Esta es una manifestación de laicos católicos, provenientes de diversas naciones, que piden ante todo al Señor que aglutine a todos los combatientes por la buena causa, a fin de formar un único ejército contra los enemigos de Dios y de la Iglesia.
Concentrándonos en esta plaza, queremos ofrecer una expresión simbólica pero real de nuestra voluntad de resistir y de no retroceder en la lucha en defensa de la Fe, pero nuestro encuentro va más allá de los límites de un lugar y de un día, y desea reunir a todos los hijos de la Iglesia militante que a nosotros se unen en espíritu y en oración.
Los enemigos han penetrado en el interior de la ciudadela y veneran a los ídolos, hasta en el santuario, “ubi sedes beatissimi Petri et Cathedra veritatis ad lucem gentium constituta est” (Exorcismo de León XIII). A los pies del Castillo de Sant’Angelo, la fortaleza que tantas veces ha defendido al Papado en su historia, invocamos la ayuda de los Ángeles y sobretodo de San Miguel, Príncipe de la milicia celestial, para que protejan a los defensores de la Iglesia y de la Civilización Cristiana y dispersen a sus enemigos.
La confusión, que es el humo de Satanás, hoy envuelve el campo de batalla. Para vencer a las fuerzas del caos es necesaria la pureza de la doctrina, la claridad de las palabras, la firmeza del ejemplo, la coherencia entre el ánimo y las obras, porque, como enseña San Pablo, “Si la trompeta diera un sonido confuso ¿quién se prepararía para la batalla?” (I Cor. 14, 8).
Para que esto suceda pidamos a María Santísima, Reina de los Ángeles, que haga de nosotros, a su imagen, hoy y siempre, una Acies ordinata (Cántico de los Cánticos 6, 3; 6, 9), un ejército en orden de batalla, con aquella tranquilidad que nace de la paz de Cristo que está en nuestros corazones y que deseamos se extienda a todo el mundo.
Roma, 28 de septiembre de 2019
Vigilia de la Fiesta de San Miguel Arcángel
Corrispondenza Romana
No hay comentarios:
Publicar un comentario