domingo, 17 de enero de 2021

MONSEÑOR HÉCTOR AGUER: MARADONA Y LAS DESMESURAS ARGENTINAS


El Arzobispo Emérito de La Plata, Monseñor Héctor Aguer reflexionó sobre la muerte de Diego Maradona afirmando “qué terrible que haya muerto en tanta soledad un hombre como Maradona que lo tuvo todo en cierto modo… Les cuento que he rezado por él y he ofrecido una misa por él”.


Texto completo de la alocución de Mons. Héctor Aguer:

“Este año terrible que hemos vivido en todo sentido, por la pandemia y luego también los estragos sociales y económicos que se han producido a causa de esto, terminó con algo muy triste que fue la muerte de Diego Maradona. Es algo muy triste. A mí me impresionó enormemente todo el aparato que se ha creado alrededor de esa muerte y una desmesura muy grande sobre todo en el velatorio y el entierro.

Todavía sigue pendiente la cuestión. Se habla ahora de que, en realidad, probablemente no fue bien atendido pero lo que más me impresionó fue la soledad de ese hombre. Un hombre tan famoso, que ha conseguido grandes logros deportivos, muchísimo dinero, ha muerto en soledad. 

Y me pregunto: ¿A nadie se le ocurrió acercarle un sacerdote para desempolvarle un poco el bautismo que residía en el fondo de su alma? Todo eso es muy triste y muestra la desmesura que hay en ciertas cuestiones en la Argentina.

Ustedes recuerdan lo que pasó con los enfrentamientos y demás cuando la Sra. Vicepresidenta mandó cerrar las puertas porque quería estar sola frente al ataúd y el desastre que se armó con los policías, la discusión sobre la reyerta sobre si la culpa la tiene el Gobierno Nacional o el Gobierno de la Ciudad, y como digo la investigación acerca de si efectivamente en la muerte no ha habido otras responsabilidades. Que terrible que haya muerto en tanta soledad un hombre como Maradona que lo tuvo todo en cierto modo.

Yo he citado muchas veces ahora que he hablado del tema un episodio que cuenta Juan Luis Gallardo, un excelente escritor, y que vivió estando en Roma poco después del Mundial de México que ganó Argentina. Ustedes recuerdan que ese Campeonato Mundial lo gana Argentina con dos goles muy importantes de Maradona: uno el resultado de una jugada genial y otro que realizó con la mano, el árbitro no lo advirtió y todos festejamos “la mano de Dios” en todo caso. Este hombre que lo tuvo todo, como dice Juan Luis Gallardo, no tuvo la posibilidad de usar rectamente de su fama y de su fortuna. Gallardo cuenta un episodio que tuvo con un taxista romano que al verlo argentino, comenzaron a hablar de fútbol, de Maradona y le hizo esta reflexión: “Maradona è un grande giocatore ma è un piccolo uomo, o sea “Maradona es un gran jugador pero es un hombre pequeño”. Y qué quiere decir esto: que la formación humana de Maradona no le daba para sostener su fama, su fortuna, y desgraciadamente su vida privada ha sido un continuo mal ejemplo de conductas extraviadas desgraciadamente.

Cómo es posible en un país como el nuestro que nadie se le haya acercado y sobre todo en los últimos tiempos, en este último período de su soledad y de su enfermedad. Una pena que nadie se le haya acercado para hablarle de Dios, de Jesucristo, para hablarle del sacramento de los enfermos. En el entierro hubo un sacerdote que rezó un responso pero no es lo mismo porque lo que había que lograr, de algún modo, era la conversión de Maradona. Fíjense ustedes qué hubiera sido con la fama de este hombre una vuelta de él a la vida de la gracia. Si él se convertía y eso se hacía público, se sabía, hubiera sido un ejemplo maravilloso pero, en cambio, estamos con el peso de esos otros malos ejemplos que vaya uno a saber por cuánto tiempo seguirán.

Les cuento que he rezado especialmente por él, he ofrecido una misa por él y creo que debemos hacerlo también. Debemos disminuir un poco esta desmesura. En el fondo la desmesura es el valor que se le otorga al fútbol en la sociedad argentina porque aquí es más importante un futbolista que un científico, que un gran artista, etc. y es que aquí hay una desmesura muy grande y hay que poner las cosas en su lugar. Desmesura quiere decir exageración y hay que volver las cosas a su lugar porque cada cosa vale lo que vale y no el valor que nosotros le queremos atribuir vaya a saber por qué razón”.



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