domingo, 9 de junio de 2024

SOBRE LAS HOMILÍAS GENERADAS POR IA

¿Son las homilías generadas por IA adecuadas para la edificación y el florecimiento de los fieles católicos?

Por Pedro Vega


Aproximación al tema

Últimamente, muchos éticos, informáticos y expertos en medios de comunicación han destacado la aparición de sistemas de procesamiento de datos conocidos como Inteligencia Artificial Generativa (IA Generativa) no sólo porque prometen un "cambio de juego" en la ciencia, la cultura y los negocios (1), sino también porque la IA Generativa puede poner en peligro a toda la humanidad al hacer realidad nuestras peores distopías de ciencia ficción (2). De hecho, científicos y líderes empresariales de toda la industria de la IA advirtieron recientemente que mitigar el riesgo de extinción de la IA debería ser una prioridad global junto con otros riesgos a escala social como las pandemias y la guerra nuclear (Center for AI Safety).

La teología católica, como ciencia humana, no está exenta de la actual revolución de la IA Generativa. La IA Generativa ya está demostrando ser una gran herramienta de ayuda a la investigación teológica, la organización y la composición textual de trabajos académicos. No pasará mucho tiempo antes de que el uso de la IA Generativa trascienda el mundo académico. Los ministros litúrgicos, tanto ordenados como laicos, están descubriendo cómo aprovechar la IA Generativa en su trabajo diario con el Pueblo de Dios.

De hecho, los protestantes ya lo han hecho. Según un informe de Associated Press fechado el 10 de junio de 2023, más de 300 personas asistieron a un servicio religioso luterano experimental en Fuerth, Alemania. Un conjunto de sistemas de IA generativa generó casi todo el servicio de 40 minutos, incluido el sermón, las oraciones y la música. Los "ministros" también fueron generados por IA: cuatro "avatares" o imágenes animadas diferentes en pantalla, dos mujeres y dos hombres jóvenes. Jonas Simmerlein, teólogo y filósofo de 29 años de la Universidad de Viena, reconoció haber concebido el servicio religioso, pero admitió que la mayor parte del mismo procedía de la máquina. Muchos asistentes incluso calificaron el sermón como "bueno" (3).

Siendo como somos los humanos, ávidos de nuevas innovaciones y aplicaciones técnicas, este autor espera que, dentro de poco, los liturgistas católicos sugieran un uso similar de la IA en el contexto de la Iglesia católica.

Pero, ¿estaría de acuerdo este uso de la IA en la Iglesia católica con la moral católica? En concreto, ¿deberían los sacerdotes utilizar la IA Generativa para sustituir su propia iniciativa a la hora de escribir una homilía? En otras palabras, ¿deberían las homilías católicas ser escritas en su totalidad por un robot? El objetivo de este breve artículo es explorar estas cuestiones y emitir un juicio teológico-moral sobre el uso de la IA Generativa como ayuda o como sustituto de la homilética, es decir, de la predicación realizada por los sacerdotes en un contexto litúrgico.


Inteligencia artificial

Antes de proseguir, será conveniente que este documento adopte una definición práctica de inteligencia artificial: cualquier sistema capaz de simular la inteligencia y los procesos de pensamiento humanos se denomina inteligencia artificial (4). También es una ciencia e ingeniería que consiste en fabricar máquinas inteligentes, especialmente programas informáticos inteligentes, pero no mediante aplicaciones biológicas (5).

La Iglesia ha reconocido, en principio, las amplias aplicaciones de la IA. La Pontificia Academia para la Vida ha reconocido la capacidad de la inteligencia artificial para abordar muchos problemas a los que se enfrenta la humanidad, como evaluar y examinar a los estudiantes; ayudar a las personas con deficiencias visuales o auditivas mediante mejores herramientas de comunicación; y procesar y difundir datos sanitarios, mejorando así el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes. Para terminar, la Academia reconoció "las enormes posibilidades de utilizar la IA para el bien común" (6).


