martes, 3 de octubre de 2023

SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS

3 de octubre: SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS,(*)
Virgen


Si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecar,
sácalo y arrójalo fuera de ti.

(Mateo, 5, 29).

La rápida difusión del culto a Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz es uno de los acontecimientos más notables de la historia religiosa de nuestra época. Entró al Carmelo de Lisieux a la edad de 15 años en 1888, y murió en él el 30 de septiembre de 1897. En pocos años fue conocida en el mundo entero, y su caminito de sencillez y de perfección en las cosas cotidianas se hizo célebre en la espiritualidad cristiana. Numerosas gracias y milagros fueron atribuidos a su intercesión. Fue canonizada en 1925.


MEDITACIÓN - EL CRISTIANO DEBE SER CIEGO, MUDO y SORDO

I. Para ser dichoso en este mundo, para vivir en él santamente, hay que ser ciego para muchas cosas. Cierra los ojos a todo lo que pueda hacerte concebir malos pensamientos, causarte tristeza o inspirarte orgullo; no mires los defectos de tu prójimo, o los tuyos. Dios mío, hazme ver la fealdad del pecado y la hermosura de la virtud. Aparta mis ojos para que no vean la vanidad. (El Salmista).

II. .Hay que saber ser mudo para vivir como cristiano. Cuando se presenta una ocasión de hablar bien de ti mismo, de hablar mal del prójimo, de faltar la caridad, guarda silencio; porque generalmente sucede que quien habla mucho comete muchos pecados y profiere palabras que lamenta después amargamente. No hay nada más provechoso que vivir en el recogimiento, hablar poco con los demás y mucho consigo mismo. (Séneca).

III. ¿Para qué querer oír todo y saber todo? ¡Muchas palabras criminales, muchas maledicencias, muchos discursos impíos o atrevidos turbarán la paz de tu alma y despertarán en ella pensamientos vanos o peligrosos! El retiro te facilitará la observancia de los tres consejos que hemos dado. Retírate a la soledad, no con el cuerpo sino con el espíritu; la soledad del espíritu es la que se te recomienda, no la del cuerpo. (San Bernardo).


ORACIÓN

Señor, que habéis dicho: 
“Si no os hacéis semejantes a niños, no entraréis en el reino de los cielos”, 
concedednos que imitemos de tal modo la humildad y sencillez de corazón de la virgen Santa Teresa, 
que logremos alcanzar las recompensas eternas. 
Por Jesucristo Nuestro Señor. 
Amén.


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