El Obispo que era tío suyo le dio un canonicato cuando aún no tenía la edad ni la gravedad y asiento que para aquel ministerio convenía, y procuró además que el Papa le diese el decanato.

Cuando Pedro González hubo de tomar la posesión, qué fue el día de Pascua de Navidad, quiso el nuevo deán regocijar la fiesta no como eclesiástico sino como lego y profano.

Se vistió para aquel día de gala y profanamente, y salió con otros en un caballo brioso muy bien aderezado por toda la ciudad, desenpedrando como dicen, las calles a carreras, con gran desenvoltura y escándalo del pueblo.

Pero para que se entiendan las maneras que Dios nuestro Señor toma para convertir las almas y traerlas a sí, partiendo precipitadamente por la calle más principal de Palencia, cayó el caballo en medio de la carrera y dio con el deán en un lodo muy asqueroso, con harta risa de los que le vieron; porque cuando fueron a socorrerlo, no había gala, ni vestido, ni rostro que diese muestra de lo que había sido.

Fue tan grande la vergüenza que causó a Pedro González aquella caída, que no podía levantar la cabeza, ni le parecía que podría ya vivir entre aquella gente, ante tal desgracia que le había acontecido.

Dios le alumbró al mismo tiempo el corazón y hablando entre sí dijo:

- Pues el mundo me ha tratado como quién es, yo haré que no se burle otra vez de mí.

Dicho esto se fue al convento de Santo Domingo, y con admiración de todos los que le conocían, tomó el hábito, y comenzó a vivir con tan grande perfección, que vino a hacer un gran Santo.

Predicaba después con obras y palabras, como angel del Señor; y hablaba con tal fuerza de espíritu, te enternecía las piedras e inflamaba los corazones helados.

Se despoblaban los lugares en su seguimiento y muchas leguas iban caminando por oírle, viejos y mozos, hombres y mujeres, ricos y pobres; y con este celo y espíritu anduvo por los reinos de España y estuvo en la Corte del santo Rey don Fernando, y se halló con él en el cerco de Sevilla y en otras guerras contra los moros.

Pero donde el santo más tiempo estuvo fue en Galicia, donde entre otras cosas hizo un puente sobre el río Miño, no lejos de Rivadavia, por los muchos peligros y muertes que sucedían en aquel paso.

Finalmente, después de haber ganado para Cristo innumerables almas y resplandecido con muchos milagros, en el domingo de Cuasimodo, dio en la ciudad de Tuy su bendita alma al Señor, el cual manifestó la gloria de su siervo con doscientos ocho milagros bien conocidos.


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