IA Generativa y Chat GPT

La IA Generativa es una aplicación de IA discreta, es decir, una forma de que los usuarios aprovechen la IA para una tarea concreta. Puede definirse como un tipo de tecnología de inteligencia artificial que puede producir varios tipos de contenido, como texto, imágenes, audio y datos sintéticos (7). Aunque la IA Generativa existe desde los años '60, no fue hasta los avances tecnológicos en aprendizaje automático hasta 2014 cuando la IA generativa empezó a crear imágenes, videos y audio de personas reales de forma convincente (8).

En el momento de escribir estas líneas, la herramienta de IA generativa más accesible se llama "Chat Generative Pre-trained Transformer" o ChatGPT. ChatGPT utiliza una tecnología denominada aprendizaje automático. Puede encontrar ejemplos de una tarea que un usuario quiere que haga y aprende a hacer la tarea por sí mismo (9).

Este escritor está convencido de que ChatGPT es, en este momento, la herramienta que los predicadores católicos mejor pueden utilizar -y abusar- en el campo de la homilética, es decir, a la hora de escribir y pronunciar sermones. La razón es sencilla: cualquier usuario modestamente avispado puede instalar un cliente de Chat GPT en cualquier dispositivo electrónico portátil o acceder a él a través de un navegador de Internet. A continuación, tecleando unas sencillas instrucciones en su cuadro de texto, ChatGPT puede generar un sermón adecuado en cuestión de segundos. A continuación, el homilista puede optar por modificar (o no) el sermón para pronunciarlo en la liturgia.


¿Qué es la homilética?

La homilética se ha definido como una ciencia. Como ciencia, la homilética es la ciencia que trata de la composición y pronunciación de un sermón u otro discurso religioso, incluida la instrucción catequética (10). Aquí, por ciencia no debe entenderse las ciencias experimentales como la física, la química, la astronomía, etcétera. En este contexto, la ciencia debe entenderse como una disciplina, un campo de estudio o una actividad que se ocupa de la teoría más que del método, o que requiere el conocimiento y la aplicación sistemática de principios, en lugar de basarse en reglas tradicionales, habilidades adquiridas o intuición (11). En resumen, la homilética es un cuerpo organizado de conocimientos susceptible de clasificación y adecuado para la enseñanza.

Sin embargo, la homilética también puede entenderse como un arte: el arte de predicar; la retórica sagrada (12). Además, Santo Tomás de Aquino escribió en su Summa Theologiae: El arte no es otra cosa que "la recta razón acerca de ciertas obras que se han de hacer" (ST I-II, Q57, Art 3, Ad). Como ejercicio de la recta razón, es también una virtud (Ad. 1). De hecho, el buen uso del arte es una virtud moral (Ad. 2). Dado que la construcción y la ejecución del arte son exclusivas de los seres humanos, los únicos portadores conocidos de recta razón en este mundo de la materia, el arte de la homilética es un tema legítimo para el análisis moral católico.


La homilética como arte

La homilética es el arte de la retórica sagrada. Como retórica significa persuadir a otros de un determinado punto de vista. Como ejercicio cristiano, el orador/homilista no busca una mera persuasión del punto de vista, sino que el oyente se convierta a Cristo en mente y corazón. Como tal, el homilista es un participante activo en la cadena de causas y efectos de la que surge su homilía.

En la cuádruple división de causas (13) la causa eficiente de una homilía -aquella por la que se produce el efecto- es el homilista mismo. Como persona moral actuante, dirige su obra de arte, sus palabras -la causa material, aquello de lo que está hecha la homilía- hacia su causa final -aquello por lo que compuso la homilía-, la gloria de Dios y la salvación de todos.

Una causa designa la causa inicial en la cadena de causas y efectos: la causa formal -aquello que nos dice qué es la cosa-. A diferencia del discurso normal, el discurso y la oratoria, un homilista elabora su homilía como tal para pronunciarla en un espacio sagrado -una iglesia, capilla u oratorio- en un momento sagrado, a un pueblo santificado -lo que significa apartado- para recibir la homilía. La composición y pronunciación de la homilía es, pues, un arte santo o sagrado, un objeto apartado de lo mundano para un fin sagrado. Forjar la causa formal de esta homilía requiere la intención consciente y concreta del homilista, como maestro y artesano, de componer la homilía.

