El mediático jesuita James Martin ha alertado en su cuenta de Twitter de un reportaje en el periódico católico progresista National Catholic Reporter en el que se denuncia la llegada a las parroquias de jóvenes sacerdotes con inclinaciones ‘tradicionalistas’. ¿Caza de brujas?
Por Carlos Esteban
“Lectura esencial”, alerta James Martin en su cuenta de Twitter, en un hilo que empieza enlazando con un artículo aparecido en el ‘liberal’ National Catholic Reporter.
“No son incidentes aislados sino parte de una tendencia creciente en la iglesia, dejando a los feligreses con sentimientos de rabia y aislamiento. Esencialmente es un rechazo de buena parte del Vaticano II por sacerdotes más jóvenes, este fenómeno ha escapado al radar”.
https://t.co/45vW5iaXKG
— James Martin, SJ (@JamesMartinSJ) January 27, 2021
Hace unos días, el prestigioso vaticanista italiano Aldo Maria Valli publicó en su blog, Duc in altum, una columna en la que establecía un paralelismo entre lo que está sucediendo en la Iglesia y lo que pasa en Estados Unidos, apuntando a que en ambos casos asistimos a un periodo de confusión y del fin de viejas certezas.
Hasta qué extremo pueda llevarse la analogía es algo que ignoro. Pero cada vez parece más evidente un aspecto común: la caza de brujas desatada contra los ‘disidentes’. Disidentes que, por otra parte, no son los de toda la vida, no son disidentes contra el sistema, sino contra los que ayer mismo eran ellos mismos los disidentes, más una reacción que una revolución.
El titular del reportaje en el Reporter no tiene desperdicio: “Entraron el latín, el incienso y la quema de libros, salió la mitad de los fieles”. ¿De verdad? No deja de tener su gracia, porque cualquiera puede echar cuentas y mirar cuántos iban a Misa y frecuentaban los sacramentos cuando “salieron”, hace cosa de medio siglo, con el postconcilio, el latín y el incienso, por usar su simplificación, y cuántos quedaron unos pocos años después. Ya les adelanto: una huida en masa como no se ha producido en toda la historia de la Iglesia, una verdadera “Iglesia en salida”.
El artículo está lleno de ‘perlas’ como esta: “de los seminarios de Estados Unidos siguen graduándose para su ordenación jóvenes sacerdotes que se inspiran, no en Francisco, sino en Juan Pablo II. Es un tipo silencioso, extraño e inquietante de cisma en la práctica y la disciplina de la Iglesia”.
Ya saben: inspirarse en Juan Pablo II, a quien Francisco ha canonizado, es un “tipo de cisma”. Muy revelador.
Pero el artículo, al tiempo que pretende de forma muy poco sutil atacar a sus enemigos políticos -es lo que son para ellos, realmente-, citando medios online y televisiones como la EWTN fundada por la Madre Angelica, revela por contra una verdad que les aterra: la nueva hornada de sacerdotes no se ajusta a su modelo modernista, sino que pretenden en buena medida recuperar la riqueza inagotable de la tradición perenne de nuestra iglesia.
Que eso les parezca alarmante es, en sí mismo, bastante alarmante. Francisco es un papa entre centenares, y la Iglesia de Cristo no empezó con él, como no empezó con el último concilio.
InfoVaticana
— James Martin, SJ (@JamesMartinSJ) January 27, 2021
Hace unos días, el prestigioso vaticanista italiano Aldo Maria Valli publicó en su blog, Duc in altum, una columna en la que establecía un paralelismo entre lo que está sucediendo en la Iglesia y lo que pasa en Estados Unidos, apuntando a que en ambos casos asistimos a un periodo de confusión y del fin de viejas certezas.
Hasta qué extremo pueda llevarse la analogía es algo que ignoro. Pero cada vez parece más evidente un aspecto común: la caza de brujas desatada contra los ‘disidentes’. Disidentes que, por otra parte, no son los de toda la vida, no son disidentes contra el sistema, sino contra los que ayer mismo eran ellos mismos los disidentes, más una reacción que una revolución.
El titular del reportaje en el Reporter no tiene desperdicio: “Entraron el latín, el incienso y la quema de libros, salió la mitad de los fieles”. ¿De verdad? No deja de tener su gracia, porque cualquiera puede echar cuentas y mirar cuántos iban a Misa y frecuentaban los sacramentos cuando “salieron”, hace cosa de medio siglo, con el postconcilio, el latín y el incienso, por usar su simplificación, y cuántos quedaron unos pocos años después. Ya les adelanto: una huida en masa como no se ha producido en toda la historia de la Iglesia, una verdadera “Iglesia en salida”.
El artículo está lleno de ‘perlas’ como esta: “de los seminarios de Estados Unidos siguen graduándose para su ordenación jóvenes sacerdotes que se inspiran, no en Francisco, sino en Juan Pablo II. Es un tipo silencioso, extraño e inquietante de cisma en la práctica y la disciplina de la Iglesia”.
Ya saben: inspirarse en Juan Pablo II, a quien Francisco ha canonizado, es un “tipo de cisma”. Muy revelador.
Pero el artículo, al tiempo que pretende de forma muy poco sutil atacar a sus enemigos políticos -es lo que son para ellos, realmente-, citando medios online y televisiones como la EWTN fundada por la Madre Angelica, revela por contra una verdad que les aterra: la nueva hornada de sacerdotes no se ajusta a su modelo modernista, sino que pretenden en buena medida recuperar la riqueza inagotable de la tradición perenne de nuestra iglesia.
Que eso les parezca alarmante es, en sí mismo, bastante alarmante. Francisco es un papa entre centenares, y la Iglesia de Cristo no empezó con él, como no empezó con el último concilio.
InfoVaticana
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