viernes, 14 de junio de 2024

14 DE JUNIO: SAN BASILIO MAGNO, DOCTOR DE LA IGLESIA Y OBISPO


14 de Junio: San Basilio Magno, doctor de la Iglesia y Obispo

(✞ 369)

Toda la antigüedad ha dado a San Basilio el título de Magno, porque en él, todas las cosas fueron grandes: grande su ingenio, grande su elocuencia, grandes sus milagros.

Nació en Cesárea de Capadocia y fue hijo de San Basilio y de Santa Emilia, nieto de Santa Macrina, hermano de San Gregorio Niceno, de San Pedro de Sebaste y de Santa Macrina la joven.

Aprendió las letras humanas primero en Cesárea y después en Constantinopla y en Atenas, que era a la sazón madre de todas las ciencias; donde trabó muy estrecha y cordial amistad con Gregorio Nacianceno, porque eran los dos muy parecidos, no menos en el ingenio que en la virtud.

Allí alcanzó fama de varón sapientísimo en todo género de letras, y las enseñó con gran aplauso.

Convirtió a Eubulo, su maestro, y los dos fueron a Jerusalén a visitar los santos lugares, y a bautizarse en el Jordán.

Al tiempo que Máximo, obispo de Jerusalén, bautizaba a Basilio, bajó una llamarada de fuego del cielo y de ella salió una paloma que tocó con sus alas las aguas, y luego voló a lo alto, dejando llenos de admiración y temor a los que estaban presentes.

Ordenado como presbítero en Cesárea, se retiró 
a un desierto del Ponto para no ser obligado a aceptar la dignidad de Obispo y así vivió algunos años en compañía de San Gregorio Nacianceno, con un género de vida tan admirable que más parecían ángeles que hombres.

Más como en tiempo del emperador Valente, arriano, la herejía como furioso incendio abrasase todo el Oriente, y en Cesárea hiciese grandes estragos, salió el santo de su yermo para oponerse a los herejes.

En esta sazón murió el Obispo de Cesárea; y todo el clero y pueblo aclamó como su pastor a San Basilio.

En una hambruna cruelísima que sucedió, vendió el santo todas sus posesiones, y predicó la limosna en los templos, plazas, calles, y casas de los ricos, con lo que alivió aquella extremada necesidad.

Edificó para los pobres un hospital tan insigne y suntuoso, que se podía contar entre las maravillas del mundo, como escribe el Nacianceno.

Habiendo rogado a Dios que detuviese al emperador Juliano, el apóstata, que intentaba matarle y destruir toda la Iglesia de Cristo, fue aquel impío tirano muerto en la guerra de Persia, y queriendo el emperador Valente desterrar al Santo, en el momento que se dispuso a firmar el decreto, la silla en que estaba sentado se quebró, la pluma no le dio tinta, aunque la mudó tres veces, y el brazo comenzó a temblarle como si estuviera tocado de perlesía. Entonces se rindió y rompió el decreto. 

La penitencia de San Basilio era más admirable que imitable, y estaba tan flaco que no parecía tener más que piel y huesos.

Finalmente después de haber gobernado santísimamente su iglesia durante ocho años y obrado estupendos milagros y escrito admirables libros, murió a los cincuenta y un años de edad.

Reflexión:

Las alabanzas que dan a San Basilio los santos Doctores Gregorio Nacianceno, Gregorio Niceno, Efrén y otros, son tantas y con tan gran encarecimiento, que ellas solas bastan para entender la estimación y veneración con que hemos de orarle e imitarle. Sigamos pues los ejemplos y doctrinas de este gran Doctor de la Iglesia tan lleno del Espíritu de Dios, y andaremos seguros por el camino de nuestra eterna salud, sabiendo de cierto que agradamos a Nuestro Señor, el cual para nuestra enseñanza le hizo tan sabio y tan santo.

Oración:

Te suplicamos, Señor, que oigas las oraciones que te ofrecemos en la solemne fiesta de tu bienaventurado siervo y confesor Basilio, librándonos de nuestros pecados por la intercesión y méritos del que te sirvió con tanta fidelidad. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.


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