Como una obra de arte, una homilía debe ser bella, y es deber moral del homilista construirla como tal. Según Santo Tomás de Aquino, el ser humano contempla la belleza cuando contempla la integridad, la proporción y la claridad de un objeto contemplado. Puesto que todo lo creado deriva su belleza del Creador, la belleza así apreciada por el intelecto humano nos atrae hacia la verdad, la bondad y la unidad (14) Por lo tanto, para alcanzar plenamente su fin, el homilista debe dotar a su homilía de integridad, proporción y claridad para que su homilía sea bella.

En este esquema clásico, la integridad se refiere a la totalidad del objeto de contemplación: la homilía no debe ser un fragmento o una colección de fragmentos inconexos. Debe tener una clara unidad interna y sostenerse por sí misma. La proporción se refiere al orden en que las distintas partes de la homilía se relacionan entre sí. La claridad se refiere a la luz de la homilía que ilumina el intelecto de los oyentes, dándoles la principal indicación de que la homilía es bella y una obra de arte.

De hecho, esta luz puede irradiar de la propia naturaleza creada de la homilía, como las palabras que el homilista puede utilizar en su composición, o el flujo de una idea a la siguiente, y el ritmo de su oratoria. La luz emana del mismo modo que brilla en un hermoso paisaje: va del objeto a la mente que lo aprehende en un rápido movimiento de apreciación y disfrute. Sin embargo, debido a que sus fines son la gloria de Dios y la iluminación de los oyentes, este escritor postula que esta luz debe ser de origen sobrenatural, emanando del homilista que ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios (CIC 355). A este aspecto nos referimos ahora.


La Imago Dei y la teología de la homilética

Por ser humanos, el homilista y sus oyentes han sido hechos a imagen y semejanza de Dios: la imago Dei (15). La imago Dei reside en la parte intelectiva del alma, en la voluntad en coordinación con el intelecto. La naturaleza divina de Dios y de las Tres Personas divinas en Él significa la imago Dei en el ser humano (16). Esta significación trinitaria otorga al ser humano una afinidad natural y una sed insaciable de Dios. Como decía San Agustín Porque Tú nos has formado para Ti, y nuestros corazones están inquietos hasta que encuentren descanso en Ti (Confesiones 1, 1.5). La imago Dei es la realidad fundamental y el fundamento de la comunicación trinitaria en la que están enraizados tanto el homilista como sus oyentes.

Partiendo de la imago Dei inscrita en lo más íntimo de su ser, el homilista conversa con Dios a través de las Escrituras y en la oración. De esta conversación nace la habilidad artística del homilista, que da brillo a su obra y de la que resplandece con belleza la luz sobrenatural. Además, su habilidad artística fluye de una gracia real que Dios concede al homilista para, entre otras cosas, capacitarlo para proclamar la Palabra de Dios con convicción y poder. Esta gracia real se origina en el estado de Gracia Santificante en el que el homilista debe encontrarse al componer su homilía. El estado de Gracia Santificante es prerrequisito para que la asistencia sobrenatural concedida por el Espíritu Santo fluya libremente, capacitando al homilista para alcanzar su fin sobrenatural: una homilía excelente.

Ninguna inteligencia de máquina es capaz de recibir la gracia necesaria para orar eficazmente o para recibir la gracia auxiliar de Dios. Sólo los seres humanos en general, y el homilista en particular, son dignos depositarios de tales privilegios por la imago Dei que llevan impresa.


El espacio de conflicto moral al que se enfrenta el homilista

Aunque chatbots de IA generativa como ChatGPT puedan haber alcanzado ya niveles de creatividad humana (17), el espacio para el conflicto moral es obvio: la IA generativa no es sensible, no tiene vida, carece de la imago Dei. Es sólo una máquina (18). Como tal, la IA Generativa es incapaz de entablar con Dios un diálogo que construya una homilía. En esto, el resultado de la IA Generativa no difiere del de un recibo impreso de un cajero automático. La información que ambos proporcionan es útil y valorada por un usuario humano, y nada más.

