Veamos qué dijo sobre este tema Pío XI:
... los hombres desprovistos de todo sentido religioso ... parecen haber fundado ... la esperanza de que las naciones, aunque difieren entre sí en ciertos asuntos religiosos, sin mucha dificultad vendrán a acordar como hermanos en profesar ciertas doctrinas, que forman como una base común de la vida espiritual. Por esta razón, estas personas organizan con frecuencia convenciones y reuniones ... en las que todos, sin distinción, están invitados a participar en la discusión, tanto infieles de todo tipo, como cristianos, incluso aquellos que desgraciadamente se han alejado de Cristo o que con obstinación y pertinencia niegan su naturaleza y misión divinas. Papa Pío XI, Mortalium Animos, 1928
El Papa Pío XI (por sólo poner un ejemplo entre muchos verdaderos Papas) no confirmaba a los paganos en su error, él dijo:
Trabajen, pues, fatíguense y aun den su vida los portavoces del Evangelio por convertir a los paganos a la religión católica, y pongan en ello ingenio, habilidad y todo género de medios humanos. Pío XI, Rerum Ecclesiae, 1926
El Concilio de Florencia, sobre este tema, expresó muy claramente:
Nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no sólo paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y, sus ángeles (Mt 25,41), a no ser que antes de su muerte se uniere con ella; y que es de tanto precio la unidad en el cuerpo de la Iglesia, que sólo a quienes en él permanecen les aprovechan para su salvación los sacramentos y producen premios eternos los ayunos, limosnas y demás oficios de piedad y ejercicios de la milicia cristiana. Y que nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia Católica. Concilio de Florencia, Cantate Domino, 1441.
El Papa León XIII, en su Encíclica Sobre el Socialismo, escribe:
De acuerdo con las enseñanzas del Evangelio, la igualdad de los hombres consiste en esto: que todos, habiendo heredado la misma naturaleza, son llamados a la misma dignidad más alta de los hijos de Dios, y eso, como el mismo fin se establece ante todos, cada uno debe ser juzgado por la misma ley y recibirá un castigo o una recompensa de acuerdo con sus actos. La desigualdad de derechos y de poder procede del propio Autor de la naturaleza. Papa León XIII, Quod Apostolici Muneris, 1878
Pero el Papa Pío XI dijo sobre la voluntad de Dios:
A la única verdadera Iglesia de Cristo, le decimos ... que debe permanecer, de acuerdo con la voluntad de su Autor, exactamente igual a como Él la instituyó. Papa Pío XI, Mortalium Animos, 1928
El Papa León XIII en su Encíclica contra la Masonería nos dice algo muy diferente:
Si a los que son admitidos como miembros no se les ordena abjurar por ninguna forma de las doctrinas católicas, esta omisión, lejos de ser adversa a los diseños de los Francmasones, es más útil para sus propósitos ... Como todos son recibidos, cualquiera que sea su forma de religión, enseñan así el gran error de esta era: que el respeto por la religión debe considerarse un asunto indiferente, y que todas las religiones son iguales. Esta forma de razonamiento se calcula para provocar la ruina de todas las formas de religión, y especialmente de la religión católica, que, como es la única que es verdadera, no puede, sin una gran injusticia, ser considerada como simplemente igual a otras religiones. León XIII, Humanum Genus, 1884
El Papa León XIII observa:
... Luego vienen sus doctrinas ... en las que los naturalistas establecen que todos los hombres tienen el mismo derecho y están en todos los aspectos de la misma condición; que cada uno es naturalmente libre; que nadie tiene el derecho de mandar a otro; que es un acto de violencia exigir a los hombres que obedezcan cualquier autoridad que no sea la que se obtiene de ellos mismos. Según esto, por lo tanto, todas las cosas pertenecen a la gente libre; el poder lo ejerce el comando o el permiso de la gente ... León XIII, Humanum Genus, 1884
En primer lugar examinemos ... esa libertad tan contraria a la virtud de la religión, la llamada libertad de cultos, libertad fundada en la tesis de que cada uno puede, a su arbitrio, profesar la religión que prefiera o no profesar ninguna. Esta tesis es contraria a la verdad. Porque de todas las obligaciones del hombre, la mayor y más sagrada es, sin duda alguna, la que nos manda dar a Dios el culto de la religión y de la piedad. Este deber es la consecuencia necesaria de nuestra perpetua dependencia de Dios, de nuestro gobierno por Dios y de nuestro origen primero y fin supremo, que es Dios. Hay que añadir, además, que sin la virtud de la religión no es posible virtud auténtica alguna, porque la virtud moral es aquella virtud cuyos actos tienen por objeto todo lo que nos lleva a Dios, considerado como supremo y último bien del hombre; y por esto, la religión, cuyo oficio es realizar todo lo que tiene por fin directo e inmediato el honor de Dios, es la reina y la regla a la vez de todas las virtudes. Papa León XIII, Libertas Praestantissimum, 1888)
Está en juego la salvación de las almas, por la que Nuestro Salvador entregó su vida, y nos designó Obispos y Sacerdotes para la obra de los santos, para el perfeccionamiento de su cuerpo. Papa León XIII, Sancta Dei Civitas, 1880
En otra de sus magníficas encíclicas, León XIII afirma:
Porque el primer lugar es el de los que predican la Palabra de Dios; Cristo enseñó esto por su ejemplo y sus preceptos; el apóstol Pablo instó a esto con estas palabras: "¿Cómo creerán a aquel a quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin un predicador?... La fe entonces viene por escuchar y Escuchando por la palabra de Cristo" (Rom. X, 14, 17) Papa León XIII, Sancta Dei Civitas, 1880
Es increíble que el falso papa haya dicho semejante desatino, pero es real, lo dijo. Bergoglio no tiene límites. León XIII, nuevamente, le responde:
¿Qué de bueno pueden reportar, en efecto, aquellos matrimonios de los que se halla ausente la religión cristiana, que es madre de todos los bienes, que nutre las más excelsas virtudes, que excita e impele a cuanto puede honrar a un ánimo generoso y noble? Desterrada y rechazada la religión, por consiguiente, sin otra defensa que la bien poco eficaz honestidad natural, los matrimonios tienen que caer necesariamente de nuevo en la esclavitud de la naturaleza viciada y de la peor tiranía de las pasiones. Papa León XIII, Arcanum Divinae Sapientiae, 1880).
Compartimos un último párrafo en el que el Papa León XIII proféticamente nos advierte:
¡Ojalá todos los hombres juzgaran al árbol por sus frutos, y reconocieran la semilla y el origen de los males que nos presionan, y de los peligros que son inminentes! Tenemos que lidiar con un enemigo engañoso y astuto, que, gratificando a los oídos de las personas y de los príncipes, los ha atrapado con discursos suaves y con adulación. León XIII, Humanum Genus, 1884
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