Lo que más desconcierta de esta ideología es la negación de la realidad, de la naturaleza, de la humanidad tal como la hemos conocido y vivido hasta ahora
En 2019 el Parlamento Europeo aprobó ante el silencio de todos, incluidos los políticos católicos, una resolución que refuta los “géneros estereotipados”, es decir, fuera del sexo masculino y femenino y por lo tanto, los roles parentales de padre y madre como estereotipos de los que debemos liberarnos.
La resolución por la que el Parlamento Europeo invitaba al Consejo a concluir la ratificación del “Convenio para prevenir y combatir la violencia contra la mujer”, también conocido como “Convenio de Estambul”, fue aprobada con 500 votos a favor y 91 en contra. La convención fue aprobada por el Comité de Ministros del Consejo de Europa el 7 de abril de 2011 en Estambul y en 2019, fue firmada por 46 países y ratificada por 34 países. Dicho así, a primera vista, nadie se atrevería a decir que estaría en contra. Pero, al leer con atención entre líneas, hay aspectos inquietantes que no solo se refieren a la violencia contra la mujer, y que de hecho no se refieren solo a la violencia en general. Por ejemplo, cuando el Parlamento Europeo reiteró que está “a favor de una dotación específica de 193,6 millones de euros para acciones de prevención y lucha contra la violencia ‘de género’ en el marco del programa Derechos y Valores”. Pero, para leer con atención entre líneas, hay aspectos inquietantes que no solo se refieren a la violencia contra la mujer, y que de hecho, no se refieren solo a la violencia en general.
¿Sabes qué significa "acciones preventivas" contra la violencia ‘de género’? Por ejemplo, enseñar a los niños en las escuelas que padre y madre, hombre y mujer son solo estereotipos del pasado, mientras hay muchos más ‘géneros’ y se pueden elegir los sexos, no son naturales.
El párrafo 4 de la sección “¿QUÉ OBLIGACIONES IMPONE EL CONVENIO A LOS ESTADOS?” lo dice explícitamente cuando requiere "acciones necesarias para incluir materiales didácticos sobre temas como la igualdad de género, roles de género no estereotipados en los programas escolares de todos los niveles". Las acciones penales contra la violencia contra cualquier persona, mujeres, niños, homo o trans ya están previstas por todos los códigos; pero aquí estamos hablando de pedagogía, educación ‘de género’, transmitiendo modelos alternativos de referencia a la familia que rozan peligrosamente el caso Bibbiano.
Los eurodiputados católicos, si no me equivoco, de inspiración cristiana, en sus programas políticos han dicho que quieren proteger a las familias y los niños... ¿no tienen nada que objetar? ¿Sus líderes no dicen nada? ¿Es posible que la nueva presidenta de la comisión europea, Ursula von der Leyen, también guarde silencio? Si no me equivoco, es una católica practicante, exponente de lo popular y madre de numerosos hijos.
Y la Iglesia guarda silencio sobre el tema, el papa ni pestañea, la Conferencia Episcopal no dice una palabra en defensa de la familia, los sacerdotes también callan. ¿Nadie para gastar una palabra? ¿Y los conservadores, los nacionalistas se han hecho oír en voz alta?
En ese momento, el gobierno italiano presentó ante el Consejo de Europa una nota en el acta en la que declaraba que "aplicaría la Convención de conformidad con los principios y disposiciones constitucionales", es decir, mientras no estuviera en en conflicto con los artículos de la Carta que protegen a la familia. Ellos habían notado que se estaba insertando material a favor del ‘género’ y prefirieron poner las manos encima. Al menos fueron prudentes.
Como es evidente, no se trata de discriminar a nadie, se trata de no relativizar y degradar el papel de la familia, de los padres, de la procreación según la naturaleza, desde que comenzó el mundo. Ciertamente se trata de proteger a todos los ciudadanos de toda violencia e intemperancia, pero de reconocer, como nuestra constitución, nuestra tradición civil y religiosa, nuestra civilización, que la familia es el arquitrabe de toda sociedad y no puede ser reemplazada por ninguna otra variable de formas de unión y sexualidad.
Lo que más desconcierta de esta ideología es la negación de la realidad, de la naturaleza, de la humanidad tal como la hemos conocido y vivido hasta ahora: todo lo que se llamó orden natural, familia, padres, hijos, tradición, cultura, se reduce a un estereotipo, es decir: prejuicio, convención rígida y anticuada, una mentira de la que liberarnos.
La nomenklatura europea está recortando la realidad, la naturaleza, la humanidad con golpes de resolución, aunque parezca estar movida por razones morales y humanitarias. No podemos fingir que no ha pasado nada. Se está construyendo una urdimbre que apunta a la familia y los sexos de acuerdo con la naturaleza.
Marcello Veneziani, The Truth
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