Por estas razones, y a pesar de su capacidad para generar textos, incluso homilías, imbuidos de integridad y proporción, un ministro "con prisa" no debería utilizar una homilía generada por una máquina y entregarla al Pueblo de Dios sin más oración, reflexión y esfuerzo (19). Dado que la IA Generativa carece de la imago Dei, los productos homiléticos a la carta de la máquina carecerían de claridad incluso si el homilista la pronunciara con pasión y estilo. La discontinuidad entre el origen de la homilía mecánica y el cortocircuito del homilista en su diálogo con Dios falsifica el proceso, entregando a los fieles un producto falsificado: un producto sintético de un cerebro electrónico. Así pues, al carecer de claridad, una homilía de este tipo debería considerarse fea según los criterios tomistas clásicos.

El difunto Benedicto XVI lo expresó muy bien: Los fieles deben ser capaces de percibir claramente que el predicador tiene un deseo apremiante de presentar a Cristo, que debe estar en el centro de cada homilía (Verbum Domini 59) (20). Más recientemente, Francisco, dirigiéndose a una Asamblea Plenaria de la Academia Pontificia para la Vida, advirtió:
La dignidad inherente a todo ser humano debe situarse firmemente en el centro [sic] de nuestra reflexión y acción. A este respecto, cabe señalar que la denominación de "inteligencia artificial", aunque ciertamente eficaz, puede correr el riesgo de inducir a error. Los términos ocultan el hecho de que, a pesar del útil cumplimiento de tareas serviles (éste es el sentido original del término "robot"), los automatismos funcionales permanecen cualitativamente alejados de las prerrogativas humanas de conocimiento y acción. Y, por tanto, pueden llegar a ser socialmente peligrosos. Además, el riesgo de que el hombre se "tecnologice", en lugar de que la tecnología se humanice, ya es real: a las llamadas "máquinas inteligentes" se les atribuyen apresuradamente capacidades que son propiamente humanas (21).

Un asunto grave, un pecado grave

Este es un buen momento para recordar las enseñanzas de Santo Tomás y de la Iglesia sobre lo que hace que un pecado sea grave o mortal, aplicadas a esta investigación. En primer lugar, la materia, es decir, la acción en sí debe ser grave o mala. En este caso, un homilista que utiliza una fuente que no es él mismo para componer la homilía y luego la pronuncia como suya, es una mentira - una ofensa contra el Octavo Mandamiento. Además, parece que pronunciar una homilía y dar la impresión de que su homilía fue producto de su diálogo con Dios, también podría ser una mentira. Compartir un producto de tan dudosa procedencia durante una asamblea litúrgica en la que debe tener lugar el diálogo entre el Señor, el homilista y los fieles, no hace sino agravar el mal potencial.

Entonces debe haber suficiente reflexión. El homilista debe saber que lo que está haciendo es malo, aunque sea vagamente. Finalmente, el homilista debe consentir a esta mentira voluntariamente (22). Eso significa que no debe haber restricciones en su libertad de elegir la mentira - y la prisa o la apatía no ofrecen tales restricciones al homilista obediente.

Todas las consideraciones anteriores deberían convencer al homilista obediente de que engañar a los fieles sobre el origen de su homilía es un asunto grave que debe evitar siempre, a riesgo de caer en pecado grave.

Hay que decir que el dilema al que se enfrenta el homilista respecto al uso de la IA en la composición de homilías es nuevo, planteado por la aparición de las nuevas tecnologías. Por lo tanto, este autor somete gustosamente sus conclusiones al Magisterio de la Iglesia y a los formadores de los seminarios para ampliar la visión de la Iglesia sobre las implicaciones morales del uso de la IA en diversas situaciones pastorales sin violar la autenticidad que la Iglesia debe proyectar al predicar el Evangelio.


Posible objeción al juicio previo

Pero, ¿y si utilizar una homilía producida por una máquina no es diferente de, por ejemplo, copiar una homilía de los Padres de la Iglesia o de una revista de prestigio como Homiletics and Pastoral Review? ¿Es el homilista también responsable de pecado grave en esas situaciones?

La cuestión en ambos escenarios no es la misma. Un homilista puede usar tales homilías porque proceden de autores humanos, dotados de una imago Dei y, por lo tanto, capaces de escribir homilías a partir de su propio diálogo con Dios. Reutilizarlas no coloca al homilista en una mala posición si indica a los fieles, en una introducción, la verdadera procedencia de la homilía que va a pronunciar.

