Por Ary Waldir Ramos Díaz
El cardenal Becciu, sentenciado a cinco años y medio de prisión, ha reafirmado vehementemente su inocencia. Sus abogados planean apelar la sentencia carcelaria emitida al término del juicio por corrupción en el Vaticano. La presentación de la apelación automáticamente “suspende” la condena. En caso de que se confirmara una condena después de las diversas apelaciones, el cardenal Angelo Becciu podría no ingresar inmediatamente a prisión y, por diversas razones, podría no ser recluido en el Vaticano, aunque si la posibilidad no se puede excluir en términos absolutos.
La Ciudad del Vaticano cuenta con una fuerza de gendarmería (sede en la cual se encuentran algunas celdas) y un renovado y fuerte sistema de justicia penal, con magistrados laicos italianos. Este es el tribunal que ha sido sede, en tiempos modernos, del primer juicio penal contra un cardenal. Aun cuando es el único estado en el mundo que carece de una prisión propiamente dicha, disponiendo únicamente de algunas celdas que fueron reestructuradas no hace mucho para servir de prisión con criterio de seguridad, humanidad, garantía de espacios vitales, luminosas y aireadas. El Vaticano no tiene un edificio cárcel exclusiva, pero sí la infraestructura para poder, si quiere, tener un preso por largo tiempo.
El Estado Vaticano tiene la opción de pedir que los condenados cumplan sus sentencias en cárceles italianas, conforme al Concordato de Letrán de 1929 que rige las relaciones entre Italia y el Vaticano. Según el artículo 22 de este acuerdo, Italia está obligada también a procesar los delitos ocurridos en el Vaticano si así lo solicita la Santa Sede.
El caso más reciente de un miembro del clero que estuvo detenido en una celda dentro del territorio del Vaticano corresponde al del sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, quien ocupaba el puesto de “número dos” en la entonces prefectura de Asuntos Económicos. Balda fue acusado y condenado por proporcionar documentos confidenciales a dos periodistas italianos sobre asuntos financieros y económicos, conocido por la prensa como Vatileaks 2.
Vallejo Balda fue arrestado por la Gendarmería en noviembre de 2015 y posteriormente recluido en una de las celdas. Más adelante, el juez le concedió el arresto domiciliario en un apartamento dentro del Vaticano, con la condición de no mantener contacto externo durante el proceso judicial. Sin embargo, volvió a ser encarcelado antes de la sentencia por hacer uso clandestino de un teléfono móvil e Internet.
Además, en el caso de penas que no excedan un límite específico, la práctica judicial en el Vaticano implica la suspensión de la pena, evitando el encarcelamiento a menos que se cometa algún otro delito. Por supuesto, esto aplica exclusivamente a delitos dentro del Vaticano.
Las celdas en el Vaticano
Las tres celdas en el Vaticano, ubicadas en el palacio que alberga la Gendarmería Vaticana, son compactas y tienen una estructura moderna que evoca la de una celda destinada a un monje rebelde, aunque sin las austeridades del monasterio benedictino del siglo XIV descritas en El nombre de la rosa. Durante el primer período de estadía forzada de Vallejo Balda, se le permitió tener una televisión consigo.
El primer individuo alojado en una celda de la Gendarmería Vaticana fue Paolo Gabriele. El mayordomo de Benedicto XVI, fue encarcelado por aproximadamente tres meses. Conocido como 'el cuervo', su papel implicó copiar y resguardar documentos que Ratzinger quería destruir. Más de mil documentos confidenciales recolectados entre 2006 y 2012 fueron descubiertos en su residencia durante una inspección.
A pesar de la sentencia, Gabriele no cumplió ni la mitad de su condena, ya que el 22 de diciembre Benedicto XVI lo visitó en la cárcel para perdonarlo, firmando su indulto para que pudiera reunirse con su familia y celebrar la Navidad. Gabriele, padre de tres hijos, fue liberado después de la visita de Ratzinger.
En el caso de Becciu, Francisco, como autoridad suprema, podría perdonar al cardenal por los delitos financieros e imponer algún otro castigo simbólico, como ordenarle que abandone el Vaticano y regrese a su Cerdeña natal. Pero, expertos y personas cercanas a Becciu aseguran que no aceptaría.
Cumplir pena en el Vaticano
Volvamos al tema de las celdas. Aunque el Vaticano no cuenta con la estructura burocrática típica de una prisión en estados seculares, tiene la capacidad de hacer cumplir penas dentro de su territorio, incluso si carece de cancerberos nocturnos, comedores o programas educativos y recreativos. Sin embargo, es poco probable que se busque una detención prolongada para alguien, ya que esto podría implicar el riesgo de violar convenciones o estándares internacionales, aspectos extremadamente sensibles para Bergoglio.
Otro precedente de reclusión provisoria, es el del caso del arzobispo polaco Jozef Wesolowski, quien llevaba cinco años como nuncio apostólico en la República Dominicana, donde abusaba de menores dedicados a la prostitución infantil. En agosto de 2013, la Secretaría de Estado le había llamado a Roma. Cuando el ex nuncio Wesolowski fue arrestado en el Vaticano, permaneció bajo arresto domiciliario, al igual que monseñor Carlo Alberto Capella, el exsecretario de la nunciatura que luego fue condenado en 2018 por pornografía infantil por el Tribunal Vaticano.
Varios de los condenados, entre ellos el cardenal Becciu y el financiero italiano Raffaele Mincione, residente en Londres, han anunciado sus intenciones de apelar. Y en caso de ratificación de la condena, cabría también el recurso por casación, con suspensión de la ejecución de la pena. Esto sugiere que, probablemente, de mantenerse las condenas según la solicitud inicial, la cárcel se cumpliría en Italia, como ya lo mencionamos.
No obstante, según expertos consultados por El Debate en materia jurídica vaticana y considerando la nueva reforma penal impulsada por Bergoglio (Ley N. DXXXI, cambios al código penal, 6 de septiembre de 2022), si las condenas se reducen a menos de dos años, la pena permanecerá suspendida. Además, si no se cometen delitos (dentro o en detrimento del Vaticano) en un lapso de cinco años, estas condenas se cancelarían automáticamente.
Hasta ahora, Gianluigi Torzi es el único de los nueve acusados que ha estado en detención preventiva después de ser interrogado por los magistrados en el Vaticano. A pesar de esto, es importante considerar que el cardenal no tendría derecho a usar la suspensión condicional de la pena, tratándose de una condena a 5 años y medio; pero también se debe recordar que por razones de edad el cardenal, que ya cuenta con 75 años, podría no ir a prisión.
El Debate
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