Mantuvieron los signos vitales de la mujer para que el embarazo continuara. La criatura pesó poco mas de 2 kilos. Se trató de un hecho sin antecedentes en el mundo.
Una beba nació sana y salva en un hospital de República Checa, luego de pasar cuatro meses en el viente de su mamá, que tuvo muerte cerebral cuando ella tenía apenas 16 semanas de gestación.
Eva, madre de Eliska, fue hospitalizada el pasado 21 de abril en estado de muerte cerebral pero decidieron mantener su respiración y signos vitales para hacer posible el nacimiento de la beba. La mujer sufría ataques de epilepsia y fue diagnosticada con una malformación arteriovenosa, que le provocó una hemorragia cerebral que la dejó en estado vegetativo.
Según publicó Crónica.com.ar, al momento de la internación de su mamá, el feto pesaba apenas 250 gramos pero el accionar de los médicos permitió que naciera por césarea el pasado 15 de agosto con 2 kilos 100 gramos y una altura de 42 centímetros. Ese día también certificaron la muerte de Eva.
Para lograr que la beba naciera sana, los profesionales pusieron en marcha un protocolo de cuidados, que incluía la alimentación adecuada de la menor. También reprodujeron música infantil, hicieron masajes al viente de Eva, la abuela de Eliska le leía cuentos y simularon movimientos como de una caminata con ayuda de la tecnología.
Todo ello tenía como objetivo generar la sensación de un embarazo en que la madre hubiese estado en perfecto estado de salud.
Los gastos médicos fueron solventados por el padre de la nena y sus familiares, quienes recaudaron fondos para la internación como las herramientas necesarias para el parto. En la actualidad, Eliska está al cuidado de su tía y de su papá.
Rosario 3
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