La clave es que el homilista diga la verdad y pronuncie la verdad, siempre.


Uso permitido de la IA Generativa en la composición de homilías

A pesar de los peligros que se derivan de su potencial de abuso, un homilista puede utilizar aplicaciones de IA Generativa como ChatGPT sin comprometer su integridad y la verdad que debe a Dios, a los fieles y a sí mismo. Como se dijo al principio de este ensayo, las aplicaciones de IA Generativa pueden ayudar a los homilistas en la investigación, organización y composición de su homilía. Sin embargo, el homilista debe seguir siendo el autor principal de su homilía, y su forma o contenido deben surgir de la oración y la contemplación. De nuevo, la clave está en evitar mentir o tergiversar una tarea sagrada mal hecha o no hecha en absoluto para el Pueblo de Dios.


¿Hay futuro para que la IA Generativa ayude a la Iglesia?

La Iglesia ha tenido éxito en su adopción pasada de la tecnología para la tarea de evangelización y de nutrir al Pueblo de Dios. Desde la adaptación de la forma libro, y luego la imprenta; y la radio y la televisión y ahora Internet, la Iglesia docente invita a todos sus hijos a poner todos estos medios de comunicación al servicio de la Palabra.

Sin embargo, la llegada de la IA Generativa viene acompañada de retos sin precedentes, ya que estas tecnologías imitan la creatividad humana hasta tal punto que los productos de la IA Generativa son a menudo indistinguibles de la originalidad humana. Su uso acrítico carece de autenticidad y compromete la predicación de la Palabra de Dios que debe encontrarse en el corazón de la Liturgia.

Decir que los homilistas deben ejercer gran prudencia y cuidado en la forma en que aplican estas tecnologías a su ministerio debería ser evidente, pero vale la pena repetirlo.

El filósofo tomista francés Jacques Maritain (+1973) explicó una vez que la inspiración natural que reciben los artistas antes de ejecutar su arte procede... del Dios vivo, siendo esta inspiración un impulso especial del orden natural (23). Y añade:
Esta inspiración que desciende de Dios, autor de la naturaleza, es como un símbolo de la inspiración sobrenatural. Para que surja un arte que sea cristiano no sólo en la esperanza sino de hecho, verdaderamente liberado por la gracia, ambas formas de inspiración tendrán que unirse en su fuente más secreta (24).
La tarea que tienen por delante la Iglesia, los teólogos y los homilistas es proteger estas inspiraciones de la invasión tecnológica, o incluso sustituirlas, la inspiración sobrenatural que la Iglesia necesita para salvar y curar al mundo.


Notas:

1) El impacto beneficioso de la IA Generativa se extiende a la aceleración y maximización de los beneficios en los siguientes sectores: publicidad y marketing, sanidad, fabricación, ciencia y tecnología de datos, finanzas, educación, hostelería y comercio minorista (James Maguire, "The Benefits of Generative AI", 25 de abril de 2023, Eweek.com, consultado el 15 de junio de 2023. La lista excluye todas las ciencias, artes y humanidades que la IA Generativa también revolucionará.

2. De hecho, un reciente artículo de Kevin Roose, autor especializado en tecnología del New York Times, recogía la preocupación de los líderes de la industria, ya que estos advertían de que la IA podría suponer algún día una amenaza existencial para la humanidad y debería considerarse un riesgo social al mismo nivel que las pandemias y las guerras nucleares (Kevin Roose, "A.I. Poses 'Risk of Extinction,' Industry Leaders Warn", The New York Times 23 de mayo de 2023: 1).

3. Kristen Grieshaber, Can a chatbot preach a good sermon? Hundreds attend church service generated by ChatGPT to find out, 10 de junio de 2023, AP News, consultado el 18 de junio de 2023.

4. IBM, “Artificial Intelligence”, 6 de diciembre de 2022, IBM.com, consultado el 18 de junio de 2023.

5. John McCarthy, What is Artificial Intelligence? Questions and Answers, Universidad de Stanford (Stanford: Universidad de Stanford, 2007).

6. Academia Pontificia para la Vida, "Artificial Intelligence", 17 de mayo de 2020, consultado el 18 de junio de 2023.

7. George Lawton, What is generative AI? Everything you need to know, 6 de junio de 2023, consultado el 19 de junio de 2023.

8. Lawton, “What is generative AI?”

9. Chris Goswami, "ChatGPT - the biggest leap forward in AI will change everything", 24 de febrero de 2023, consultado el 18 de junio de 2023.

10. Patrick Beecher, "Homiletics", 1910, Catholic Encyclopedia.

11. Oxford English Dictionary (OED), "homiletic, adj. and n", diciembre de 2020, consultado el 19 de junio de 2023.

12. OED, "Homiletics".

13. Daniel J. Sullivan, An Introduction to Philosophy: The Perennial Principles of the Classical Realist Tradition (Rockford, IL: TAN, 1992), 194.

14. Matthew J. Ramage, "Pope Benedict XVI's Theology of Beauty and the New Evangelization", 29 de enero de 2015, consultado el 5 de junio de 2023.

15. Romanus Cessario, Introduction to Moral Theology (Washington, DC: The Catholic University of America Press, 2001), 22.

16. Cessario, Introduction to Moral Theology, 27.

17. Jennifer Hasse y Paul H. P. Hanel, Artificial muses: Generative Artificial Intelligence Chatbots Have Risen to Human-Level Creativity, Research Paper (Berlín, Alemania: Universidad Humboldt, 2023).

18. Sin entrar en especulaciones filosóficas, este autor se limitó a preguntar directamente al ChatGPT: “¿Eres sensible?” La respuesta fue:
Como modelo lingüístico de IA, no poseo sensibilidad ni conciencia. No tengo pensamientos ni sentimientos como los humanos. Estoy diseñado para ayudar a proporcionar información y participar en conversaciones basadas en los datos con los que he sido entrenado. Mis respuestas se generan a partir de patrones y ejemplos del texto en el que he sido entrenado, pero no tengo experiencias personales ni conciencia.
Y repito: “¿Posees o tienes impresa la imago Dei, la "imagen de Dios" en tu programación?” Respondió:
Como modelo lingüístico de IA, no poseo conciencia ni la capacidad de imprimirme ninguna imagen particular, incluida la "imagen de Dios". Soy un producto de la ingeniería humana, diseñado para procesar y generar textos similares a los humanos basándose en patrones y ejemplos de los datos con los que fui entrenado. Carezco de creencias personales, emociones o sentido del yo. ¿Hay algo específico relacionado con el concepto de "imagen de Dios" que le gustaría discutir?
Respondí: “Sí, ¿cómo entiende el concepto de "imagen de Dios" en el contexto de la enseñanza católica?” Me contestó:
En la enseñanza católica, el concepto de "imagen de Dios" se refiere a la creencia de que los seres humanos han sido creados a semejanza de Dios. Esta creencia tiene sus raíces en el libro del Génesis de la Biblia, donde se afirma que Dios creó a la humanidad a su imagen y semejanza. La interpretación exacta de este concepto puede variar entre los teólogos, pero en general implica que los seres humanos poseen dignidad inherente, valor y capacidad para la razón, la moralidad y la relación espiritual con Dios.
La Iglesia Católica enseña que la imagen de Dios en los seres humanos no se limita a la apariencia física, sino que abarca las dimensiones intelectual, moral y espiritual de nuestra existencia. Subraya la importancia de respetar y proteger la vida humana, promover la dignidad humana y tratar a los demás con amor, compasión y justicia.

Es importante señalar que, como IA, no tengo creencias personales, incluidas las religiosas. Sin embargo, puedo aportar información y puntos de vista sobre diversos temas, incluidas enseñanzas religiosas como el concepto de "imagen de Dios" en el catolicismo ("¿Eres sintiente?").
Quizá deberíamos tomarnos en serio la propia respuesta de la IA en este caso.

19. Este autor preguntó a ChatGPT: “Generar una homilía de cinco puntos sobre Juan 1:1 desde los puntos de vista del Catecismo de la Iglesia Católica y la obra de San Agustín de Hipona, De Trinitate, para pronunciarla en una misa católica dominical”.

A la orden, el ChatGPT generó el siguiente texto:
Homilía sobre Juan 1,1

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy, reunidos en este lugar santo, reflexionemos sobre las profundas palabras del Evangelio de Juan, concretamente sobre Juan 1,1, que tiene un gran significado para nuestra comprensión del misterio de la Santísima Trinidad. En este pasaje, encontramos la profunda verdad que ha sido expuesta por el Catecismo de la Iglesia Católica y San Agustín de Hipona en su obra, De Trinitate. Profundicemos en esta rica enseñanza y saquemos inspiración para nuestro camino espiritual:
1. El Verbo encarnado: En Juan 1:1 leemos: "En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios". Este versículo nos revela la existencia eterna del Verbo, que no es otro que Jesucristo, el Hijo de Dios. Como nos enseña el Catecismo, Jesús es el Hijo eterno, la segunda persona de la Santísima Trinidad, que se hizo carne y habitó entre nosotros. San Agustín, en su obra, nos recuerda que, a través del Verbo encarnado, se desvela el plan eterno de Dios para nuestra salvación.
2. La relación divina: El Evangelio de Juan subraya la íntima relación entre el Verbo y Dios. El Verbo estaba con Dios, lo que significa la comunión eterna entre el Padre y el Hijo. San Agustín, reflexionando sobre ello, nos recuerda que esta relación divina es de amor y unidad perfectos. Nos revela la naturaleza de la Santísima Trinidad, donde el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo existen en un vínculo de amor perfecto y eterno.
3. El misterio de la Trinidad: Como católicos, creemos en el misterio de la Santísima Trinidad, y Juan 1:1 nos proporciona una visión de esta profunda realidad. El Catecismo nos enseña que el Verbo es consustancial al Padre, lo que indica que comparten la naturaleza divina. San Agustín, en su contemplación de la Trinidad, nos ayuda a comprender que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son personas distintas, pero inseparables, que existen en una relación eterna y armoniosa.
4. El poder creador de la Palabra: En Juan 1:1, aprendemos que todas las cosas fueron hechas por medio del Verbo. El Catecismo nos recuerda que por Jesucristo, el Verbo encarnado, surgió todo el orden creado. San Agustín, en su obra, se maravilla ante el poder creador del Verbo, ilustrando cómo toda la creación refleja la sabiduría divina y la bondad de Dios.
5. Invitar a la Palabra a nuestras vidas: Por último, este versículo nos invita a acoger al Verbo, Jesucristo, en nuestras vidas. El Catecismo nos enseña que, por la fe y el bautismo, nos convertimos en hijos adoptivos de Dios, participando de la vida divina de la Santísima Trinidad. San Agustín, en sus escritos, nos anima a abrir nuestros corazones a la Palabra, permitiendo que su presencia transformadora nos guíe y nos conduzca a la comunión eterna con Dios.
Queridos amigos, al contemplar la profundidad y la belleza de Juan 1,1, llenémonos de asombro y gratitud por la revelación de la Santísima Trinidad. Que tratemos de crecer en nuestra comprensión y amor por el Verbo encarnado, y que su presencia en nuestras vidas nos transforme en testigos fieles del amor y la misericordia de Dios. Que Dios os bendiga a todos. Amén.
* * *

Irónicamente, este escritor observa que la homilía generada por la IA muestra más integridad y proporción en este tema que muchos homilistas que el escritor ha escuchado a lo largo de su vida. Esto debería hacer reflexionar a todo el mundo.

20. Papa Benedicto XVI, "Verbum Domini", 30 de septiembre de 2010.

21. Papa Francisco, "Audience with the participants in the Plenary Assembly of the Pontifical Academy for Life, 25.02.2019", consultado el 23 de junio de 2023.

22. William E. May, An Introduction to Moral Theology (Huntington. IN: Our Sunday Visitor, 1994).

23. Jacques Maritain, Art & Scholasticism (Tacoma, WA: Cluny Media, 2016), 68.

24. Maritain, Art & Scholasticism, 68-69.


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